José Luis Álvarez Almeida. Presidente de Hostelería de España y de la patronal asturiana Otea

José Luis Álvarez Almeida: "En España está mal visto que un hostelero gane dinero"

"Compatibilizaré Otea con la presidencia nacional y será honrado, cuando no pueda diré: hasta aquí llego"

José Luis Álvarez Almeida, presidente de Otea y de Hostelería de España, posando para LA NUEVA ESPAÑA, este viernes por la mañana, en Oviedo.

José Luis Álvarez Almeida, presidente de Otea y de Hostelería de España, posando para LA NUEVA ESPAÑA, este viernes por la mañana, en Oviedo. / Luisma Murias

Mariola Riera

Mariola Riera

Oviedo

Acumula tantas horas de tren en los últimos días que al nuevo presidente de Hostelería de España, José Luis Álvarez Almeida (Oviedo, 1970), no le van a poder dar gato por liebre en eso de si son útiles o no los horarios del AVE Asturias-Madrid, si hay buenas frecuencias o se cumple en puntualidad. «Llevo muchos viajes y ni un percance... De momento», explica este viernes 21 de marzo por la mañana bien temprano a LA NUEVA ESPAÑA durante su primera entrevista como líder nacional de la patronal hostelera, cargo que asumió el pasado día 18 y que está dispuesto a compatibilizar con la presidencia de la asturiana Otea, para lo que fue elegido hace apenas medio año. Almeida, como se le conoce en el gremio y también fuera, sustituye al aragonés José Luis Yzuel, fallecido recientemente y cuyo recuerdo le arranca unas sentidas lágrimas: «Tengo mucha pena, mucha tristeza, se me fue un presidente, pero también un amigo».

–Le queda su legado, ¿qué destaca?

–Yzuel, por encima de todo, ha sido el gran líder de la hostelería en los últimos años en España. De todos los presidentes que conozco, ha sido el líder más innato, el que nos unió a toda la hostelería. Nos deja una asociación fuerte, saneada, con criterio, con visión y con mucho futuro. Y sobre todo estamos unidos. Somos un grupo de presidentes de 52 asociaciones en España. Nos conocemos, nos hablamos todos, cada uno con su acento, cada uno con sus problemas, cada uno con su particularidad. Los vascos, los catalanes, los valencianos, los murcianos, los de Cádiz, los de Extremadura, los gallegos... Todos estamos en torno a una mesa juntos como nos pidió Yzuel, trabajando unidos.

–Sorprende que Asturias, con un sector tan pequeño, se haya hecho con la presidencia.

–Sorprende, sí. Lo decía mi mujer en la toma de posesión, que cuando estás ahí arriba y tienes a los líderes de País Vasco, Valencia, Andalucía, Navarra... Pero el presidente es de Asturias, pues da un poco de respeto. Además, también hubo generosidad por parte de otro candidato que se quería presentar a las elecciones. Hablamos y hoy es vicepresidente conmigo.

–Algo se habrá hecho bien desde Asturias.

–Primero desde que se fundó en 1977 esta asociación no hizo otra cosa que crecer, aquí no hubo debilidades de otras asociaciones que subieron y bajaron. Sí, también tuvimos momentos de crisis, pero esta asociación siempre supo tener a los mejores presidentes en todos los momentos y el que llegaba lo hacía mejor que el anterior. Por tanto, estar ahí es gracias a todos ellos. Y en los últimos diez años en Asturias hemos hecho algo que lo digo con muchísimo orgullo: somos una asociación modelo en España. Pusimos en valor más lo que nos une que lo que nos separa y alumbramos Otea.

–Están ahora de aniversario.

–Cuando nacimos nos dieron cera, tiros por todos lados. Otea es hoy una realidad gracias a tener una FADE (Federación Asturiana de Empresarios) fuerte. FADE nos ayudó mucho a crear un modelo de unión, que es lo que nos da esa fuerza de empresarios. Y también fue muy bueno contar con el apoyo de los ayuntamientos de Gijón, de Oviedo y del Gobierno del Principado. Otea es hoy fuerte gracias a ellos, y también a los vicepresidentes y directiva, y a los 14 trabajadores que tenemos para ayudar al pequeño asociado.

-Modelo para el resto de España, ¿por qué?

-Hay que decirlo con orgullo. Cuando Otea presenta cosas en Madrid las trabajamos, las luchamos y las sacamos adelante. Un ejemplo, las ayudas de eficiencia energética: había 6 millones de la anterior legislatura, tenemos una propuesta de 11,5 millones y el sector había pedido 26,5 millones. En otras regiones, cuando se presentó, se devolvieron sin llegar a consumirlos. Aquí tenemos ahora mismo déficit. Y todo eso que porque hay una asociación fuerte que se lo trabaja. Yo tengo fama de peleón, de presentaciones o planteamientos muy vehementes. Y yo creo que eso es porque el oficio nuestro nos forja el carácter: en un bar la gente llega, pide un vaso de agua y hay que dárselo frío y rápido. El servicio hay que hacerlo bien. Ese espíritu que tenemos los hosteleros es lo que nos ayuda a contar con una asociación potente y que cumple.

-Ha dicho que quiere seguir al frente de Otea, ¿hasta cuándo? ¿Podrá compatibilizar ambos cargos?

-En octubre próximo cumpliré un año de mi elección y de momento sí, voy a seguir. Uno, porque yo me debo a los hosteleros asturianos, me presenté con un equipo y debo cumplir. Dos, porque los estatutos nacionales no me prohíben estar. Tres, porque creo que hay que darle una estabilidad a Otea para cuando lleguen elecciones, que pueden ser en meses, en octubre o al final de la legislatura. Eso sí, el modelo de Otea cambiará. Teníamos un presidente ejecutivo con todas las horas del mundo dedicado a esto y ahora tenemos un presidente que le dedicará unas cuantas horas.

-¿Le dará para todo?

-Yo también hago una reflexión. Parece que cuando un empresario, un CEO, tiene 5 empresas o 14 empresas o 30 empresas, puede hacerlo. O cuando un político es presidente aquí, secretario general de su partido allá y está a nivel nacional en el Comité Ejecutivo, también puede hacerlo. Yo seré honrado: voy a hacer lo que hice en los últimos 14 años, que es trabajar cuanto pueda y lo mejor por Otea, y si no puedo, diré hasta aquí llego. Yo vivo de mi negocio, Casa Amparo, que también me necesita. No me quejo, es una etapa ilusionante y bonita. En el último ya he estado batiéndome el cobre, porque Yzuel tuvo que ponerse a un lado por su enfermedad. Pero puedo decir que da mucho menos trabajo Hostelería de España que Otea. Aquí tenemos 2.000 socios, en España, somos 52 asociaciones. La agenda sí que es más amplia: el lunes voy a Madrid, el martes a Zaragoza, luego a Vigo…

-Dígame la principal fortaleza de la hostelería española.

-El servicio. Nadie lo da en el mundo de tanta calidad y somos un sector acogedor. Estoy hablando de esa gente que viene de Colombia, de Perú, de Chile, de Rumanía y que encuentra en España un país para vivir. Este sector los acoge, da calor y les da un puesto de trabajo. Porque la hostelería española genera empleo. Hablo también por experiencia personal, lo veo en mi casa, siempre hay gente de fuera trabajando. Tengo orgullo por un caso: hace un año entró una chica de camarera, de fuera, se trajo a su marido que hoy es ayudante de cocina, en posición de ser cocinero, y luego tuvieron un hijo. Me siento orgulloso que mi sector genere proyectos de vida. Tenemos que sentirnos orgullosos y reivindicarlo ante los políticos.

-En su discurso ha pedido a los políticos que les escuchen.

-Sí. No nos regulen porque ustedes tengan ideas brillantes, que las tendrán. Al menos escuchen lo que tenemos que decir. Me refiero, por ejemplo, a las 37 horas de jornada. Es que en los convenios firmados en los últimos diez años, salvo dos excepciones, ningún sindicato las pidió ni las puso encima de la mesa. No rompamos esa paz social. Porque los que más sabemos de nuestro sector somos los empresarios y nuestros trabajadores. Dejen que esto fluya. Somos un sector que crea empleo, segunda potencia a nivel mundial… No lo estaremos haciendo tan mal, ¿no?

-Le preguntaba por la fortaleza del sector, ¿y la debilidad?

-Somos muchos y pequeños. Una empresa con 50 trabajadores en hostelería en Asturias es ya top. En España el 97% está entre 0 y 5 trabajadores. Hay que cambiar el modelo, quizás, menos empresas pero más grandes. Otra debilidad es que creo que aquí en España está mal visto que un hostelero gane dinero, como que da la sensación que solo puede ingresar Telefónica. Y no es así, porque de nuestra rentabilidad e ingresos depende que la empresa mejore, tenga mejores condiciones para sus empleados, en el establecimiento.

-Hablaba de la mano de obra, de cuya falta se quejan habitualmente en su sector. ¿Es una opción traer trabajadores extranjeros como se plantea, por ejemplo, la construcción?

-La falta de mano de obra es un problema endémico en España y el resto del mundo. De Alemania, hace dos años, a la Cámara de Comercio de Oviedo, vinieron a visitarnos para decirnos que querían trabajadores de todo tipo, mecánicos, electricistas… Lo que hubiera. Creo que en hostelería pasa como en otros ámbitos, como por ejemplo el campo, que históricamente han sido labores muy duras, sacrificadas y la gente huye. Mi abuelo y mi abuela fueron ganaderos y trabajaban 365 días al año, 24 horas. Mis padres empezaron de hosteleros y trabajaban también mucho. Yo les he seguido, a mí mi padre con 9 años me puso a trabajar detrás de la barra. Vale, eran otros tiempos… Pero mis hijos ninguno es hostelero, de momento. Las cosas han cambiado, quiero pensar que para mejor. Pero a los jóvenes hoy en día, que les pedimos de todo, que se formen, que hablen inglés, que sepan de informática, no les exigimos esfuerzo. Ese espíritu nuestro y de las generaciones anteriores no está en los colegios. En todos los oficios hay mucho sacrificio y esfuerzo, pero en la hostelería más.

-Difícil lo pone para animar a la gente.

-Un camarero atiende al público. Y no puede doblar la cabeza aburrido o tener dolor de muelas, porque detrás de la barra se exige una sonrisa. Es lo que primero valora el cliente. En otras profesiones tienes un mal día y como te ven la cara, pues tiras. Aquí no. Necesitamos trabajadores, sí. Pero creo que los hay, ahí están las cifras de parados. Lo que pasa es que alguien no está haciendo los deberes para que falte mano de obra cuando hay gente al paro.

-¿Quién lo hace mal?

-El gobierno. Desde las oficinas de empleo tenemos que buscar los mecanismos para que los que quieran trabajar de verdad se lo demos. En todos los sectores. Explicarle a la gente lo que se necesita y lo que tiene hacer y dar. Abramos las bolsas de empleo. Yo digo que no hay malos hijos, lo que hay son malos padres. No hay malos camareros, hay malos empresarios. Y por lo tanto, creo que el que no tiene la culpa es el que está en paro. El que está buscando trabajo bastante tiene. Vayamos a buscarle y decirle lo que necesita hacer.

-¿Algo falla en la hostelería cuando crecen los asalariados y bajan los autónomos?

-Esto tiene su origen en la pandemia. A los autónomos nos trataron tremendamente mal y hubo mucha gente que decidió que hasta aquí llegaba. Así que muchos hijos de esos autónomos que podían seguir con ese negocio, se dieron cuenta de que no merecía la pena. Esto enlaza con lo que hablábamos antes, la tendencia a empresas más grandes. Hay una concentración. Es cierto que tenemos menos negocios, pero hay más facturación. La vida del autónomo es difícil en la hostelería. Muchos han sido contratados por grandes empresas.

-¿Pandemia superada?

-Nos cerraron el primer día y nos dejaron tirados sin nada; fuimos el sector al que más se apretó. La gente pidió créditos y a día de hoy hay que gente que sigue pagándolos. Pongo como ejemplo Valencia, donde hay hosteleros que no han tenido ninguna ayuda efectiva por la dana y que siguen pagando los créditos del covid. Esta es la vergüenza de una situación de injusticia. No voy a olvidar Valencia. La grandeza de este sector es la capacidad que tenemos de resiliencia. 

-Cambiemos de tercio. Antes hablaba del gran apoyo recibido de FADE. ¿Qué ha echado en falta de María Calvo, actual presidenta, para dar su apoyo público en las próximas elecciones a su contrincante, José Manuel Ferreira?

-Soy de principios y valoro mucho la trayectoria. Con Ferreira me uní en su día a un proyecto en el que estaba Carlos Paniceres (presidente de la Cámara de Comercio de Oviedo) hace ocho años. Ellos dos, junto a Belarmino Feito y yo nos presentamos a unas elecciones de FADE. Las circunstancias después con Belarmino, en un momento determinado, fueron las que fueron y entró María, que la metió Ferreira. Pero en el origen éramos los cuatro en un equipo con mucha más gente también. Con Belarmino es cierto que estaba la cosa un poco revuelta, pero quiero decir que pese a aquel desencuentro le sigo apreciando, por la valentía que tuvo. Entonces, cuando llegamos a la presidencia de FADE, Ferreira dio un paso atrás y entró María, que se quedó.

-Y no le ha gustado lo que ha hecho, entiendo.

-A ver, no lo ha hecho mal, quiero ser justo, y en pandemia María estuvo ahí y ayudó mucho. ¿Qué le he echo yo en falta? Creo que necesitamos una presidencia con mucha más fuerza. Necesitamos una nueva FADE. Con María, el gobierno del Principado está cómodo. Y no debe ser así.

-Pues iba a preguntarle a usted precisamente por su “luna de miel” con el gobierno regional. Se nota buena sintonía con la Vicepresidenta Gimena Llamedo, que se ocupa del turismo. Se la ve “cómoda” también con Almeida al frente de Otea.

-No, vamos a aclararlo. La anterior Viceconsejera de Turismo que teníamos, para mí, fue la peor con diferencia. FADE no estuvo a la altura de las circunstancias porque debimos haber pedido la dimisión, haber presionado más. Yo me enfrenté.

-Pero ahora, perdone, insisto, hay “luna de miel”. Al menos eso dan a entender.

-Es que lo pasé muy mal en la anterior legislatura, Otea estuvo desaparecida: no se nos escuchaba, ni se nos atendía… Ha habido un cambio, sigue de presidente Adrián Barbón pero tenemos una vicepresidencia de la que dependemos directamente, como pedíamos. Gimena conoce muy bien el sector, tiene mucho carácter, es de todo menos dócil en la negociación, pero escucha. Hay diálogo. Sí, hay luna de miel, porque nos escuchan. El Principado lo hace, al igual que los ayuntamientos de Gijón y de Oviedo.

-¿Y ese buen entendimiento se trasladará entre Hostelería de España y el gobierno de Pedro Sánchez?

-Soy el novato de la clase, acabo de llegar. Mi relación con el Ministro de Turismo, Jordi Hereu, es buena, coincidí varias veces con él. Pero nosotros dependemos de otros departamentos también. Con Pedro Sánchez tendré el mismo rigor que he tenido en Asturias: diálogo, trabajo y firmeza. Será el planteamiento en Madrid.

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