Maruja Mallo, "la mujer moderna"
El Centro Botín reúne en Santander la mayor colección de la artista gallega, una creadora humanista, visionaria, feminista y aún por reivindicar

"Mensaje del mar", óleo de Maruja Mallo expuesto en el Centro Botín de Santander. | BELÉN DE BENITO

El Centro Botín inaugura hoy una gran antológica de Maruja Mallo (Viveiro, Galicia; 1902), que con su presentación ahora en Santander y el próximo otoño en el Museo Nacional Centro Reina Sofía, va camino de convertirse en el acontecimiento artístico del año en España. La grandeza de la exposición radica en el ingente número de obras reunidas, más del 75 por ciento de toda la producción pictórica de la artista, según las estimaciones de su comisaria, Patricia Molins, además de fotos, escritos y diversa documentación, en algunos casos inéditos, y también en la forma en la que muestra a una creadora visionaria –vinculada en su juventud a Avilés– con un posicionamiento más social que político y rabiosamente feminista, exponente ella misma de lo que se dio en llamar a principios del siglo XX "la mujer moderna".

Algunas de las obras y los materiales expuestos en el Centro Botín durante la presentación de la muestra de Maruja Mallo, ayer, en Santander. | BELÉN DE BENITO
Manuel Segade, el director del Reina Sofía, defiende que, por encima de su rareza, "Maruja Mallo fue la artista que hizo la mayor aportación al imaginario visual de la Generación del 27", precisamente en una época, los años 20 del siglo pasado, que "fue la Edad de Oro para las mujeres artistas en España", como el XVI y el XVII lo había sido para los varones. "Máscara y compás", la exposición que hasta el 14 de septiembre puede visitarse en el espectacular edificio de Renzo Piano que sirve de sede a la Fundación Botín, contiene cerca de 90 pinturas, realizadas por Maruja Mallo entre 1924 y 1982. Fátima Sánchez, la directora del Centro Botín, contaba ayer que en el empeño de hacer llegar la obra y la personalidad de Maruja Mallo a "todos los públicos, para elevar el lugar que ocupa en la historia del arte",y con el propósito de que su obra dé pie a la reflexión y sirva para eleva el espíritu, llevan trabajando desde 2022. "Conocer a Maruja Mallo te cambia un poco la vida", admitió.

Maruja Mallo, "la mujer moderna"
"Queríamos mostrar la obra de Maruja Mallo, pero queríamos hacerlo desde una nueva perspectiva", comentó, del mismo modo que la Fundación hizo anteriormente con Miró, Calder o Picasso. Lo han conseguido, finalmente, uniéndose a "un gran aliado", de la envergadura del Centro de Arte Moderno Reina Sofía, de donde provienen muchas de las obras, y contando con la colaboración de socios como el Art Institute of Chicago, el Georges Pompidou de París, el Museo Nacional de Artes Visuales de Montevideo, el Benito Quintela y el de Arte Latinoamericano de Buenos Aires, el Rosa Galisteo de Santa Fe, también en Argentina, el Museo Patio Herreriano de Valladolid, el Provincial de Lugo, y con ellos muchos coleccionistas privados, 44 en total, incluidos varios miembros de la familia de Maruja Mallo.

Maruja Mallo, "la mujer moderna"
Barbara Rodríguez, la directora de exposiciones del Centro Botín, considera a Maruja Mallo "la artista más singular heterogénea y fascinante de la vanguardia española", que profesó "un humanismo revolucionario" y creó "una iconografía para un nuevo orden". En esta exposición se muestran reunidas por primera vez las obras que la artista realizó en España y las de su exilio americano, que llegan de Argentina y Uruguay, y la serie completa de sus populares verbenas, los cinco cuadros. De momento, estos primeros días solo se pueden ver cuatro, pero en unos días llegará la quinta, ahora en una exposición en la Fundación Mapfre, en Madrid.
"Máscara y compás" es una reivindicación de Maruja Mallo y de su trabajo, de su pensamiento y su obra. Patricia Molins, su comisaria, que forma parte del departamento de exposiciones temporales del Reina Sofía, afirma que hay "muchas artistas pendientes de revisitar, pero el de Maruja Mallo era el caso más flagrante".
Molins repasó ayer extensamente la vida y la obra de la artista, nacida en Lugo, hija de un funcionario que trabajaba viajando por Galicia y Asturias. En Avilés, de hecho, la artista pasó buena parte de su juventud e inició su formación. Pero es en 1922, cuando la familia se traslada a Madrid, el momento en que Maruja Mallo –nombre que ella misma se dio, el real era Ana María Gómez González– empezó los estudios de arte y entró en contacto con el grupo de artistas de la Residencia de Estudiantes.
La personalidad de Maruja Mallo, y su obra, es más "compleja y secreta de lo que puede parecer a primera vista", según Molins, y la palabra que más ha escuchado en estos años de trabajo referida a ella ha sido "fascinante". "Tenía enorme seguridad en sí misma, aplomo y desparpajo", la describe Molins. Representaba a mujeres "activas y dinámicas", como era ella, amante de los deportes y los baños en el mar.
La figura de Mallo es casi inabarcable, tanto por su pensamiento y su producción como por las relaciones y colaboraciones que tejió. En 1922 conoció a Dalí y a partir de ahí se incorporó al grupo que conformó la Generación del 27. "En 1936 era la pintora más importante de España, teniendo en cuenta que Dalí y Picasso estaban fuera", y junto a Lorca fue diana de duras críticas reaccionarias.
La exposición del Centro Botín reúne sus series pictóricas, sus estampas, sus ilustraciones para la "Revista de Occidente" –mantuvo una estrecha colaboración con Ortega y Gasset y con su hija Soledad–. Además, da pistas sobre otras vertientes de su trabajo, como el teatro o la cerámica. Esta última tendrá más relieve, a través de los apuntes y cuadernos del Archivo Lafuente, en el montaje de "Máscaras y compás" en el Reina Sofía, donde se exhibirán aún algunas obras más.
La investigación que ha requerido la exposición ha dejado algunas sorpresas, algún dibujo inédito, algún escrito desconocido, más datos sobre su relación con Oteiza, que llegó a ser estrecha… "La conversación sobre Maruja Mallo está abierta", declaró Molins, de modo que aún habrá mucho nuevo que contar sobre ella en el futuro. "Hay que intentar que esté en la liga que le corresponde entre los surrealistas y las mujeres de vanguardia", insistió Segade, para quien la visita a Santander tenía un aliciente extra, porque a unos metros del Centro Botín se materializará, en un par de años –él espera inaugurar en 2026– la apertura de la sede asociada del Reina Sofía, en la antigua sede del Banco de España.
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