Carolina Inaraja | Propietaria de bodegas Monte la Reina (Toro, Zamora)

"En España no se enseña bien la cultura del vino"

"La denominación de origen de Toro no ha evolucionado con las tendencias, el consejo regulador está algo anquilosado"

Carolina Inaraja, con un vino tinto de Toro, en Monte la Reina. | Cedida a LNE

Carolina Inaraja, con un vino tinto de Toro, en Monte la Reina. | Cedida a LNE

Mariola Riera

Mariola Riera

Oviedo

Carolina Inaraja tiene una visión moderna y, en cierto modo, algo revolucionaria del mundo del vino en una de las denominaciones de origen con más solera de España, la de Toro (Zamora). En algo tenía que notarse que es la bodeguera más joven de ese territorio. Está al frente de Monte la Reina, que se nutre de los viñedos que crecen en una finca agrícola familiar en la que también trabajan sus hermanos y que fundó su padre. El próximo 28 de abril presentará en Oviedo, en el restaurante Nastura, de la familia Manzano – cuya cocina conoce bien desde hace muchos años y disfruta cuando se escapa a descansar a Asturias– su última creación, Jade, un monovarietal de tinta de Toro. Hasta ahí todo normal, pero es que el vino tiene algo más: una crianza de 12 meses en barrica de roble francés que ha sido tostada con rocas volcánicas de jade en su interior.

La pregunta, supongo, que más habitualmente le hacen. Es la más joven bodeguera y, además, mujer en un mundo que es básicamente de hombre. ¿Lo ha tenido difícil?

Pues ser mujer ha sido una ventaja. Yo siempre lo vi así. No somos tantas y entonces es fácil destacar. Además, siempre he estado rodeada de hombres, bodegueros, enólogos, que me han arropado mucho. He tenido suerte.

Son pocas mujeres, pero cada vez se ven más, ¿no?

Sí, está creciendo y me alegro, porque nos apoyamos mucho. La mayoría de las que llegan es por herencia de la tradición familiar. Pero yo no. Empecé de joven y de cero, porque en familia se plantaba uva, pero para venderla a otras bodegas.

¿Por qué decidió hacer vino?

Fue un poco por imposición familiar. Monte la Reina era una finca agrícola, de regadío, muy grande. Hace 20 años o así comenzó lo del enoturismo y mi padre decidió hacer el primer complejo enoturístico de Toro. Teníamos ya el castillo del siglo XIX, que ahora es un hotelito. E hicimos la bodega para elaborar nuestro propio vino. Al tiempo decidimos abrir un restaurante. Empezó pequeño, pero todo eso ha crecido y cada hermano nos pusimos al frente de una parte: yo, de la bodega; mi hermano, de la finca agrícola; y mi hermana, del restaurante y eventos. Empecé así y ahora soy una amante del vino, me encanta y es mi pasión, más que un trabajo.

Defina el vino de Toro.

Es complicado. Empiezo por lo bueno. E

s una de las denominaciones donde más calidad se puede encontrar, sobre todo desde la tierra, desde el viñedo, porque somos una de las zonas con más viñas prefiloxéricas de toda España, incluso diría que de toda Europa. Aquí hay suelo arenoso y la enfermedad no atacó. Hay mucho viñedo antiguo. Es una de las zonas con más potencial para elaborar vinos potentes. Los de Toro son los que más tiempo te van a durar en la botella. Es cierto que en España esa tradición de vinos longevos no es como en Francia, pero bueno, la realidad es que en Toro hay ese potencial

¿Y lo malo?

Pues que veo al consejo regulador de la denominación de origen algo anticuado, anquilosado, y por eso no llevan el potencial del vino al máximo. Están cerrados a innovar, a experimentar, buscar nuevas posibilidades... Toro no ha evolucionado con las tendencias y hay que adaptarse.

Su padre introdujo la verdejo.

Sí, es una variedad admitida a día de hoy en la denominación. La empezó a cultivar en un territorio de tintos. Pero apenas ninguna bodega hace verdejo. Una pena. Yo creo que necesitamos transmitir frescura, sobre todo, para atraer al público joven.

A usted le gusta innovar también.

Digamos que me tienen un poco por la "rarita" de la denominación.

Yo sí hago bastante verdejo y también planté chardonnay, que es una de las variedades más bebidas del mundo. Nadie la tiene aquí. Y saqué un vino monovarietal, Salvaje, el primero así de toda Castilla y León. Hago eso y la gente piensa que es por llevar la contraria, pero no, lo único que quiero es dar amplitud a la denominación. Me dicen que me salga de ella si no estoy cómoda, pero yo no quiero. Lo que quiero hacer es desde el sello de Toro.

Innovador es también su Jade, el que presentará en Asturias.

Sí, es una renovación de nuestro crianza de toda la vida. Al final casi todas las bodegas de España solemos tener un crianza, que son vinos que pueden llegar a un público muy general, un precio asequible, calidad. En Toro veía que todos hacíamos lo mismo con nuestra uva tinta. Entonces, ¿por qué van a comprar el mío si lo tienen todas las bodegas? Y dándole vueltas me puse a trabajar el tema de la barrica. Creo que a los vinos de aquí les va muy bien. Aposté por esta nueva forma de tostado, que no he inventado yo, sino un señor en Miranda de Douro. En este caso el tostado de la madera no es quemando, sino que se meten rocas volcánicas, en nuestro caso la de jade, muy al rojo vivo en un tambor. Va dando vueltas y le aporta esos aromas a la madera propios de las rocas, más sutiles, que respetan más el sabor primario de la uva.

¿Y cómo es Jade?

Tiene más frescura, es más amable, rompe algo ese tópico de que los vinos de Toro son duros. Es muy fácil de beber.

¿Con qué aconseja maridarlo? Alguna receta asturiana dirá.

Una fabada, sin duda. Porque no deja de ser un vino tinto de Toro, con mucho sabor, mucho aroma. También le pegan unas patatas al cabrales, porque el vino te limpiará bien la boca. Y con esos quesos buenos que en Asturias tenéis. También la carne.

¿Somos los asturianos bebedores de vino de Toro o nos quedamos entre el rioja y el ribera clásicos?

Eso es así en toda España por desgracia. Cuesta romper esa regla clásica. Diría más: la gente conoce la denominación de Toro, pero luego no lo consume. Cree que si pide un rioja o un ribera siempre va a acertar. También en esto culpo algo al consejo regulador, creo que deberíamos hacer más promoción. Vendernos. Yo lo estoy haciendo ahora.

La gente joven no es de vino.

Es cierto. Incluso yo, que me crié en Toro, con menos edad no era de vino. Creo que en España el vino es como el fútbol: todo el mundo habla, opina, pero al final no es real eso que dice. A un joven le des lo que le des no lo distinguirá ni apreciará, porque no tiene paladar. Hay que empezar enseñándole, acostumbrándole. Poco a poco. Alguien que empieza no puede empezar por un reserva, sino por vinos más amables y fáciles de beber. No enseñamos bien la cultura del vino en España.

¿Conoce el vino asturiano, la pequeña DOP de Cangas?

Sí, porque me gusta mucho la cocina de los Manzano, vamos a menudo y, claro, los pruebo. Unas cosas me han gustado más que otras.

¿Y la sidra?

Cuando voy intento beberla, claro. Para vino ya tengo aquí todo el año.

Por curiosidad, ¿le perjudican los aranceles de Trump?

Pues no teníamos mercado allí, sí en muchos sitios, pero no en EE UU. Y resulta que justo cuando me animé pasa esto. He tenido que dar marcha atrás. Es malo lo que pasa.

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