El "troceo" gracias al que el carbón sigue siendo gran negocio: unos márgenes muy rentables que se multiplican si se mete producto irregular
La importación de mineral para mezclarlo con el extraído en minas nacionales, con su posterior selección para distintos mercados, permite beneficios que se multiplican si se incorpora carbón de origen irregular

El carbón sigue siendo negocio. / LNE

Tras el cierre de las minas y el aparente fin de ciclo que se produjo en Asturias con la clausura de la actividad extractiva del carbón amparada por la Unión Europea, lo cierto es que el negocio basado en este mineral no ha desaparecido en el Principado; solo ha mutado. En apariencia agónico y residual, anclado en un pasado industrial extinto, desde hace años ha resurgido como una economía paralela de alto rendimiento. El trágico accidente de Cerredo, donde la empresa Blue Solving extraía presuntamente carbón de manera ilegal burlando todos los controles públicos, ha puesto de manifiesto un mercado en el que se pueden obtener beneficios de forma legal, pero también una economía paralela de alto rendimiento, en la que conviven operadores sin escrúpulos, testaferros aparentemente insolventes, subvenciones públicas, permisos administrativos cuestionables y toneladas de material que se mueven sin apenas dejar rastro.
La clave que antaño estuvo en la producción de material ya no está ahí. El negocio reside, en algunos casos, en la manipulación, clasificación y reventa de carbón extraído y mineral importado de otros países. La presunta existencia de un lucrativo mercado en "B" vinculado a la venta de carbón a particulares es otra de las claves apuntadas en varias denuncias ante la Fiscalía a raíz del accidente mortal de la mina de Degaña. Los elevados precios del mineral en los mercados, impulsados tras la guerra de Ucrania, han atraído a intermediarios y "traders" que buscan hacer negocio con la compra-venta y clasificación de distintas calidades del mineral, eligiendo el comprador adecuado para cada caso.
Esta es una guía secreta para hacer negocios con el carbón; un esquema para conseguir rentabilizar transacciones internacionales y, si acaso, camuflar en las operaciones carbón "en negro" extraído de explotaciones de manera fraudulenta. Es una orientación sobre cómo es la forma de "blanquear" un recurso aparentemente en decadencia por la política de descarbonización, pero que aún supone un negocio. Varios operadores del sector y personas con profundo conocimiento del mercado internacional de las materias primas han contribuido a su elaboración.
El carbón importado "todo uno"
La minería de carbón está prácticamente extinta en España. Tras el plan de cierre de la UE se cuentan con los dedos las explotaciones con autorización legal para su explotación. Los costes laborales y la inversión necesaria hacen que la producción de una tonelada de carbón no resulte rentable. De hecho, el mineral estuvo subvencionado por la UE antes de que esta adoptase la decisión de ayudar a la clausura de las minas, porque resultaba deficitario en el competitivo mercado internacional. Tener una mina en Asturias no es el principal negocio, pero abre puertas. Para hacer dinero vale más comprarlo fuera.
Hasta antes de que se produjese la invasión rusa en Ucrania, Rusia era uno de los principales proveedores de carbón, entre otros países. La guerra de Ucrania disparó en los mercados internacionales el precio de esta materia prima. De situarse en torno a los 50 dólares por tonelada a finales de 2020, el valor del carbón se catapultó tras ya venir registrando una tendencia alcista y después de la invasión rusa llegó incluso a alcanzar valores de 450 dólares por tonelada. Ese precio se mantuvo, con oscilaciones, pero siempre alto hasta mediados de 2023, cuando volvió a caer abruptamente e inició un retroceso lento desde los 200 dólares por tonelada hasta los aproximadamente 100 a los que ahora cotiza.
Si quiere poner la mirada en un país productor al que adquirir carbón piense ahora, por ejemplo, en Australia o Sudáfrica, aunque sus mercados están ya saturados o tienen problemas logísticos por el coste del transporte. También puede pensar en Kazajistán. Siempre ha sido uno de los referentes para los "traders", intermediarios en la compra-venta de graneles y materias primas, que se encargan de tutelar la logística del traslado marítimo de las adquisiciones y obtienen un porcentaje de beneficio en cada operación. En 2023, la producción de carbón de Kazajistán fue de 116,352 millones de toneladas.
Si consigue un buen contacto de un productor, puede lograr adquirir miles de toneladas de carbón sin clasificar; según sale de la mina. Es el llamado "todo uno", en el que se mezcla carbón de distintos tamaños, también a veces con otros materiales. Una vez que consigue que ese cargamento llegue a puerto, la principal tarea estará en seleccionar y dividir ese mineral, en función de su calidad o tamaño, para buscar el mercado más adecuado, lo que le permitirá obtener beneficios. Tras la descarga del carbón importado, si usted es productor (tiene una mina) podrá incluso mezclarlo, incrementando el volumen y, de paso, logrará también alterar la composición de sus posteriores cargamentos. Por ejemplo, la antracita de Cerredo tiene una gran calidad reconocida: añadirla mejora los parámetros del carbón importado. Ahora tendrá que fijar sus objetivos en tres mercados: el de las térmicas en otros países, que exigirán ciertas condiciones específicas del mineral; el de las industrias siderúrgicas o cementeras o de otra índole que le reclamarán un carbón con bajos niveles de elementos contaminantes como el azufre; y la venta a particulares, donde hará negocio.
El mercado térmico exige unas calidades específicas
La venta a centrales térmicas sigue constituyendo un importante mercado de exportación que se realiza desde los puertos asturianos. Los clientes se encuentran ahora en otros países, como Marruecos o Turquía. De hecho, la central térmica de Safi en Marruecos ha sido un cliente habitual para el que han salido barcos carboneros desde los puertos de la región. La térmica de Safi comenzó a operar en 2019, un gigante con 1.386 Megavatios de potencia, con dos unidades de 693 Megavatios cada una. Su producción bruta se sitúa en torno a los 10.000 Gigavatios-hora. No estuvo exento de crítica el hecho de que cuando España lanzaba su plan de cierre de térmicas, Marruecos impulsaba su gran planta y el gobierno español buscaba electricidad en el mercado marroquí para cubrir sus carencias.
El suministro de carbón a centrales térmicas, como la de Safi, exige un poder calorífico específico del mineral, así como otros condicionantes. Generalmente, las térmicas recurren a organismos externos para evaluar parámetros de calidad del carbón del suministrador, como humedad o presencia de ciertos minerales. Siempre que se cumplan esos parámetros, el carbón es apto. Si la mezcla de carbón importado con el extraído de explotaciones locales se mantiene dentro de esos márgenes, el contrato es posible. No se trata de las operaciones que proporcionan gran beneficio, pero sí consiguen una importante rentabilidad.
El mercado industrial: no importa el tamaño
Otro comprador habitual se encuentra en la industria. Siderúrgicas, trefilerías, empresas de cerámica o cementeras necesitan combustible para sus hornos. Existen ciertas exigencias ambientales vinculadas a las emisiones de gases por la combustión que pueden condicionar la calidad del producto ofrecido. Pero el carbón que demandan no requiere de un tamaño específico, incluso puede estar prácticamente pulverizado. De ahí que la correcta separación del mineral pueda mejorar los márgenes de beneficio. El denominado "menudo" (las piezas de carbón más pequeñas) suelen venderse a este tipo de empresas. La multinacional Arcelor, por ejemplo, exige por criterios de sostenibilidad que su suministrador de carbón sea un productor. Eso no implica que todo el carbón deba estar producido en minas del vendedor, pero sí que ha de contar con una explotación. Así, tener una mina y mezclar carbón extraído con carbón importado permite proporcionar gran cantidad materia prima al gigante del acero. Las instalaciones de Asturias, pendientes de un proceso de conversión energético que la multinacional ha aparcado por el momento, siguen necesitando un relevante volumen de carbón anual. De hecho, uno de los suministradores de Arcelor ha sido la empresa Carbones De la Vega, del entramado familiar al que pertenece Blue Solving, la firma que extraía presuntamente carbón de manera ilegal en Cerredo. Carbones De la Vega cuenta con una explotación autorizada en Tormaleo (Ibias). Como adelantó LA NUEVA ESPAÑA, la multinacional tiene abierta una investigación sobre el origen del carbón suministrado por esta empresa, a raíz de la denuncia ante Fiscalía de la empresa Promining, vinculada al empresario carbonero leonés Victorino Alonso.
La clave está en un residual pero rentable mercado doméstico
Pese a la implantación de calefacciones de gas ciudad o eléctricas, aún subsisten en Asturias y León numerosos hogares y comunidades vecinales que mantienen calderas que necesitan carbón para su funcionamiento. También en distintos puntos de España, como Madrid. Es este el mercado más lucrativo y donde un empresario carbonero, ya sea productor, "trader" o actúe de manera mixta puede obtener una importante rentabilidad. Si además busca defraudar a la Hacienda Pública con pagos en B tiene aquí un camino fantástico.
La tonelada de carbón para las calefacciones domésticas puede cotizar a precios que rondan los 380 o 400 euros por tonelada, según fuentes del sector. Incluso, si se vende en sacos o transacciones menores la rentabilidad es aún más alta. A menudo esta venta se produce sin factura y con pagos en efectivo.
Las cuentas del "negocio" son estas
Echemos números. Suponga que usted consigue un buen intermediario que le relacione directamente con un productor de carbón en el país de origen. Si es hábil y tiene suerte puede conseguir que de Rusia o Kazajistán le llenen un barco con carbón "todo uno", sin mezclar, tal cual se extrae de la mina a un precio de unos 60 o 70 euros por tonelada. El transporte puede encarecer la tonelada en unos 15 euros. Quizás tenga que invertir algo más si quiere ocultar la trazabilidad de origen, desviándolo a través de puertos en los que las restricciones internacionales sean más laxas para estos negocios. Consiga que su barco llegue a un puerto asturiano. Necesita un espacio en el que hacer el verdadero negocio con la materia prima: trasegarla, cribarla, moverla y mezclarla. Añada los costes de separar las distintas calidades, que pueden suponer uno o dos euros por tonelada. Si es un "trader" o un empresario carbonero legal nada hay que reprochar hasta el momento: simplemente, está explorando y aprovechando las ventajas del mercado. Si usted es un empresario minero sin escrúpulos, este es el momento adecuado para incorporar a la cadena el mineral que haya obtenido de manera ilícita. Añadido al carbón importado y redistribuido en múltiples compradores es más difícil seguir la pista.
A partir de entonces, búsquese compradores distintos. Una empresa térmica a la que vender mineral que cumpla los estándares caloríficos: ahí no obtendrá mucho beneficio, pero en la transacción podrá separar material que vender a compradores dispuestos a pagar un precio más alto. Si consigue encontrar una empresa industrial a la que colocar el carbón "menudo" que ha separado en el proceso puede que consiga ganar unos 10 o 20 euros por tonelada. Si da con un proveedor que distribuya al por menor a calefacciones y propietarios, o puede hacerlo usted mismo a través de una empresa asociada a su entramado empresarial, ahí obtendrá pingües beneficios, que multiplicarán de forma muy llamativa su inversión: incluso más de 400 euros por tonelada. Los márgenes del negocio están, pues, en la capacidad para mover, separar, cargar y descargar. Si además "adereza" el resultado con carbón extraído de las entrañas locales burlando la vigilancia administrativa únicamente incrementará las ganancias; será redondo e ilegal. Aunque juegue con vidas de trabajadores.
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