Asturias pierde el pudor de llevarse las sobras del restaurante a casa: "Cada vez lo hace más gente"

Obligatorio ahora por ley, la hostelería afirma que la tendencia se extiende y va a más

A la izquierda, Diego Javita envasando comida en El Bosque. A la derecha, Adela Alonso, con los recipientes para su fabada.

A la izquierda, Diego Javita envasando comida en El Bosque. A la derecha, Adela Alonso, con los recipientes para su fabada. / L. B. / D. O.

L. Rodríguez

Oviedo / Avilés / Gijón / Pola de Siero / Langreo

Por la puerta de la sidrería El Bosque, en el entorno de la calle ovetense de Gascona, sale una clienta habitual que acaba de comer con varios túper en la mano. Se lleva las sobras de lo que pidió pero no logró acabar a la mesa, incluido el postre. El propietario, Diego Javita, no se sorprende. Todo lo contrario. "Cada vez lo hace más gente. Nosotros lo ofrecemos y muchos se llevan lo que sobra", explica el hostelero.

Pero lo que hasta ahora era una opción que quedaba a decisión del propietario –lo de ofrecer las sobras–, desde el pasado 1 de abril es obligatorio a través de la ley de Prevención de las pérdidas y el desperdicio alimentario. En su articulado recoge que las empresas de hostelería tendrán la "obligación" de facilitar al consumidor que pueda llevarse, sin coste adicional alguno, los alimentos que no haya consumido –salvo en los establecimientos tipo bufé libre o similares-. Además, para ello deberán disponer de envases aptos para el uso alimentario, que sean reutilizables o fácilmente reciclables –si no, deberán cobrarlos–, en base a la ley de residuos.

La medida se extienda rápidamente entre la hostelería asturiana. Mucha ya lo hacía y la vergüenza habitual a pedir las sobras en los restaurantes se está venciendo.

"Tirar la comida es lo peor, hay gente con muchas necesidades. Veo la medida perfecta, no supone nada tener recipientes preparados", dice Charli Orviz, al frente de Casa Rubiera, en Gijón. "Es algo natural, y tampoco les da vergüenza pedirlo", comenta. En su establecimiento es habitual que de los menús del mediodía, muchos comensales, especialmente los de más edad, se lleven uno de los platos del menú. "Suele comer el primero de cuchara y el segundo lo llevan para cenar. Siempre dimos comida para llevar y seguiremos haciéndolo", afirma.

Diego Javita, envasando comida en El Bosque. | P. A.

Charli Orviz, metiendo túpers en la bolsa. / P. A.

En el restaurante de la guisandera Adela Alonso, en Lada (Langreo), hace años que ofrecen a los comensales la posibilidad. De hecho tienen todo un catálogo de recipientes según el tamaño y la condición de esas sobras. La marca regional "Alimentos del Paraíso" ha obsequiado al Club de Guisanderas de Asturias, con bolsas en las que los clientes se pueden llevar esos túper. "Siempre lo hacemos, aunque en realidad al servir la comida emplatada no suele sobrar mucho", explica Adela Alonso. La guisandera aplaude la normativa, "porque si no todo eso se iría a la basura, antes se lo daba a los gochos pero hace tiempo que no los tengo".

Desde la entrada en vigor de la ley, no ha notado ninguna novedad. Su clientela está acostumbrada a que les ofrezcan llevarse la comida. También ocurre con el vino. "Es lo que más nos piden", explica la propietaria del conocido restaurante de Lada, "cuando no acaban la botella siempre nos lo piden para llevar", añade. También tiene bolsas específicas para esas botellas.

Iván Garmendia, preparando comida para llevar. | D. O.

Carlos Rodríguez, rodeado de túpers. / I. G.

El hostelero avilesino Carlos Rodríguez Estrada destaca que la ley de desperdicio alimentario es una buena medida de cara a la reducción de basuras y sobras de la comida. Asegura que "es algo" que en su negocio, Casa Alvarín, "se hace desde hace mucho tiempo. Disponemos de tupers de frío y de calor", indica. De momento no tienen coste. "Hay que adaptarse a la ley", apunta el hostelero, que ve "positiva" esa idea de "no generar tanta basura" en la hostelería. Detalla que cada vez más su clientela "tiene más control" con los platos de comida que demanda y "apenas dejan sobras".

Iván Garmendia lleva algo más de un mes regentando el Mesón Siero en la Pola junto a su mujer, pero les respaldan años de experiencia. Asegura que le parece muy bien que se haya aprobado la ley de contra el desperdicio Alimentario: "Quizá así lo tengamos un poco más en cuenta y no pidamos comida de más", opina.

Carlos Rodríguez, rodeado de túpers. | L. B.

Iván Garmendia, preparando comida para llevar. / I. G.

Aunque ellos llevan luchando contra este desperdicio desde que tomaron las riendas de su negocio. "Desde que abrimos, siempre hemos ofrecido a nuestros clientes la posibilidad de llevarse las sobras en un túper a sus casas", aunque reconoce que "algunos, por vergüenza, suelen decir que no", sí que es cierto que "la mayoría de los clientes aceptan o, incluso, ellos mismos lo piden".

Por norma general, la gente suele pedir más de lo que en realidad se van a acabar comiendo, bien porque quieren probar cosas nuevas o porque hay varios platos que les gustan". Aunque desde su experiencia, "siempre les aconsejamos lo mejor que podemos y, si vemos que están pidiendo demasiado, se lo decimos".

De todas maneras, en su restaurante, la comida nunca termina en la basura. "La guardamos, porque tenemos algunos clientes habituales que vienen a recogerla para dársela a sus animales", concluye Iván Garmendia.

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