Este gas es la segunda causa de cáncer de pulmón y once concejos estarán obligados a medirlo en centros de trabajo

"El problema es si la exposición es diaria y extendida en el tiempo", señalan los expertos

Este gas es la segunda causa de cáncer de pulmón y once concejos estarán obligados a medirlo en centros de trabajo

Este gas es la segunda causa de cáncer de pulmón y once concejos estarán obligados a medirlo en centros de trabajo / LNE

Oviedo

El gas radón es el segundo motivo de cáncer de pulmón en España. Es la mayor fuente de radiactividad natural y causa la muerte de unos 2.000 españoles al año. Ahora un nuevo reglamento elaborado por el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) obligará a la medición de los niveles de este gas radiactivo en el interior de los centros de trabajo ubicados en localidades identificadas como de "actuación prioritaria". En Asturias, estarían afectados los municipios de Allande, Amieva, Boal, Coaña, Cudillero, Muros de Nalón, Navia, Ponga, Tineo, Valdés y Yernes y Tameza.

El radón se origina al desintegrarse el uranio, muy presente en materiales como el granito. José Ignacio García Alonso, profesor del departamento de Química Física y Analítica y director de área de los Servicios Científico Técnicos de la Universidad de Oviedo, explica que la vecina Galicia es una de las comunidades más afectadas porque "el terreno es mayoritariamente de granito, pero en Asturias no hay muchos concejos con los niveles altos".

Solo once municipios de la región están considerados como "términos municipales de actuación prioritaria" y estarán obligados a acatar este nuevo reglamento, pero hay otros 38 que se encontrarían en zonas de riesgo medio. García Alonso reconoce que se trata de un gas "peligroso" porque es difícil de detectar sin los equipos pertinentes. No tiene olor ni color, por lo que sin un detector de partículas es imposible saber si existe una concentración elevada.

No suele presentar niveles de concentración altos al aire libre, pero tiende a acumularse en el interior de los edificios, especialmente "en zonas con suelos muy permeables o con un alto contenido en radio-226", según indica el propios CSN. La nueva normativa requiere que "los titulares de las actividades laborales que se desarrollen en lugares de trabajo situados en plantas bajas y plantas bajo rasante de los municipios de actuación prioritaria midan la concentración de radón en aire en todas las zonas en las que los trabajadores deban permanecer o a las que puedan acceder por razón de su trabajo, excluidas las zonas al aire libre".

Medir la radiactividad del radón, afirma García Alonso, "no es complicado". "Solo tienes que disponer de detectores, que no son caros y son fáciles de utilizar", indica. Según el reglamento del CSN, a partir de ahora los edificios laborales ubicados en estas zonas de "actuación prioritaria" deberán tener un detector por despacho o habitación cuando se trate de edificios compartimentados tradicionales; en los sótanos, uno por cada cuarto, sección compartimentada o semicompartimentada.

En áreas de hasta mil metros cuadrados tendrán que contar con un detector por cada 200 metros cuadrados; uno cada 400, si la superficie alcanza los 5.000 metros cuadrados; y un detector por cada 500 si se trata de áreas muchos más extensas. "Si estas un día o cinco minutos expuesto al gas no pasa nada, el problema es cuando es algo diario y extendido en el tiempo", indica García Alonso.

A finales de febrero, la diputada del PP Pilar Fernández Pardo reclamó una estrategia para reducir el nivel de exposición de los asturianos al gas radón. En concreto, propuso incluir en la historia clínica de cada paciente de la sanidad pública información sobre la exposición y tener buena gestión del conocimiento de los efectos en la salud de la población.

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