Müller da una patada al caldero antes del cónclave: así es el cardenal del "posible cisma" que aireó diferencias con Francisco en Oviedo

El cardenal Gerhard Ludwig Müller, que físicamente impresiona por ser talla de tanque alemán, hizo sonar este miércoles una alarma temible acerca de que podría producirse un cisma (más bien cismas) si en el inminente cónclave fuera elegido un pontífice que mantuviera las líneas trazadas por Jorge Mario Bergoglio, con quien el germano mantuvo serias diferencias, hasta tal punto que, llegado 2017, cuando el Papa podía renovarle por otros cinco años al frente de Doctrina de la Fe, Francisco lo apeó del que vendría a ser el tercer puesto de la Santa Sede (a continuación del propio Papa y del Secretario de Estado, Parolin en la actualidad).

Además de tratarse de una amenaza que podría afectar gravemente al cónclave y la Iglesia, y por la que debería ser amonestado, sin duda, llama la atención por su curiosa formulación a la contra de ese mensaje ampliamente difundido en Occidente, de que el mundo corre a toda velocidad hacia nuevos fascismos, o que, incluso (según nuestro parecer), ha entrado ya en fase protofascista. En cambio, Müller previene de la continuidad progresista de Francisco.

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El cardenal teutónico le ha dado una patada al caldero del precónclave cuyas consecuencias habrá que leer entre líneas en frases muy devotas de ciertos cardenales. La situación nos parece especialmente grave porque susurros de cisma, vaticanos o externos, sonaron cada poco durante el papado de Bergoglio. Además, en su lúgrube pronóstico podría haber utilizado términos como “divisiones” o “escisiones”, pero fue la palabra cisma la que utilizó, esa misma que causó las mayores crisis del cristianismo durante veinte siglos. Por eso es necesario ahora hablarlo todo sobre Müller, o casi todo.

De que era ya un cardenal con serias diferencias de criterio con respecto a Francisco nos quedó constancia en la rueda de prensa y conferencia que administró en Oviedo en 2016, previa a la que luego ofreció en la Universidad Eclesiástica de San Dámaso (Madrid), todo ello promovido por la Biblioteca de Autores Cristianos (BAC) y el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes.

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En aquella rueda de prensa, que tuvimos la suerte de seguir (por lo que ha sucedido después y hasta el presente), respondió a preguntas sobre Bergoglio con un setenta por ciento de contención, pues comentó que “sabemos que Benedicto XVI y Juan Pablo II han subrayado la sustancia de la fe, pero nuestro Papa Francisco viene de un mundo de experiencias diversas", que no coincide con la "formación académica a la que estamos acostumbrados desde hace siglos en nuestra Europa". 

Al acercarse al Pueblo De Dios, prosiguió Müller, “Francisco quiere acercarse a la gente que está alejada de la Iglesia", y en ese marco se produce "la tensión entre ser fiel a la substancia de nuestra fe y, de otro lado, el acercamiento de diálogo con los que están fuera de la Iglesia o en situaciones irregulares". El cardenal aseguró que “yo no soy una copia de Francisco, que tiene algunos serviles aplaudidores".

Sin embargo, hubo alguna pregunta que el purpurado eludió con elegancia, por ejemplo: “Usted y el Papa tienen que coincidir continuamente en diversos lugares del Vaticano, entonces ¿qué se dicen cuando se cruzan por un pasillo?, ¿se amonestan entre ustedes?”. 

Recuerdo que Müller comenzó a hablar, pero sin responder. Enlazó algunas ideas y de un modo u otro sí habló de los jesuitas, orden religiosa a la que pertenece Francisco. “Sucedía que los jesuitas siempre fueron confesores de los gobernantes europeos. Entonces, se les acercaba un príncipe y se confesaba de que iba a declarar la guerra a otro país y entonces el jesuita le decía que la doctrina de la Guerra Justa, y esto y lo otro... Pero el gobernante acababa convencido de que podía iniciar las hostilidades” (cito de memoria). Lo cual quería decir que la elasticidad en doctrina moral de los jesuitas es tan antigua como los reinos europeos del siglo XVII.

Müller, que mide casi un metro noventa y que tiene cuerpo de armario, dejaba pequeños a todos los eclesiásticos que le rodeaban en el pasillo del Seminario de Oviedo que conduce al salón de actos del edificio. Respecto al tema de su conferencia, el cardenal, expuso las líneas más estrictas, pero reales, de la doctrina de la Moral Sexual y Matrimonial. Por ejemplo, “no es posible la relación sexual de los divorciados en una nueva unión civil” o “para recibir la comunión en la eucaristía, esas personas deben abandonar la nueva unión o vivir con la otra persona como si fueran hermanos".

Estas pinceladas podrían dar lugar a creer que Gerdhart Muller sea un talibán con poca cabeza. Al contrario, su dimensión intelectual es eminente y de su trabajo han salido libros como "Dogmática. Teoría y práctica de la Teología", un grueso volumen con difusión internacional que conjuga los niveles académico y divulgador. También es el editor de las obras completas de Joseph Ratzinger/Benedicto XVI (cuyos 16 volúmenes edita la BAC en España). Por último, ha sido firme defensor de cierta Teología de la Liberación y ha visitado países de Latinoamérica en numerosas ocasiones. Por ello domina con gran soltura el castellano. Pero, pese a poder comunicarse en la misma lengua que Bergoglio, no hubo, paradójicamente, ni sintonía en el asunto de la Teología de la Liberación, que Francisco rechazó desde sus tiempos en la Argentina.

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