Funeral con luto absoluto, de negro y sin apenas joyas: así es el protocolo

Los griegos creían que las perlas se formaban con lágrimas de los dioses. Hoy, en el funeral corpore insepulto, por el Papa Francisco, las gemas que se forman en el mar son los únicos adornos permitidos para las invitadas.

El protocolo Vaticano, que pasa por ser el más exquisito del orbe, recoge una tradición que parte de la Edad Media y pervive en casas reales como la británica o la española: las perlas encarnan la supresión del color, apenas brillan ni resultan descaradas. Enlazan con la imagen de solemne sobriedad de las exequias de un Papa que ensalzó la pobreza como virtud.

La Reina de España, que reserva las perlas para grandes solemnidades, ha elegido el legendario broche de La Peregrina, una de las "joyas de pasar". Podría haber lucido el collar de 37 perlas grandes, regalo de pedida del Infante Francisco de Asís en 1846 a la reina Isabel II, y la pieza más valiosa del joyero real. Años después, el rey Alfonso XIII impidió que saliese a subasta comprándolo para su esposa, la reina Victoria Eugenia, a quien se lo regaló en 1906.

La esposa de Felipe VI se puso el hilo de perlas por primera vez en 2018. Suele combinarlo con unos pendientes también de perlas que tiene desde el nacimiento de la Princesa Leonor. Otra pieza apropiada para la indumentarias de duelo es el "broche con perla grande gris pálido rodeada de brillantes y del cual cuelga una perla en forma de pera", como lo describió Victoria Eugenia en su testamento.

Doña Letizia suele llevarlo modificado, sólo con la parte superior, sin la perla en forma de pera, que no debe confundirse con la legendaria Peregrina, ubicada en otro joyel. La Reina se colocó por primera vez el broche en la Pascual Militar de 2019 y desde entonces lo ha llevado en varias ocasiones. Perteneció a la infanta Isabel (La Chata, gran aficionada a las joyas), y Victoria Eugenia lo utilizó en numerosas ocasiones, entre ellas, en la cena previa a la boda de don Juan Carlos y doña Sofía en Atenas.

El código de vestuario es luto absoluto, con el negro riguroso color imprescindible: vestido negro para ellas y corbata negra y camisa blanca para los señores. Doña Letizia (ni el resto de reinas católicas presentes), hacen uso del "privilège du blanc" (privilegio del blanco), expresado en francés por ser el idioma de la diplomacia vaticana), ya que no se aplica en funerales.

Tampoco era previsible que la Reina de España luciese mantilla, casi nunca lo hace, aunque si así lo hubiese decidido podría incluso llevar peineta, un honor sólo reservado a España .En este caso ha optado por un velo largo.

Blanco níveo

El blanco nacarado de las perlas, que por cierto, deben llevarse directamente sobre la piel, coincide con el del hábito papal y con el tono de la nieve representada en los mosaicos de la basílica de Santa María Maggiore, también conocida como "Santa Maria dalla Neve", (Santa María de las Nieves), en la que será enterrado el Papa, la mas esplendorosa en Italia después de Loreto y una de las cuatro basílicas mayores de Roma, junto con San Pedro, San Juan de Letrán y San Pablo extramuros. La imagen de la virgen de las Nieves, de la que el santo padre era devoto, también estará en la ceremonia de San Pedro, muy cerca del féretro de madera donde reposan los restos del pontífice y al lado un cirio pascual. Cuarenta personas sin hogar ocuparán la primera fila en el funeral, lo cual hace aún más necesario ese tono austero que el Pontífice remarcó en sus últimas voluntades. En cualquier caso, esa costumbre no escrita de no usar perlas hasta que cae la tarde hoy se pasa por alto en Roma.

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