Hosteleros y pescaderos en Asturias, con la mirada en el congelador durante el apagón: "Hubo verdadero miedo"

"Si la crisis hubiera durado algo más, las pérdidas serían grandes ", afirman hosteleros y pescaderos

Marcelino Orviz, junto a uno de los congeladores con los que cuentan en la sidrería Casa Rubiera, en Gijón. | N. M. R.

Marcelino Orviz, junto a uno de los congeladores con los que cuentan en la sidrería Casa Rubiera, en Gijón. | N. M. R.

Gijón

"Si el apagón hubiera durado un poco más, las pérdidas habrían sido grandes". Con estas palabras resumía ayer el gerente de la sidrería Casa Ataúlfo, Juan José Tomás, lo que se vivió en la tarde del lunes en los negocios hosteleros de Gijón. Al igual que en el resto de las ciudades, una de las grandes preocupaciones de los responsables de los establecimientos era el estado los alimentos que contenían los frigoríficos y los congeladores. "Al durar el apagón entre seis y ocho horas aguantaron bien, pero los mariscos que estaban en los viveros se encontraban al límite", asegura Tomás.

Los hosteleros de Gijón, al igual que los del resto de las ciudades del país en las que el suministro eléctrico tardó más de seis horas en regresar, llegaron a temer por tener que desechar los productos que guardaban en el interior de las neveras. "Hubo verdadero miedo", confirmó Marcelino Orviz, propietario de la sidrería Casa Rubiera, uno de los negocios que permanecieron abierto el lunes. "Abrimos por la mañana y estuvimos solo con bebidas porque hacer comida era imposible. A las tres de la tarde ya tuvimos que cerrar porque dimos por hecho que no volvería la luz", apuntó Orviz.

Joaquín López, en Pescados Nacho, en Gijón, junto al arcón congelador en el que pudo salvar el marisco y el pescado.

Joaquín López, en Pescados Nacho, en Gijón, junto al arcón congelador en el que pudo salvar el marisco y el pescado.

El negocio cuenta con cinco congeladores que suelen estar repletos de comida. "Ahí siempre hay una cantidad importante, pero por suerte se pudo recuperar la luz a tiempo y no tuvimos que lamentar ninguna pérdida", señala este hostelero, antes de reconocer que "con el paso de los minutos la preocupación iba en aumento". "Fue una gran alegría cuando vimos que recuperábamos la electricidad porque perfectamente podríamos haber perdido entre 300 y 400 kilos de producto", aseveró.

En esa misma línea se pronunció Joaquín López, dueño de Pescados Nacho. A pesar de no abrir el lunes, en un arcón congelador tenía guardado zamburiñas, langostinos, bacalao y calamares. "Este congelador si no se abre aguanta unas seis u ocho horas tranquilamente. Como fue lo que duró el apagón, no hubo trastorno", celebró López, quien agregó que "al ser un día caluroso había incluso más miedo".

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