Entrevista | María Dueñas Escritora

"Escribo ficción pura y dura, pero intento que el trasfondo sea veraz"

Una de las autoras españolas más leídas, se consagró con "El tiempo entre costuras"; ahora, con "Por si volvemos", sigue explorando la historia a través de la literatura

La escritora María Dueñas.  | JER OSPINA

La escritora María Dueñas. | JER OSPINA

Elena Fernández-Pello

Elena Fernández-Pello

Oviedo

María Dueñas (Puertollamo, Ciudad Real; 1964) debuta este año en el jurado del premio "Princesa de Asturias" de las Letras. Desde que en 2009 saltó a la fama con la novela "El tiempo entre costuras" ha encadenado un éxito tras otro; el último, sobre el exilio español en Argelia, con "Por si volvemos".

-En sus novelas rescata historias olvidadas y las cuenta a través de mujeres aguerridas.

-Bueno, la vida las pone en esa tesitura, pero, normalmente, mis personajes y, más concretamente, mis mujeres son mujeres normales, que no tienen espíritu de grandes heroínas, ni grandes objetivos por cumplir. La vida las va empujando, no tienen más remedio que sacar las uñas, coraje y para adelante.

-Esta vez cuenta la historia de los españoles exiliados en Argelia.

-Es algo que me interesa normalmente, en varias de mis novelas: la presencia de los españoles en muchos lugares del mundo, más allá de nuestras fronteras. En "Las hijas del capitán" eran los españoles en Nueva York, entre los que había muchísimos asturianos; en otras novelas me he trasladado a Marruecos, en tiempos del protectorado. Esta novela se abre, antes del primer capítulo con varias citas, la primera es de Max Haub, preguntándose dónde estás España por el mundo abierta. Me interesa esa apertura más allá de nuestros límites, en este caso en Orán y la Argelia francesa.

-De la que los ciudadanos comunes no sabemos gran cosa.

-Fue el destino de muchos españoles, procedentes del sureste de la península, con una presencia muy interesante y que después cayó en el olvido, porque la mayoría de esta comunidad de origen español se fue afrancesando. Adquirieron la nacionalidad francesa, porque eran tiempos de la Argelia francesa, y cuando llegó la independencia, en 1962, la mayoría se marchó a Francia. Pero a mí me interesaba muchísimo recuperar Orán como ciudad española, que lo fue desde el siglo XVI, con distintas vicisitudes. Además, al margen de todo ello, es una historia muy universal. Está delimitada por unos puntos geográficos y unas coordenadas históricas, pero es la historia de los que se desarraigan y empiezan una vida nueva, y tienen que salir adelante, cayendo, remontando y sacando coraje. Y en este caso, como en algunas otras de mis novelas, la cuento de la mano de una mujer, de Cecilia Belmonte.

-¿Qué es para usted, una escritora con tanto éxito, la literatura? ¿Un modo de vida, una vía de investigación…?

-Un poco de todo. Ahora mismo es mi profesión, pero siempre fue una parte fundamental de mi vida, primero como lectora, ahora como escritora. Y para mí, además, es un proceso constante de aprendizaje, por las cuestiones sobre las que escribo, que siempre me requieren una documentación profunda, previa, que es muy enriquecedora. No se me olvida que escribo novelas, ficción pura y dura, pero siempre intento que el trasfondo sea lo más veraz y lo más coherente posible. Yo quiero transmitir esos conocimientos a los lectores también. Después, es también un ejercicio de imaginación, porque mis personajes están circunscritos a unos modelos humanos, de la época, pero son 100% ficción. No intento ser pedagógica con mis novelas, intento que los lectores las disfruten, que convivan con los personajes, sientan empatía hacia ellos, pero he sido profesora muchos años y me gusta compartir con ellos mi aprendizaje a lo largo del proceso de documentación.

-¿Le pesa la etiqueta de superventas? Sus novelas son esperadísimas, ¿siente la presión?

-No, en absoluto. Estoy encantada, absolutamente encantada, porque eso significa que los lectores están ahí, esperando libro a libro con ilusión, con ganas de disfrutar. El pequeño problema es que, a veces, quien dice superventas se queda ahí, como hablando de una literatura más de consumo. Pero son las menos ocasiones, los lectores siempre se acercan con una actitud muy positiva, muy favorable, muy grata, muy de agradecer por mi parte. Es un estímulo para seguir trabajando con ganas, para sacar lo mejor de mí en cada obra, que la novela les cautive, les seduzca y que aporte algo positivo a su vida.

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