El programa que permite que niños con riesgo de muerte súbita hagan deporte y que ahora ha sido premiado en Oviedo

Premian un programa que permite a niños y jóvenes con arritmias continuar con el ejercicio

Carlos Siñeriz (Fundación Cajastur), Georgia Sarquella-Brugada (Hospital Sant Joan de Déu), Eva Ferrer (Hospital Sant Joan de Déu), el catedrático Miguel del Valle, el rector Ignacio Villaverde; la directora de Universidades, Cristina González Morán; la investigadora Adonina Tardón, Carmen Fiuza Luces (Hospital 12 de Octubre), Alejandro Santos Lozano (Universidad Europea Miguel de Cervantes) y Omar Hernández (Universidad de Valencia). | IRMA COLLÍN

Carlos Siñeriz (Fundación Cajastur), Georgia Sarquella-Brugada (Hospital Sant Joan de Déu), Eva Ferrer (Hospital Sant Joan de Déu), el catedrático Miguel del Valle, el rector Ignacio Villaverde; la directora de Universidades, Cristina González Morán; la investigadora Adonina Tardón, Carmen Fiuza Luces (Hospital 12 de Octubre), Alejandro Santos Lozano (Universidad Europea Miguel de Cervantes) y Omar Hernández (Universidad de Valencia). | IRMA COLLÍN

Luis Ángel Vega

Luis Ángel Vega

Oviedo

La Universidad de Oviedo ha entregado el primer premio de Investigación de Medicina del Deporte a un equipo del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona que ha desarrollado un programa que permite a niños y jóvenes con patologías que pueden derivar en una muerte súbita seguir realizando actividad física al mismo nivel que antes de su diagnóstico. Recogieron el premio, en un acto celebrado en el edificio Histórico de la Universidad, de manos del rector Ignacio Villaverde, la directora de la unidad de Muerte Súbita del Sant Joan de Deu, la cardióloga pediátrica Georgia Sarquella-Brugada, y la directora de la unidad de Medicina del Deporte del mismo hospital, Eva Ferrer.

"El proyecto, en el que han participado ocho niños y jóvenes de entre ocho y 25 años, buscaba que estos pacientes con enfermedades arrítmicas relacionadas con la muerte súbita, y que eran deportistas, pudieran volver a retomar el deporte, que era parte de su vida, con la mayor seguridad", indicó Sarquella-Brugada. Estas enfermedades arrítmicas tienen una prevalencia de un caso por cada dos mil menores. "Podemos mejorar su condición física, su condición nutricional, metabólica y sobre todo su bienestar emocional, que también es parte de la salud. En todos los casos ha habido una mejoría", añadió. Y resaltó la necesidad de las campañas de detección precoz de estas enfermedades.

Eva Ferrer añadió que una de las prioridades era que los miembros del programa pudiesen retomar el deporte previo que realizaban con anterioridad. "Intentamos hacer un programa muy personalizado y adaptado, dentro de un marco muy seguro.

En la edición de este año, la vigésimosexta, se han presentado 44 candidaturas, todas ellas de una gran calidad científica y académica, como remarcó el rector Villaverde, quien añadió que el Grado en Ciencias del Deporte es sólo el comienzo de lo que pretende ser "un gran ‘hub’ en estas disciplinas".

Cáncer infantil

El segundo premio recayó en un estudio de las universidades de Alcalá, Almería, Europea Miguel de Cervantes y los hospitales Niño Jesús y 12 de Octubre sobre el papel del ejercicio físico en supervivientes de cáncer infantil. La jefa de investigación Carmen Fiuza, del Hospital 12 de Octubre de Madrid, que recogió el premio junto a Alejandro Santos, de la Universidad Europea Miguel de Cervantes, indicó que "el estudio se centró en niños con cáncer que practicaban deporte y en ver cómo afectaba la enfermedad". El análisis de diversos parámetros determinó que "aquellos niños que pasaron el cáncer tenían unas capacidades físicas inferiores a la de los niños sanos, que su estructura cardíaca estaba alterada y que no se movían con la intensidad recomendada". Fiuza resaltó que, aunque el 80 por ciento de los niños con cáncer sobrevive, lo hace con efectos secundarios a nivel cardiorrespiratorio, cardiovascular, obesidad, diabetes y segundos tipos de tumores.

El tercer premio recayó en un estudio de un equipo de investigadores de la Universidad de Valencia que analizó el efecto del comportamiento sedentario en la salud. Uno de sus autores, el mexicano Omar Hernández, indicó que "las consecuencias son el estrés oxidativo, la inflamación y las alteraciones metabólicas, incluida la resistencia a la insulina. También evidenciamos cómo el rol del ejercicio físico puede mitigar este tipo de consecuencias patológicas, y no precisamente un ejercicio extenuante, sino una actividad corta diaria que incluya resistencia aeróbica y de fuerza".

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