Los expresidentes cargan en Oviedo contra los "magos" del populismo: "los nuevos autoritarismos no dan golpes de Estado, llegan por los votos", alerta Dionisio Gutiérrez
Ocho antiguos líderes cuestionan el papel de las redes como difusoras de mentiras y avisan de que las democracias "mueren en las urnas"

VÍDEO: Amor Domínguez/ FOTO: Irma Collín

Es el momento de hacer política, de la que persigue el bien común; el momento de luchar por la democracia porque "vivimos una época que amenaza con disolver las formas políticas que, con sangre y fuego, construyeron el mundo libre en el siglo XX". Esta fue la advertencia frente al auge de los regímenes populistas con la que el magnate y comunicador guatemalteco Dionisio Gutiérrez, nieto de emigrantes asturianos, abrió en la tarde de ayer el IV Encuentro Ciudadano, organizado por la Fundación Libertad y Desarrollo que preside.
Se celebró en el teatro Campoamor de Oviedo con la presencia seis expresidentes Latinoamericanos y un grupo de periodistas, politólogos y expertos en seguridad y geopolítica. Analizaron el desafío que está suponiendo este aparente fin de ciclo de la democracia liberal. Se habló de la decepción ciudadana frente al sistema, pero también de cómo es precisamente a través de los votos como están llegando al poder los nuevos autócratas, "esos matones". Se habló de cómo la revolución digital -con su riego por aspersión de "posverdades"- está desestabilizando a la sociedad y de la necesidad de compromiso por parte de "las élites". Los representantes de América Latina lamentaron el inmenso poder del narco para corromperlo todo y también el deterioro terminal que causa Maduro en Venezuela. Los españoles, entre ellos el expresidente Aznar (PP) y el periodista Juan Luis Cebrián, lloraron por la pérdida del espíritu de la transición y por la destructiva polarización política que vivimos, que atribuyeron al Gobierno socialista de Sánchez, referencias que fueron especialmente aplaudidas por los asistentes.
El acto, por ser en el Campoamor y por abrirse con entrada triunfal de gaiteros e interpretación del "Asturias patria querida" con público en pie firme, tuvo hechuras de premios "Princesa" de la geopolítica. Además, también había protestas fuera: en este caso de la izquierda asturiana, abanderada con enseñas de Palestina, que no sintonizaba en absoluto con la tendencia política de los invitados, más del centro y hacia la derecha. Pero, advertencia, con profundo aborrecimento del trumpismo, según aludieron. El patio de butacas, sin representantes del Principado y ningún cargo socialista, salvo el alcalde de Siero, Ángel García. Sí había cargos del PP.

EN IMÁGENES: Cumbre de expresidentes iberoamericanos en Oviedo /
Abrió el acto el alcalde de Oviedo, Alfredo Canteli y apuntó que, con este acto, Oviedo se convierte en "un gran foco del conocimiento y canto a la libertad y la democracia", trayendo a la ciudad un debate especialmente necesario "en tiempos en los que estamos desenterrando fantasmas del pasado". Por eso "urge adoptar soluciones que nos devuelven a la senda del entendimiento y la cooperación internacional".
Dionisio Gutiérrez leyó, acto seguido, un texto bien trabado y mejor comunicado. No en vano este empresario –miembro de una familia con un conglomerado empresarial de 63.000 empleados y unas inversiones multimillonarias– es también un fogueado comunicador televisivo sin pelos en la lengua, sociólogo doctorado en Salamanca y miembro de relevantes "think tanks" en EE UU. Gutiérrez recordó sus orígenes asturianos y, sin más dilación, comenzó a diseccionar el problema de un mundo ante la "creciente seducción del autoritarismo y populismo", que es "una deformación sentimental de la política y presenta respuestas simple a problemas complejos". "En nombre del pueblo, el populismo suprime al pueblo". Por todo ello, hoy "tierras que se dicen libres, huelen a encierro". El presidente de la Fundación Libertad y Desarrollo aseguró que "si dejamos de cuidar nuestra libertad, las democracias se convierten en espectáculos" y las instituciones acaban tomadas por "matones oportunistas y delincuentes".
Gutiérrez alertó especialmente de la situación en Latinoamérica "donde vivimos la falta de libertad de los déspotas", donde el narco y la corrupción "con su insaciable voracidad han prostituido los valores de la democracia institucional".
Por ello hay que refundar la política y deben de ser "las élites" quienes den un paso adelante: "Si quienes más tienen o mejor podrían (rescatar la política) no dan un paso, serán los que menos pueden y quienes más gritan los que la tomarán por la fuerza". Hay que evitar que "el grito reemplace al pensamiento". "Cuando las élites miran a otro lado surgen los tiranos", añadió. Necesitamos "un despertar cívico" porque, subrayó Gutiérrez, "los nuevos autoritarismos no dan golpes de Estado, hoy llegan por los votos".
El expresidente español José María Aznar sintonizó con Dionisio Gutiérrez en dos cosas: en enorgullecerse de sus raíces asturianas y en reivindicar la actividad política. "La política está más denostada que nunca y es más necesaria que nunca". Se necesita en España porque, según Aznar, los problemas que tiene el país son "fundamentalmente políticos". Una crisis política con dos características, "el desagarramiento de la nación española y la centrifugación del Estado español". Según Aznar "hay una política" que está poniendo "en cuestión la transición, la Constitución y la convivencia entre españoles, y eso es inaceptable". Aznar cree que con "políticas distintas" España tiene "un futuro formidable" pero "hay que recuperar la idea de la nación española como continuidad histórica de la convivencia entre españoles, no necesita ni más nacionalismos, ni más tribalismos".
La idea de recuperar el espíritu de la transición española fue otro de los ejes de la intervención de uno de sus protagonistas, el periodista Juan Luis Cebrián, primer director del diario "El País". Cebrián fue más crudo, y más aplaudido, cuando habló de que el final de espíritu de la transición -"Cuando todo el mundo quiso reconciliarse"- ya se había roto con el presidente socialista Zapatero, "con la ley de Memoria Histórica". Hoy, dijo Cebrián, "están recuperando la dialéctica de la Guerra Civil. Nos están contando la Guerra Civil y no la transición, que fue perdonar y mirar hacia adelante. Más aplausos cuando Cebrián habló de "un país gobernado desde Waterloo, por una persona que tiene un asesor salvadoreño al que yo le pediría que vaya a El Salvador a ayudar a Bukele a recuperar la democracia". Y más cuando dijo que la política de Pedro Sánchez "ha sido dividir y polarizar a los españoles".
La intervención de Andrés Pastrana, presidente de Colombia entre 1998 y 2002, orbitó también en torno al ascenso del populismo. Incidió en los altos niveles de desapego ciudadano. "Cada vez hay más personas dispuestas a renunciar a ciertas libertades a cambio de ciertos beneficios a corto plazo". Subrayó que para atajar esa crisis democrática hay que renovar la actividad política: "El corazón de este debate es la necesidad de liderazgos renovados".
Felipe Calderón, presidente de México entre 2006 y 2012, admitió que para "rescatar" a América Latina "no tenemos las soluciones reposadas, dialogadas". Calderón reconoció "nuestra deficiencia" en "no tener el campo de la democracia organizado como sí está organizado, coordinado y financiado el campo del populismo y el autoritarismo", dijo en referencia al Foro de Puebla o al de São Paulo, que agrupó a partidos de la izquierda latinoamericana. Como antes había dicho Dioniso Gutiérrez, alertó de que los autócratas se aúpan en las urnas. "Ortega llegó por vía democrática, como Chávez Y eso puede ser el camino de México, ojalá me equivoque. Las democracias mueren de manera democrática".
Mauricio Macri, presidente argentino entre 2015 y 2019, con un humor propio del país presentó Argentina "como un caso único en el mundo": "No existe sociedad que durante 70 años haya destruido su valor tan eficientemente". El origen fue "un matrimonio que interpretó brillantemente estas cosas (del populismo)". O sea, Juan Domingo Perón y Evita. El país, además de "futbolistas increíbles", también empezó a exportar populismo, dijo. Macri encontró en las redes sociales –"que nos hacen billonarios en expectativas"– otra de las claves de un malestar con la realidad que nos lleva a correr detrás de los "nuevos magos". "Ahí el sistema entró en crisis. La gente toca la pantalla y tiene una película. Toca y consigue pareja esta noche. Pero con la democracia, toca y no le da nada. Estamos en un jaque permanente".
De todos los que ayer tomaron la palabra en el Campoamor, el más optimista y también de los más aplaudidos, fue el expresidente uruguayo Luis Lacalle (2020-2023). Procedente de un país políticamente ejemplar en América Latina ("La excepción uruguaya") confesó que llevaba toda la vida peleándose contra Hobbes ("El hombre es un lobo para el hombre") y habló de reivindicar "el coraje de estar en el centro, ya que hoy lo fácil es ser extremista", de redefinir la tolerancia para que signifique "ponerse en los zapatos del otro" y volver a aprender a "discutir sin agraviar".
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