La histórica rebelión de las camisetas negras: así fueron las dos semanas del mayor conflicto educativo en Asturias
El vigor de la protesta que sorprendió a los propios sindicatos y se llevó por delante a una consejera

La indignación de los profes asturianos viste de negro: la historia tras la camiseta que triunfa en las protestas / LNE
Fueron quince días nunca vistos, por el vigor y la contundencia de la protesta, que sorprendió incluso a los sindicatos y forzó la dimisión de la consejera Lydia Espina. Las dos semanas de conflicto educativo, el mayor de la historia del sector en Asturias, prendieron por la decisión de la Consejería de Educación de extener el servicio de comedor en los colegios a junio y septiembre, suprimiendo así la jornada reducida en esos dos meses, una medida que obligaba a los docentes a aumentar su atención a los estudiantes y les quitaba tiempo para las tareas burocráticas de esas fechas. Pero eso fue solo la gota que colmó un vaso que llevaba años llenándose, sobre todo, por la burocracia, la falta de recursos para alumnos con necesidades y los salarios más bajos del país.

VÍDEO: Amor Domínguez/ FOTO: Irma Collín
Los cinco sindicatos con representación acogieron a mediados de mayo parte de esas demandas de los docentes y propusieron diversas movilizaciones a partir del martes, día 27. ANPE, CC OO, UGT, SUATEA y CSIF pusieron sobre la mesa diversos calendarios de paros. La reacción más tibia, la de ANPE. La más dura (huelga indefinida), la de CSIF. Era solo el inicio.
El lunes 26, la todavía consejera de Educación, Lydia Espina, trató de parar el conflicto a través de reuniones individuales con los líderes de cada sindicato. No solo no surtieron efecto sino que aumentaron el malestar de los profesores. La plantilla docente comenzó entonces a denunciar todas las carencias y agravios que el colectivo tenía acumulados desde la gran crisis financiera de 2008, que implicó numerosos recortes. La demanda primigenia de la hora lectiva de más en junio y septiembre derivó en un largo catálogo de reclamaciones de mejoras salariales, laborales y de aumento de recursos. La furia del descontento era ya imparable.

Gimena Llamedo y Guillermo Peláez, con representantes sindicales detrás, antes de una de sus reuniones.
El martes 27 de mayo, se desarrolló la primera jornada de huelga, solo para Infantil y Primaria, con un seguimiento histórico que paralizó por completo los colegios de una esquina a otra de Asturias. Además, hubo dos masivas protestas el mismo día en las calles de Oviedo que desbordaron todas las previsiones. La mayoría de los participantes se enfundaron camisetas negras con la Cruz de la Victoria. El enfado ya tenía un símbolo.
Un día después, el presidente del Principado, Adrián Barbón, anunció en la Junta General que la jornada de junio y septiembre no se tocaría, desautorizando por completo a su Consejera. Pero, para entonces, el tsunami era imparable (las palabras del líder del Ejecutivo lo único que lograron fue encender más aún los ánimos). Horas después, se produce un hecho crucial: los sindicatos, forzados por sus bases, empiezan a actuar de manera unitaria. La reivindicación multiplica su fuerza. Se plantea así una huelga indefinica en la que las cinco organizaciones sindicales operarán juntas.

Seguimiento "histórico" de la jornada de huelga educativa en Asturias. / Luisma Murias / LNE
Para evitarlo, el viernes 30 de mayo, Espina se sienta con los sindicatos ofreciéndoles un paquete de medidas de 14,4 millones de euros anuales, que incluía una mejora salarial de 58 euros brutos por docente. Los representantes de los trabajadores se levantan de la mesa al considerar la oferta "una tomadura de pelo". El conflicto explota. El domingo, 1 de junio, se produce una manifestación histórica por las calles de Oviedo, con 30.000 participantes según la organización, 19.000 para la Delegación del Gobierno. Una colosal protesta que pone de relieve la envergadura del malestar.
El lunes 2 de junio, Espina presenta su dimisión bajo el argumento de "no ser ya parte de una solución". Por entonces, Secundaria y FP se habían sumado también a las acciones. Al tiempo, se produce otra manifestación de miles de docentes, que rodean la Presidencia del Principado y la Junta. Con los profesores unidos y la Consejería sin nadie a los mandos, Barbón encomienda negociar a la vicepresidenta, Gimena Llamedo, y al consejero de Hacienda, Guillermo Peláez, que horas más tarde se ven con los sindicatos en un primer encuentro que califican de "contacto", para enojo general.

J.A.
La negociación "real" llega el miércoles 4 de junio, con una nueva reunión de siete horas. Sigue sin haber acuerdo. Casi a medianoche, el Principado emplaza a los líderes sindicales a otra cita al día siguiente, el jueves 5. Un encuentro que se produce sin ningún avance, al encallar las negociaciones en el capítulo de la mejora salarial. Los sindicatos muestran su "rotundo rechazo", por insuficiente, a la subida ofrecida por el Gobierno regional: un incremento general de 105 euros brutos al mes, más un extra de 65 euros para los docentes con menos de seis años de antigüedad. La misma oferta de la jornada anterior. Roto el diálogo, la huelga se retoma el lunes.
Con los sindicatos tratando de reorganizar sus acciones, el viernes día 6, un centenar de equipos directivos de colegios públicos dimiten en bloque. Y, a su vez, el sábado 7, más de medio centenar de directores de institutos de Secundaria plasman su malestar en un duro manifiesto público, aunque sin llegar a renunciar.

Lydia Espina, en la última negociación antes de su dimisión.
El domingo 8, por la mañana, los directores de Primaria exponen su postura en un acto público en Oviedo en el que son arropados por varios cientos de profesores. A las doce del mediodía, una nueva manifestación con 10.000 participantes va desde la Consejería de Educación hasta la Junta para aumentar la presión sobre los negociadores.
El lunes 9, tiene lugar la reunión definitiva en la que se alcanza un preacuerdo. En el apartado salarial, obstáculo clave en los últimos días, la oferta del Ejecutivo mejora hasta 140 euros brutos de subida general y 70 euros más para los docentes con una antigüedad menor de seis años. El coste total del pacto, una vez que esté totalmente desplegado, en 2028, se aproxima a los 45 millones de euros anuales, en una Consejería que para el presente ejercicio cuenta con un presupuesto de 897 millones.

EN IMÁGENES: La gran movilización de profesores de este domingo en Oviedo / Mario Canteli
Los representantes sindicales defienden el contenido del preacuerdo, pero numerosos docentes congregados en el exterior lo reciben con gritos de rechazo bajo el lema "¡manos arriba, esto es un atraco!". Así acaba una protesta que marcará un antes y un después en la educación asturiana.

J.A.
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