Clases de canto para curar y subir el ánimo en las residencias de mayores de Asturias: "Favorece la conexión con otras personas"

Ópera Oviedo y Derechos Sociales lanzan el proyecto "ÉRAse una vez la lírica", una serie de talleres en nueve centros de la región que cuenta con ayuda europea

Uno de los talleres en el centro de Cangas del Narcea impartido por Annibel Gutiérrez, en el centro. |

Uno de los talleres en el centro de Cangas del Narcea impartido por Annibel Gutiérrez, en el centro. |

Chus Neira

Chus Neira

Oviedo

Como un flautista de Hamelin a la inversa, cuando la soprano Ángeles Rojas empieza a cantar, o a poner a un grupo de mayores de la residencia de la Tenderina a vocalizar, o a hacer percusión con las partes del cuerpo, o a recordar una romanza de alguna zarzuela, la música se cuela por el resto del edificio a través del pasillo y de las habitaciones, poco a poco, van saliendo al encuentro del taller muchos otros usuarios. Sobre el papel, "ÉRAse una vez la lírica" son clases de canto llevadas a las residencias del ERA y de centros de la Dirección de Mayores gracias a un convenio entre Ópera de Oviedo y la consejería de Derechos Sociales para mejorar el bienestar de los usuarios y explorar los fines terapéuticos de la música. En la práctica, las primeras pruebas abren un mundo nuevo en las residencias, donde pacientes de alzheimer muy abatidos recuperan la felicidad, capacidades motoras, conexión con la comunidad, en cuanto la música empieza a hacer su efecto.

Así lo contaron ayer tanto la consejera de Derechos Sociales Marta del Artco como el presidente de Ópera de Oviedo, Juan Carlos Rodríguez-Ovejero, en la firma del convenio que les permite desarrollar este proyecto, al que el Principado destina 75.000 euros financiados con fondos europeos.

Las 318 sesiones previstas se prolongarán hasta final del año y se extienden por nueve centros de toda Asturias: el centro de La Tenderina de Oviedo, el Aurora Álvarez de Gijón, Los Canapés en Avilés, "El Mirador" en Tineo, el Cpr de Llanes, el centro social de Pumarín, el de Gijón Centro, el de Nava y el de Cangas del Narcea. Allí se reparten las clases la chelista Annibel Guitérrez, las sopranos Ángeles Rojas y Vilma Ramírez y el barítono Ángel Simón, apoyadas por una psicóloga y de una musicoterapeuta.

Por la izquierda, Rodríguez-Ovejero, Marta del Arco,  la gerente del ERA, Nerea Monroy, y el director de Innovación, José Antonio Garmón, ayer, en la firma del convenio. |

Por la izquierda, Rodríguez-Ovejero, Marta del Arco; la gerente del ERA, Nerea Monroy, y el director de Innovación, José Antonio Garmón, ayer, en la firma del convenio. |

"El programa", resumió Del Arco, "pretende utilizar la música como herramienta terapéutica para mejorar la memoria, el lenguaje, la movilidad y el estado de ánimo de las personas mayores, especialmente en casos de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer o el Parkinson".

El director de Ópera Oviedo, Celestino Varela, explicó que estas sesiones se desarrollan con "mucha sensibilidad", dada las limitaciones físicas y psíquicas que tienen parte de los usuarios de estos centros. Pese a ello, los mayores que están en las residencias ya han practicado en estas primeras sesiones la rutina habitual de los cantantes líricos: respiraciones especiales, ejercicios de movilidad de cabeza y cuello, percusión corporal y, por último, la partitura.

"Hay una parte de audición y otra parte en la que todos cantan, buscando las piezas corales; hay arias de ópera, zarzuela, y luego ellos mismos se animan y van pidiendo: ‘¿no conoces aquella que?’", explica Varela. Es ahí, al final de esas sesiones donde el equipo está descubriendo con sorpresa como personas que no tenían una comunicacion fluida se acaban arrancando a tarear, a cantar, a moverse.

Rodríguez-Ovejero no pudo ocultar tampoco su satisfacción por los primeros resultados que está viendo ante un proyecto que supone para la Fundación Ópera llegar a "un terreno que no habíamos pisado nunca". Además, recalcó el agradecimiento al ERA, "sin cuya complicidad no hubiera sido posible". La consejera Marta Del Arco concluyó que la expericencia prueba el poder de la música, que "favorece la conexión con otras personas y ayuda a combatir la soledad no deseada y el aislamiento".

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