Atraer a las nuevas generaciones, el gran desafío de la empresa familiar
Los jóvenes relevos que empiezan a tomar el mando de estas compañías, que aportan el 70% del empleo de Asturias, reivindican su "tremendo arraigo" al territorio y el "amor" a sus predecesores

Pablo Solares

Cada tarde, al bajar del autobús del colegio, Javier F. Porrón se iba directo a la confitería Ovetus, en la calle Santa Susana de Oviedo, donde sus padres, Javier y Asunción, horneaban y despachaban bombones, pastas y pasteles de todo tipo. "El hacía los deberes en la trastienda del obrador, mientras nosotros trabajábamos", recuerda Asunción. Hoy, su hijo está al frente de la emblemática pastelería ovetense, consciente de todo el esfuerzo que le ha precedido: "Nuestras generaciones pasadas han trabajado muy bien, de forma muy artesanal, para preservar la esencia del negocio. Sería una pena que esa esencia se perdiera".
El de Ovetus es un ejemplo claro del relevo generacional en las empresas familiares de Asturias, un desafío para un segmento vital de la economía de la región, puesto que representan el 90% del tejido productivo y el 70% del empleo. Las compañías afrontan retos varios, como seducir a las nuevas generaciones (muchas de las cuales se han formado y trabajado fuera de Asturias) para que tomen el testigo del negocio fundado por sus mayores, introducir nuevas estrategias para competir en una economía global y digital, y promover un entorno fiscal y regulatorio que permita su competividad. Estas cuestiones, entre otras, fueron tratadas en un desayuno de trabajo celebrado esta semana en LA NUEVA ESPAÑA, y en el que participaron el presidente de la Asociación Asturiana de Empresa Familiar (Aefas), Íñigo Cabal; junto a representantes de tres confiterías históricas (Ovetus, Asturias y Camilo de Blas) y del grupo logístico y de transportes Cárcaba.
"Lo primero que deben tener en cuenta nuestros políticos es que somos gente que quiere mucho a su tierra, tenemos un arraigo tremendo a Asturias. Y por eso somos los primeros interesados en hacer una inversión aquí y crear empleo aquí, mucho antes que cualquier multinacional que lo mismo que hoy trae un gran proyecto y mañaña se puede marchar", afirmó Cabal, que además de presidir Aefas dirige la constructora Geinco.
Cabal reconoce que "un problema que se están encontrando las empresas familiares es convencer a las nuevas generaciones de que quieran estar en el negocio". "Los jóvenes han visto la vida de gran sacrificio que han llevado sus padres, y hoy por hoy ellos se ven atraídos por otro tipo de proyectos, más novedosos, en el extranjero... No es fácil decirles: ‘Oye, vuelve a un negocio tradicional, de toda la vida, en el Oviedín del alma...", ilustra el presidente de Aefas.

Por la izquierda y en el sentido de las agujas del reloj: Javier Porrón, Javier Fernández, Asunción Porrón, Paloma de Blas, Íñigo Cabal, María José Iglesias, periodista de LA NUEVA ESPAÑA; Ataúlfo Valdés, César Valdés, Paloma Cárcaba y Sonia Fiestas. / PABLO SOLARES
Un sector con especial arraigo en la región es el de la confitería. Ataúlfo Valdés, dueño de la Pastelería Asturias (ubicada en Oviedo desde 1946, pero con origen en Laviana en 1913), asegura que sus cuatro hijos "nacieron prácticamente en el obrador". El empresario presume de que los pasteleros de su generación "consiguieron que todos en el gremio se llevaran bien" y, de cara al futuro, tiene una receta aparentemente sencilla, pero a la vez compleja: "Mantener lo que hay". Su hijo y sucesor en el negocio, César Valdés, está de acuerdo: "No está en nuestros planes crecer; el reto y la aspiración es conservar nuestra calidad". César tuvo claro desde que era pequeño de que su familia se dedicaba a una labor "muy exigente". "No es fácil la convivencia entre distintas generaciones. Cuando empiezas, piensas que lo sabes hacer todo, pero poco a poco te vas dando cuenta de que no es así, de que aprendes equivocándote muchas veces", asegura el gerente de la Pastelería Asturias.
Otra centenaria confitería asturiana, Camilo de Blas, también cuenta desde hace poco con un joven relevo: Paloma de Blas, miembro de la quinta generación de la familia fundadora. Licenciada en Química y con experiencia en el sector cosmético, Paloma indica que, a pesar de que sus padres nunca la presionaron sobre su futuro profesional, "es algo que se lleva en la sangre". "Es un oficio en el que todos trabajamos con muchísimo cariño, nunca me he arrepentido de mi decisión. El cariño por mi familia y por Asturias tuvo mucho peso", recuerda la gerente adjunta de la pastelería ovetense, creadora de los famosos "carbayones". Codirige el negocio junto a su padre, José Juan de Blas. "Tenemos unos caracteres muy compatibles, lo cual es muy importante para una empresa", asegura la joven.
También existe sintonía intergeneracional entre el matrimonio formado por Javier Fernández y Asunción Porrón, fundadores de Ovetus, y su hijo, Javier F. Porrón. Su padre, que abrió la confitería después de 24 años en otro dulce icono ovetense, Peñalba, se felicita de que sus jóvenes trabajadores son "espectaculares", ya que "otros se pondrían a estudiar una oposición y hala, carretera", porque "es un trabajo muy sacrificado, en fines de semana y vacaciones de Navidad y Pascua, mientras los demás descansan". Fernández lamenta que "falta más formación para el oficio, y se nos obligan a pagar a un oficial lo mismo que a un aprendiz, que aún no sabe nada". "Si los sindicatos no nos permiten formar a los chavales a un menor coste, el oficio acabará desaparecienco", alerta.
Su hijo, de 38 años, admite la exigencia de la labor pastelera, pero también recalca "la importancia de la conciliación con la vida familiar", y afirma que lo idóneo es "un punto de equilibrio".
En el caso del grupo Cárcaba, fundado en 1962 y especializado en transporte de mercancía industrial y logística, comparten puente de mando dos miembros de la tercera generación: las primas Paula Cárcaba Yagüe, nombrada recientemente directora general, y Sonia Fiestas Cárcaba, administradora única. La primera, después de más de una década trabajando en Madrid, decidió retornar a Oviedo para ingresar en la empresa instaurada por su abuelo Joaquín. "Nunca me había planteado trabajar en la empresa familiar, pero el vínculo con Asturias pesó mucho", afirma Cárcaba, que asegura que sus compañeros le han puesto "muy fácil" la incorporación: "Sé que primero tengo que escuchar y aprender mucho, con humildad, para ir poco a poco tomando decisiones".
Su prima Sonia asevera que "todos los días" le recuerda a su prima "lo afortunada" que se siente al tenerla trabajando a su lado, y se muestra de acuerdo en la necesidad del aprendizaje antes de tomar las riendas de un negocio: "Es imprescindible empaparse de toda la experiencia previa de la empresa, aunque sin duda donde más uno aprende es en la experiencia en primera persona". Fiestas avanza que la compañía "tiene bastante margen para seguir creciendo", sobre todo "a nivel logístico, con nuevas instalaciones".
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