Pedro Sainz de Baranda, presidente de la asociación "Asturias Patria Querida": "La vivienda crece en Asturias por segundas residencias, hace falta captar población fija"

"Me gustaría una mayor integración de los concejos de la zona central de la región, incluso en términos administrativos", asegura el directivo

Pedro Sainz de Baranda, en su despacho.

Pedro Sainz de Baranda, en su despacho. / LNE

Eloy Méndez

Eloy Méndez

Oviedo

La Asociación APQ, que lidera Pedro Sainz de Baranda, y el Sabadell Herrero entregan hoy en el Club de Regatas de Gijón, a las 21.00 horas, el premio "Álvarez Margaride" a Luis Rodríguez-Ovejero, presidente de la compañía tecnológica Satec. Un momento para detenerse a "pensar y repensar la región", en palabras de los organizadores.

-¿Por qué Rodríguez-Ovejero?

-Llevamos 14 años entregando este premio. Es un buen momento para recordar quién fue José Luis Álvarez Margaride, asturiano que vivía en Madrid y que fue el presidente de ThyssenKrupp para Europa. Él pilotó las inversiones de Thyssen en Mieres. Y también impulsó esta asociación informal que se llama APQ (Asturias Patria Querida), que básicamente es un grupo de asturianos que se unieron en Madrid para mantener el contacto entre ellos y con su tierra, y que ya suma 40 años. José Luis murió a los 71 años, hace ahora 15. Poco después de su muerte se instauró este premio para recordarle y con el propósito de celebrar la trayectoria de los buenos directivos asturianos y ponerlos como ejemplo. Respondiendo a su pregunta: Luis Rodríguez-Ovejero cumple a la perfección con este perfil.

-¿Cómo se ve Asturias desde la distancia en estos tiempos de cambios geopolíticos?

-La verdad es que hay sustos cada dos por tres. Estamos ante una permacrisis, una crisis permanente. Pero por eso mismo, va a haber oportunidades. Un ejemplo, en el caso de Asturias, lo tenemos con la industria de defensa. Nos encontramos en medio de dos guerras, una en Oriente Medio y otra en Europa, y con Estados Unidos diciendo que ya no va a "pagar la fiesta" de la defensa europea. Todo eso ha abierto una oportunidad de inversión en defensa importante en Asturias, donde además esta industria tiene larga tradición. Y no se debería dejar escapar.

-Trump también "ataca" por vía comercial. ¿Teme por el impacto de los aranceles de Estados Unidos en la región?

-No creo que, en Asturias, nos hagan especial daño. Parto de la base de que el libre comercio es y ha sido una herramienta buena para el desarrollo global. También es verdad que ha traído ganadores y perdedores. Pero, en general, el libre comercio ha sido una gran cosa. Dicho esto, para el tejido empresarial de España y de Asturias no considero que los aranceles sean terribles porque no exportamos tanto a Estados Unidos. Y seguramente se puedan compensar por otro lado. El problema real está en que esto va a traer como consecuencia lógica que haya represalias y se responda con más aranceles. Esa escalada creará incertidumbre. Además, se producirá una fragmentación del comercio, lo que generará más costes y menos eficiencia. Al margen de esto, no se explica esta medida en un país como Estados Unidos, que tiene pleno empleo.

-¿Y se explica que en España haya un apagón en 2025? ¿De quién fue la culpa? ¿Es viable un sistema tan basado en las renovables?

-Sí, pero hay que hacer cosas. Voy a dar unas cifras. El pico de demanda de potencia en España en una hora fue de 40 gigavatios y eso ocurrió hace mucho tiempo, en 2010. Normalmente, la demanda está entre 25 y 35. Todo esto se atendía antiguamente con ciclos combinados y con centrales nucleares, centrales de calor... Cuando empiezan a entrar las renovables en el mix energético no había problema. Pero es que el plan de inversiones que ha aprobado el Gobierno hace un par de años prevé que en 2030 tengamos 75 gigavatios de potencia solar y unos 60 de eólica. Eso quiere decir que, cuando haya sol, habrá mucha más generación que demanda. Y eso es un poco lo que pasó el día del apagón. Había solo tres gigas de nuclear conectados y seis ciclos que estaban un poco al ralentí. Eso lo que genera es inestabilidad. No quiere decir que no pueda funcionar así. Claro que puede. Pero en caso de que se produjera algún incidente, pues el sistema iba a tener menos capacidad de reacción, como así ocurrió. Se produjo una mala programación, pero en ningún caso eso quiere decir que el mix energético esté ahora mismo descompensado. ¿Podemos invertir más en fotovoltaica y eólica? Claro que sí. Pero hay que invertir también en otras dos aspectos fundamentales: en el almacenamiento para cuando no haya suficiente demanda para ellas y en adecuar la red a la topografía nueva. Si se hacen ambas cosas, no debería haber problemas. Tenemos una gran oportunidad para lograr la autonomía energética en España, pero hay que cubrir etapas y hacerlo bien.

-El sistema educativo asturiano denuncia estos días su particular "apagón", con protestas masivas. ¿Falla la legislación o faltan medios para cumplirla?

-Está claro que en España no hemos mejorado en los rankings educativos en las últimas décadas. La educación es uno de los pilares del desarrollo económico, tal vez el fundamental. El capital humano se consigue a base de la educación y de inmigración selectiva. He seguido desde la distancia lo que está pasando en Asturias. A nivel de España, la educación supone unos 65.000 millones de gasto. Es la tercera mayor partida, solo superada por la sanidad (100.000) y las pensiones (200.000). Con estos datos y la pirámide de población que tenemos, las esperanzas de que esto mejore no son halagüeñas. Lo que hace falta es hacer más eficiente el modelo de gestión y, a continuación, plantearnos la sostenibilidad de ese modelo. Esto es fundamental porque consiste en diseñar la sociedad que queremos tener.

-¿Apoya la llegada de universidades privadas a la región?

-Lo veo como algo muy positivo. Será una oferta diferente que tendrá que competir con un servicio público semigratuito, por lo que deberá apostar por algo distinto. El peso de las universidades privadas en España está creciendo y ya suponen más del 20% de los alumnos. Y eso se debe seguramente a que garantizan una empleabilidad mayor que la pública. La pública, sobre todo, se centra en la investigación, en publicaciones y en el desarrollo del talento de los alumnos, y la privada casi únicamente en que los alumnos salgan listos para el mundo laboral. Cada modelo deberá saber a qué atenerse para ser atractivo. Que llegue la privada a Asturias es bueno.

-Cambiemos de tercio. ¿Prevé un impacto económico por los casos de corrupción que afectan al principal partido del Gobierno?

-Claro que afecta. Una de las cuestiones importantes a la hora de elegir un lugar donde invertir es la estabilidad. Y la corrupción es un pésimo síntoma. Pero más allá de casos concretos, hay una deriva peligrosa en nuestro sistema político que no es nueva: la toma de decisiones partidistas que afectan a instituciones públicas como el CIS, TVE, el Banco de España... Ahora, sin presupuestos y con todos estos escándalos, afrontamos un periodo muy difícil en el que vaticino ataques constantes a la Justicia y a la prensa.

-¿Aboga por adelantar las elecciones?

-Lo mejor sería darle la palabra a la ciudadanía. De lo contrario, los dos años que quedan de legislatura pueden ser realmente malos para todos.

-¿Qué debe hacer la Asturias envejecida convertida en un "refugio climático" y un paraíso inmobiliario?

-Voy a enfocar la pregunta de otra forma. Tengo algún interés inmobiliario en Asturias y en Madrid y puedo decir que Asturias está fenomenal en lo relativo a precios de alquiler y de vivienda nueva. Pero ahora mismo tenemos la tendencia a atraer mucha segunda residencia y mucho turismo. Lo ideal sería revertir el deterioro demográfico de las últimas décadas. Y ahí tenemos handicaps. Uno claro es la fiscalidad. En el último ranking de competitividad fiscal, Asturias aparecía en el puesto 18 contando a las 17 autonomías y a las tres provincias vascas, que se analizan por separado. No es un sitio muy atractivo fiscalmente para que alguien se asiente con su vivienda habitual. Hay que captar población fija. También me gustaría que Asturias tuviera una mayor integración de la zona central, con infraestructuras que comuniquen mejor a Oviedo, Gijón, Avilés y Siero. Incluso hablo en términos de integración administrativa, aunque ya sé que esto es hacer política ficción. Por lo demás, somos unos afortunados. Tenemos el clima, el paisaje, el agua, que es un bien caro y escaso, la gastronomía... Pero debemos aprender a aprovechar mejor todo esto.

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents