Entrevista | Miguel Ariza Prota Neumólogo del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), creador de un método para obtener en el mediastino muestras de todo tipo de tumores
Miguel Ariza Prota, neumólogo del HUCA: "La biopsia que hemos ideado revoluciona el diagnóstico de tumores"
"Mi enfoque está en la innovación aplicada directamente a los pacientes; por eso buscamos estar a la vanguardia de la tecnología no como un fin en sí misma, sino como una herramienta esencial para ayudar a los enfermos", asegura el experto

El doctor Miguel Ariza Prota, en la sala de neumología intervencionista del HUCA. / IRMA COLLÍN

Miguel Ariza Prota tiene 41 años y un primer apellido que ya es conocido en medio mundo (y expandiéndose). Este neumólogo del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) ideó, junto a su colega Javier Pérez Pallarés, del Hospital Universitario Santa Lucía (Cartagena), una técnica pionera para la obtención de biopsias por congelación, dirigida a diagnosticar tumores y enfermedades inflamatorias que afectan al mediastino (espacio anatómico situado entre ambos pulmones). Este procedimiento, subraya el doctor Ariza, está llamado a "revolucionar el diagnóstico del cáncer de pulmón, de mama, de colon, linfomas… porque la muestra obtenida es de mayor tamaño y calidad que con la técnica convencional, además de ser un procedimiento mínimamente invasivo y no requerir ingreso". El mediastino es el alojamiento habitual de metástasis de diversos tipos de cáncer. Por el momento, el método Ariza-Pallarés es empleado en más de 70 unidades de neumología intervencionista de España y en más de 30 países de Europa y América, incluyendo Estados Unidos.
¿Qué ventajas comporta su procedimiento?
Obtenemos una biopsia para diagnosticar el tumor. Pero al ser una muestra de mayor tamaño, se puede determinar no sólo el tipo de tumor, sino qué mutaciones específicas tiene, lo que permite diseñar un tratamiento a la carta, adaptado a las características de ese paciente concreto.
El doctor Ariza , de origen dominicano, nació el 18 de octubre de 1983. En Santo Domingo estudió Medicina, en la Universidad Iberoamericana, carrera que culminó con un año de ejercicio en el área de urgencias de un hospital comarcal. En 2007, trabajó con pacientes con VIH en el Instituto Dominicano de Estudios Virológicos (IDEV), una experiencia médica, social y humana que le ha dejado huella. A continuación, se desplazó a Asturias para preparar el examen MIR. Poco después decidió que Asturias sería su nueva "patria querida" y aquí ha terminado formando una familia y formando parte de la unidad de neumología intervencionista del complejo sanitario ovetense, donde aún no tiene plaza en propiedad.
¿Cuál ha sido su itinerario?
Realicé la residencia de neumología en el HUCA entre 2010 y 2014. Entonces no había trabajo y me fui tres meses al Hospital de Bellvitge, de Barcelona, un hospital muy potente en neumología intervencionista. Luego regresé al HUCA, me contrataron por un mes e hice broncoscopias. Empezamos con toda la tecnología que se había comprado en la época del viejo HUCA pero que aún no se había estrenado. Terminó el mes y me fui al paro otra vez. Continué mi formación, realizando cursos y viajando a lugares con tecnología puntera, hasta que me contactaron del HUCA. En octubre de 2015, comencé a trabajar como adjunto en la unidad de neumología intervencionista.
¿Tiene antecedentes de médicos en su familia?
Mi padre es pediatra, neonatólogo. Mi abuelo por parte de mi padre también fue pediatra. En mi familia paterna, que es dominicana aunque mis bisabuelos eran españoles emigrantes, hay muchos médicos. Por parte de mi mamá, de origen italiano, eran comerciantes. Tengo una mezcla un poco extraña. Desde pequeño, mi padre me llevaba todos los sábados al hospital para visitar a los niños ingresados. La medicina es lo que vi desde el principio y me encantó. Yo quería ser como mi padre, pediatra.
¿Y qué sucedió?
Cuando hice el MIR estaba completamente enfocado a pediatría. La neumología, en ese momento, no la valoraba. Pero justamente en la mañana en la que me tocaba elegir, la plaza de pediatría que quedaba en el HUCA voló. Inclusive me sentí un poco aliviado de que se hubiera ido, porque probablemente tenía una influencia muy directa por parte de mi papá. Me quedaban digestivo y neumología, y opté por neumología.
¿Por qué?
Me gusta mucho la parte clínica, que toca muchas ramas de la medicina interna y también tenemos mucha frontera con la cardiología. Siempre estamos en el medio de todo. Y luego la parte de las técnicas: ventilación, unidad de sueño, función pulmonar, patología pleural, broncoscopia… Es una especialidad muy completa y una gran desconocida para los estudiantes…
¿A qué maestros o referentes destacaría?
En el Hospital Universitario de Bellvitge, en Barcelona, el doctor Antoni Rosell me hizo enamorarme de la neumología intervencionista y, además, siguió apoyándome. Aquí, el doctor Pere Casan, jefe del servicio en aquel entonces, me ayudó a trazar una ruta y un plan cuando las puertas parecían completamente cerradas. Eso me impulsó a formarme intensamente, para estar preparado cuando surgiera la oportunidad. La doctora Marta García Clemente me enseñó la importancia de publicar desde que era residente, algo que me ha abierto muchas puertas tanto en el mundo científico como en el laboral. Mi esposa, también neumóloga, Ana Pando Sandoval, quien se encarga de la enfermedad pulmonar intersticial y la cesación tabáquica, fue mi adjunta directa cuando yo era residente, aprendí muchísimo de ella y ha sido mi pilar desde que estoy aquí. Mis enfermeras de siempre, Inmaculada Sánchez y María Gil, han sido fundamentales; sin su apoyo, no estaría donde estoy. Desde 2019, mi jefe de sección, el doctor Francisco López, ha sido una de las personas que más ha confiado en mí y me ha dado la libertad para desarrollar ideas un poco locas. Y, por último, mi hermana, Carmen Amelia, ha sido una luz en mis momentos más difíciles.
Ideas "locas" que han dado lugar a una técnica médica que lleva su nombre...
La criobiopsia mediastínica es la técnica, y el método para obtenerla se denomina Ariza-Pallarés. Esta metodología consiste en introducir una criosonda directamente en el mediastino, dentro de un ganglio linfático afectado por un tumor. Allí, se congela el tejido durante tres o cuatro segundos a 90 grados bajo cero. Al retirar la sonda, se obtiene la muestra necesaria.
¿Es la primera vez que se hace una biopsia en el mediastino?
El método tradicional para obtener estas muestras solía ser la punción: se introducía una aguja para conseguir una muestra citológica. Aunque la primera criobiopsia mediastínica se realizó en China en 2021, su enfoque era sumamente agresivo y estaba asociado a múltiples complicaciones. Utilizaban un electrobisturí para realizar un corte en la tráquea e introducir la criosonda. Debido a su naturaleza tan invasiva y al elevado coste del procedimiento, casi nadie optaba por esta vía.
¿Y su método?
Nuestro método permite obtener una criobiopsia de forma menos invasiva, más rápida y segura para el paciente. Con este método, conseguimos una muestra histológica de calidad superior: está mejor preservada, es más estructurada y de mayor tamaño. Esto resulta crucial para los patólogos, ya que les permite realizar un diagnóstico definitivo y llevar a cabo todas las determinaciones moleculares e inmunohistoquímicas necesarias. En última instancia, esto nos capacita para diseñar y ofrecer al paciente el tratamiento más específico y adecuado para su patología..
¿Cómo la idearon?
Lo que hicimos fue modificar toda la técnica, y así nació el método Ariza-Pallarés. Hacemos la punción normal para tomar la muestra, creamos un túnel y, a través de ese túnel de un centímetro, introducimos la criosonda en la adenopatía, en el ganglio. Congelamos y tiramos hacia fuera.
¿Cómo se ha expandido su aplicación?
El 80 por ciento de las unidades del mundo tienen un ecobroncoscopio y todas pueden hacer una criobiopsia mediastínica. De la forma anterior, tenías que comprar un aparato de 100.000 euros con un electrobisturí, con más complicaciones y más riesgos, y solamente lo tienen el 10 por ciento de las unidades del mundo. Se está haciendo en más de 70 unidades en España y en más de 30 países de Europa, Latinoamérica y Estados Unidos. Todo empezó en enero de 2022, con un paciente de 19 años que tenía un linfoma.
¿Cómo fue?
Anteriormente, ese paciente había sido sometido a una punción de las adenopatías mediastínicas con el método tradicional, pero no se logró un diagnóstico definitivo. Posteriormente, se realizó una mediastinoscopia –una técnica más invasiva que requiere ingreso hospitalario– fuera de este centro. Aunque se obtuvo el diagnóstico de linfoma no Hodgkin tipo B, surgió una complicación grave durante el procedimiento que mantuvo a Daniel hospitalizado durante 35 días. En enero de 2022, nos solicitaron una nueva muestra por sospecha de recaída del linfoma. Fue entonces cuando decidimos realizar la primera criobiopsia mediastínica con nuestro método, logrando confirmar el diagnóstico de recaída. Lo más notable de este proceso fue que, junto a mi colega y amigo Javier Pérez Pallarés, y tras meses de investigación, realizamos los dos primeros casos en el mundo de forma simultánea, comunicándonos en línea: él con un paciente en Cartagena y nosotros aquí en Oviedo. A lo largo de estos años, hemos perfeccionado nuestro método.
¿Han patentado la técnica?
Es muy complicado. Lo que si tenemos es reconocido oficialmente el nombre "Ariza-Pallarés" como metodología de criobiopsia mediastínica.
Nuestro método no ha presentado hasta ahora ninguna complicación importante, al contrario de lo que sucedió en 2021 con la técnica del electrobisturí. En Asturias, desde 2022, llevamos alrededor de 600 casos.
A finales de este pasado mayo puso en marcha un nuevo procedimiento pionero...
Lo que logramos fue destruir un tumor que obstruía por completo los bronquios de dos pacientes mediante ablación por microondas. Esta intervención les permitió restablecer el flujo de aire en los pulmones. Fue la primera vez que se realizaba este procedimiento en Europa, y la primera vez en el mundo guiado por imagen ecográfica. Para prepararnos, mantuvimos reuniones con el doctor Adnan Majid, del Hospital Beth Israel, de Boston, quien tenía experiencia en esta técnica ablativa, que consiste en quemar el tumor con microondas. El resultado de estos dos primeros casos ha sido espectacular.
Usted aquí aún no tiene plaza fija. ¿Se quedará en Asturias?
Es mi mayor deseo, por supuesto. Estoy aquí desde 2009 y me enamoré de Oviedo. No tengo planes de moverme. Lo único que he pedido siempre es intentar trabajar un poco mejor, con un poco más de eficiencia, y eso se traduce en mejores espacios y más tecnología para nuestros pacientes.
Usted es un médico innovador, y no hay tantos...
Mi enfoque está en la innovación aplicada directamente a los pacientes, no en hacer cosas por el simple hecho de hacerlas. Por eso, buscamos estar siempre a la vanguardia de la tecnología no como un fin en sí misma, sino como una herramienta esencial para ayudar a los enfermos. Si una unidad de neumología intervencionista se queda atrás, los pacientes pierden la oportunidad de recibir una atención mucho mejor. Por eso necesitamos más espacio y más tecnología.
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