Las comunidades energéticas afrontan una fuerte expansión en Asturias
El director de la Fundación de Energía aboga por pequeños proyectos que incluyan a la ciudadanía y le hagan ver la necesidad de la descarbonización

J. A.

La transición energética de las fuentes fósiles a las renovables es inevitable dado el cambio climático y la dependencia energética del exterior, y Asturias está sufriendo como pocas regiones esa transformación. De generar unos 15.000 gigavatios al año, merced al carbón y a las centrales hidráulicas y térmicas, lo que le permitía incluso exportar un tercio de la producción, ha pasado a precisar de energía de fuera. El motivo de ese desajuste es el cierre de las minas y de las térmicas, así como la lentitud en la introducción de las nuevas fuentes de energía, debido por un lado a las ingentes necesidades de la industria, pero también a la ausencia de proyectos, que es producto de la "desconfianza" de la población, que no acaba de asumir el nuevo paradigma.
Las llamadas comunidades energéticas, entidades legales formadas por socios que se unen para generar y consumir su propia energía renovable, y formados tanto por usuarios privados individuales, como por empresas y entidades públicas, como ayuntamientos, no tienen por el momento el predicamento que desearían los gestores de la transición energética. Sin embargo, "vamos a ver en breve cómo de repente se van a crear bastantes comunidades energéticas, porque algunas de ellas en Asturias están a falta de muy poquito de constituirse", desveló Carlos García Fernández, director de la Fundación Asturiana de la Energía (FAEN), durante la tercera jornada de la III Semana de la Innovación de LA NUEVA ESPAÑA, organizada por este periódico en colaboración con el CTIC y patrocinada por BBVA, Treelogic, Telecable, Dana Software, el Ayuntamiento de Siero y la Isla de la Innovación de Avilés.
Nixen Fernández, CEO de Infitech, indicó que su empresa nació pensando en las comunidades energéticas, en la creencia de que habría un boom de las mismas, pero "en realidad lo que ha habido son consumos colectivos, sin la complejidad técnica de las comunidades energéticas, en las que iba a haber por un lado generación de energía y por otro consumo".
El CEO de Infitech añadió que "la inclusión de baterías en el almacenamiento de las industrias es lo que más impacto puede tener en el futuro, dependiendo del volumen de instalaciones". Infitech, aseveró, se ha enfocado a la creación de una plataforma software para recoger datos de las instalaciones y comunicar todos los elementos para encontrar vías, inteligencia artificial, algoritmos sencillos, para mejorar la eficiencia".
"Muchas instalaciones ya nacen mal. Se hace la instalación y se deja funcionando, pero no está cumpliendo ni siquiera con las expectativas que se esperaban. Y al final el cliente final no sabe lo que está pasando, porque no sabe cómo es ese rendimiento", añadió Nixen Fernández.
"Nosotros hemos querido encontrar una solución que garantiza que el cliente sabe realmente cómo es el desempeño de esa instalación. Si hay una mínima avería o una mínima desviación, nosotros la podemos detectar. Y reunimos en una misma aplicación las diferentes aplicaciones de la vivienda, desde la generación fotovoltaica, a los vehículos eléctricos, los sistemas de hidrotermia y la domótica", explicó Fernández. El objetivo es reducir la pérdida de energía, lo que permite una reducción del gasto. Si se puede "decidir qué cargas están funcionando en cada momento en función del precio de la energía, en función de las previsiones meteorológicas, si está el vehículo eléctrico conectado, e incidir en la eficiencia energética", añadió Fernández.
Juan Luis Carús, director de Digitalización e Industria Inteligente en TSK, explicó que el compromiso con la transición energética de su empresa "comenzó ya hace casi 30 años, cuando comenzamos a evolucionar los proyectos que estábamos ejecutando relacionados con las estructuras eléctricas convencionales, y comenzamos a trabajar en los proyectos de energía renovable. En su momento, comenzamos con las energías fotovoltaicas, y estamos evolucionando con diferentes tipos de plantas. La clave es intentar estar siempre a la vanguardia de las nuevas tecnologías o de las nuevas aplicaciones, intentando ver de qué forma esas tecnologías pueden colaborar en la transición energética y que tengan un impacto positivo, tanto a nivel social como económico".
Añadió que tienen "dos líneas de investigación principales. Una centrada en la descarbonización y transición energética, a nivel de nuevas tecnologías de energía, donde estamos trabajando en toda la carrera de valor del hidrógeno, haciendo pruebas de concepto, para ver realmente qué aplicaciones puede tener e intentar posicionarnos en esos proyectos que van surgiendo. También en temas de almacenamiento energético y captura de CO2".
"El gran reto es la aprobación social de las renovables", afirma el sector
Carlos García Fernández, director de la Fundación Asturiana de Energía, explicó el motivo por el que es necesaria la descarbonización. "En principio, hay una componente medio ambiental. Se han definido una serie de objetivos y medidas para conseguir ser más sostenible desde el punto de vista energético. Basta con hablar con expertos científicos relacionados con medio ambiente y con el cambio climático para que veamos que la energía incide de manera muy significativa en este cambio climático acelerado que estamos teniendo ahora debido a la actividad humana".
Hay también un segundo elemento que tiene que ver con las condiciones económicas y de garantía de suministro. "Si dependemos tanto del exterior, estamos muy expuestos a las variaciones de precios de aquellos países sobre los que importamos la energía que no son precisamente los más estables", resaltó.
Al importar tanta energía, añadió, "la balanza comercial de España y de la Unión Europea está muy descompensada". Y "hay un tercer elemento que es el de garantía de suministro", que se resintió con la invasión de Ucrania por parte de Rusia. Los países del centro de Europa dependía mucho de ciertas fuentes no renovables del Este de Europa.
La Fundación de Energía lleva tiempo preparando el camino en Asturias para la transición energética, frenada en algún aspecto por la desconfianza de la población. García indicó que "el proceso será largo", pero hay aspectos urgentes que se deben trabajar.
Proyectos ciudadanos
"Es muy importante el desarrollo de proyectos pequeños, proyectos en los que esté el ciudadano en el centro. Y para mí, uno de los elementos claves son las comunidades energéticas. Es un elemento clave por dos cosas, porque permite producir, y explicar mejor cómo es el proceso de transición energética a la ciudadanía en general, una línea en la que tenemos que trabajar más", indicó.

Carlos García Fernández, ayer, durante su intervención. / FERNANDO RODRÍGUEZ
García aseguró que "para ese cambio de modelo, lo que necesitamos es inversión económica. Es cierto que existen líneas de ayudas que tienen que funcionar probablemente mejor, pero que existen. De hecho, una parte significativa de los fondos de recuperación han sido destinadas a este proceso de transición energética y también al de transición digital que van de la mano. Pero también hay otro sistema que es el sistema CAE, el de Certificados de Ahorro Energético que sirve para monetizar la transición energética. Yo creo que es otra parte fundamental. Pero también hay elementos en la parte que tiene que ver con la bancabilidad de los proyectos o cómo se financian".
Para Carlos García, "el mayor reto es el de la aceptación social". "Tenemos que trabajar más en lo que es la mediación social y eso es también innovación. También es un elemento de innovación en el que tenemos que trabajar", añadió.
Modelo descentralizado
"Vamos a un modelo más descentralizado, más descarbonizado, donde el ciudadano también juega o tiene que jugar un papel importante, no solo como consumidor, sino también como productor de energía", explicó. Para García, "hay una necesidad de consumir energía y esa energía tiene que venir de algún sitio y si somos autosuficientes será mejor para nosotros, por cuestiones económicas, pero también por cuestiones medioambientales. Por tanto, tenemos que desarrollar este proceso, que es un proceso largo, que llevará tiempo. Se habla del horizonte de 2050 para el proceso de descarbonización en España, por lo tanto es un proceso largo".
Y añadió que es necesario "el desarrollo de proyectos que sirvan para producir energía y al mismo tiempo para reindustrializar, para que esas oportunidades que tenemos hoy en día se materialicen en sectores industriales con más valor añadido, sectores emergentes, donde estamos viendo que hay empresas asturianas que se están posicionando muy bien a nivel internacional". Y echó mano de una metáfora para explicar el curso que debe seguirse: "Tenemos que pasar de las musas al teatro, de los powerpoint a la realidad. Que hay que hablar con el territorio, que los proyectos tienen margen de mejora, bien, pero los tenemos que desarrollar para todo lo que he comentado".
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