Opinión | Objetivo natural

Baño de buitre leonado

En días de mucho calor como estos pasados el ave, con 140 parejas en Asturias, acude a remojarse y beber a charcas y abrevaderos

Un buitre leonado, bañándose en Castilla.

Un buitre leonado, bañándose en Castilla. / Mario Suárez Porras

Mario Suárez Porras es profesor de las Dominicas en Oviedo y fotógrafo de naturaleza

Hace solamente dos semanas que entró el verano y ya hemos tenido una gran ola de calor. Los que vivimos cerca del mar Cantábrico tenemos mucha más suerte que nuestros vecinos del Sur, pero por desgracia también en Asturias los veranos se alargan y se hacen cada año más sofocantes.

En estos días de tanto calor, en los que los humanos tanto nos quejamos, pienso en todos esos animales que lo pasan realmente mal durante las olas de calor. A diferencia de nosotros, muchos animales no tienen formas fáciles de refrescarse y dependen de lugares con agua que a menudo se secan en verano. Las altas temperaturas pueden causarles estrés, deshidratación e incluso la muerte.

Durante el año 2022 dediqué varias sesiones a fotografiar los baños de los buitres leonados (Gyps fulvus) por tierras castellanas. Aunque no es un comportamiento fácil de observar en estas aves, en ocasiones y en días de mucho calor los buitres acuden a beber y bañarse en charcas naturales o abrevaderos creados para el ganado, siendo un espectáculo increíble para ver y fotografiar. Esta foto, en la que se ve un primer plano del baño de un buitre leonado mientras gira su cabeza para sacudirse el agua, es muy especial para mí y sin duda fue la mejor de todas las que conseguí. En el año 2023 fue elegida por la Sociedad Española de Ornitología (SEO/Birdlife) como la mejor foto del año, alzándose con el premio absoluto del concurso internacional de fotografía de aves que hacen anualmente.

Además de este importante premio, ha obtenido otros reconocimientos en certámenes y festivales tan importantes como el Bird Photographer of the Year en Inglaterra; el Birdo en Hungría; el Contest Emotion’Ailes, en Bélgica; el Memorial María Luisa, en España; el Asferico, en Italia; el Montier, en Francia y el Ambid en Portugal.

La toma de la fotografía no fue sencilla, pero tengo que decir que fue más fácil de lo que hubiera sido de haberla tomado hace años. Me explico: la foto está tomada con una cámara Canon R5, marca de la que soy embajador en España. Esta cámara es de las que podríamos decir "modernas", un modelo Mirroless, o sin espejo, que son las más adecuadas para la fotografía de acción, a diferencia de las tradicionales cámaras réflex. Estas nuevas cámaras son "ordenadores" capaces de buscar el ojo del animal, enfocarlo y seguirlo. Tienen estabilización en el cuerpo para evitar trepidaciones, cuentan con ráfagas de hasta cincuenta fotos por segundo, etc. Por tanto, facilitan muchísimo las fotos de acción. Además, para las sesiones donde tomé esta foto, Canon España me dejó un superteleobjetivo: el RF 600 mm F4 L IS USM. Esta lente es capaz de realizar un gran acercamiento, pero no fue suficiente para conseguir el primer plano que quería, por lo que decidí añadir un extensor óptico de focal 1.4X y configurar la cámara con un recorte del fotograma de 1.6X, lo cual se traduce en que esa distancia focal de 600 mm que originalmente me proporcionaba el objetivo, se convirtiese en unos 1.400mm. que hicieron posible el retrato íntimo del baño del buitre que quería tomar.

No quiero acabar el artículo sin comentar lo importantes que son estas aves carroñeras para nuestros ecosistemas, ya que los buitres se alimentan de animales muertos (carroña), lo que ayuda a eliminar restos orgánicos del entorno que podrían convertirse en focos de infección. Esto reduce la propagación de enfermedades como el ántrax, la rabia o el botulismo, que podrían afectar tanto a otros animales como a nosotros mismos. Por tanto, los buitres interrumpen el ciclo de vida de bacterias, virus y parásitos, actuando como barrera sanitaria natural y manteniendo el equilibrio de los ecosistemas.

En Asturias a finales de los años 70 sólo quedaban quince parejas, cifra que descendió solamente a nueve en 1982, debido a la caza y el envenenamiento comunal. En la actualidad la población de buitre leonado en Asturias está compuesta por aproximadamente 100 – 140 parejas reproductoras, distribuidas principalmente entre los Picos de Europa y concejos como Quirós y Proaza. Además, hay una colonia en proceso de establecimiento en Somiedo. Esto indica que se está recuperando bien, pero, por desgracia, aún siguen muriendo buitres en Asturias por culpa del veneno, como el caso reciente que ocurrió el otoño pasado en la Sierra de la Bobia, donde la Guardia Civil detuvo a un ganadero tras el hallazgo de tres buitres leonados muertos por ingestión de restos contaminados de una yegua fallecida intencionalmente en la zona. La detención fue posible gracias a que, en la actualidad existe una Estrategia regional para combatir el uso ilegal de veneno. Esperemos que estos tres buitres sean los últimos envenenados en Asturias.

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