El silencio de Sánchez sobre los cambios que anunciará el sábado en el PSOE desconcierta a los socialistas asturianos

Nadie sabe cuál será su estrategia para superar la grave crisis que sufre el partido por los casos de corrupción y nadie conoce la hoja de ruta

Santos Cerdán y Pedro Sánchez, en el Congreso, en abril de 2023. | EP

Santos Cerdán y Pedro Sánchez, en el Congreso, en abril de 2023. | EP

Vicente Montes

Vicente Montes

El comité federal que el PSOE celebrará el 5 de julio marcará el rumbo del partido: activará el modo "supervivencia on" o lo llevará al precipicio. Conscientes de ello, los dirigentes socialistas afrontan la cita con un pánico añadido: no hay noticias de Pedro Sánchez, nadie sabe cuál será su estrategia para superar la grave crisis que sufre el partido por los casos de corrupción y nadie conoce la hoja de ruta. En el PSOE asturiano la situación del partido se considera "grave y preocupante" y solo un golpe de timón firme puede salvar los muebles, al menos un tiempo. El futuro está envuelto en la neblina inquitante de la incertidumbre.

La última vez que Pedro Sánchez contactó con los dirigentes territoriales fue tras conocerse el informe de la UCO sobre Santos Cerdán. Se limitó a repetir que se sentía engañado por quien había sido su hombre de confianza, trasladó una imagen de desazón e insistió en que nada había que pudiese arrojar sospecha sobre la financiación del partido. Eso sí, escuchó lo que los barones territoriales le trasladaron y que puede resumirse así: "Es necesario un cambio drástico en el partido, es probable que haya que acometer una crisis de Gobierno y se necesita impulsar la acción del Ejecutivo". Desde entonces, en las federaciones territoriales del partido no hay noticias de Pedro Sánchez.

Solo un comité federal de cirugía drástica puede salvar al PSOE, sostienen dirigentes de la FSA. Esa cirugía pasa por "cortar por lo sano", tal y como han trasladado dirigentes territoriales. Amputar, por doloroso que sea, todo lo que pueda guardar alguna relación con el "caso Koldo" y eso incluye no solo la caída de Santos Cerdán, ya en prisión provisional, sino la purga de cargos intermedios, asesores y dirigentes territoriales que formaron parte de su estructura orgánica en los últimos años. "Cerdán ha tenido las manos libres para decidir cargos, hacer nombramientos e intervenir listas; por duro que sea hay que enviar a la reserva a quienes hayan llegado de su mano", señalan fuentes del PSOE asturiano.

"No sabemos nada, nos enteraremos el sábado como los demás", reconoce un integrante del comité federal. Ese desconocimiento motiva la inquietud. En el partido se da por hecho que Pedro Sánchez hará una auténtica revolución interna para contener daños, pero esa es una suposición basada en el anhelo, no una certeza. Es lo que todos dan por hecho que debe suceder y que algunas informaciones convenientemente filtradas desde el entorno de Moncloa parecen trasladar. Pero quienes conocen a Sánchez saben que solo él conoce lo que va a trasladar a los dirigentes del partido el sábado 5 de julio. Si acaso, hoy o mañana contactará con los secretarios generales de las distintas comunidades autónomas para tomar el pulso al partido.

También se espera que Sánchez adopte decisiones internas para depurar la imagen moral del partido: las conversaciones de José Luis Ábalos y Koldo García para organizar el encuentro con prostitutas han causado un enorme bochorno interno. El sector feminista del PSOE llevaba tiempo reclamando medidas contundentes, como la expulsión inmediata de quienes recurran a los servicios de prostitutas, una medida que en el último congreso federal quedó matizada con la exigencia de que hubiese una sentencia judicial al respecto. Se sabe internamente que se preparan medidas en el área de Igualdad, aunque no se conoce el contenido final.

El principal problema son las incógnitas. Diga lo que diga Sánchez, las dudas sobre lo que puedan arrojar los próximos informes de la UCO (se esperan sobre hidrocarburos y mascarillas en Canarias y Baleares, así que piensen en Ángel Víctor Torres y Francina Armengol) hacen que los socialistas afronten el futuro con las espaldas abiertas. No se prevé posible acuerdo para aprobar unos presupuestos en 2026; tampoco que los socios en el Congreso lo pongan fácil: solo cabe resistir, adoptar decisiones de Gobierno que supongan tomar la iniciativa y vivir día a día. Nadie sabe qué dirá Sánchez el sábado y nadie sabe qué depara el futuro. Y esa incertidumbre es lo que más preocupa.

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