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Rocío García Ronderos, presidenta de la Sociedad Asturiana de Cuidados Paliativos: "Hay desigualdades territoriales, sobre todo en zonas rurales"

"Los cuidados paliativos no son sinónimo de ‘últimos días’, sino una forma de atención que puede comenzar mucho antes", explica la trabajadora social ovetense

Rocío García Ronderos, en Oviedo.

Rocío García Ronderos, en Oviedo.

Pablo Álvarez

Pablo Álvarez

Oviedo

El pasado día 1, Rocío García Ronderos (Oviedo, 1990) fue elegida presidenta de la Sociedad Asturiana de Cuidados Paliativos. Trabajadora social, dirige el Equipo de Atención Psicosocial de la Sociedad de Geriatría y Gerontología del Principado de Asturias, a través de programa de atención integral impulsado por la Fundación "La Caixa". Con motivo de la celebración, hoy, del Día Mundial de los Cuidados Paliativos, explica la situación actual de unos servicios de enorme sensibilidad y que registran una demanda creciente y adaptada a las mutaciones de la sociedad.

¿Cuál es el enfoque actual de los cuidados paliativos?

El enfoque actual es mucho más amplio que el que teníamos hace años. Los cuidados paliativos no se centran únicamente en aliviar síntomas físicos, sino en acompañar a la persona de forma integral. Es importante entender que la persona está viva hasta el final de su vida, que sigue sintiendo, decidiendo y construyendo su biografía hasta el último de sus días. No se trata de un tiempo de espera, sino de un tiempo de vida. Nuestro objetivo no es prolongar o acortar la vida, sino mejorar el tiempo que queda por vivir, con dignidad y con sentido.

¿Han de ser vistos únicamente como una herramienta para la fase terminal de la vida?

No, en absoluto. Los cuidados paliativos no son sinónimo de "últimos días". Son una forma de atención que puede comenzar mucho antes, en el momento en que se diagnostica una enfermedad avanzada. Cuanto antes se inicien, mayor alivio y serenidad podrán ofrecer, y, en consecuencia, más y mejor podremos abordar aquellos aspectos que preocupan a la persona y a su familia.

¿Cuál es la situación de los cuidados paliativos en Asturias?

Asturias ha avanzado mucho, pero todavía hay camino por recorrer. Contamos con equipos de gran calidad y profesionales muy comprometidos, aunque los recursos siguen siendo limitados. En comparación con otras comunidades, nuestra red está más o menos consolidada, pero aún hay desigualdades territoriales, sobre todo en zonas rurales o más alejadas del área central. El final de una persona no puede depender del lugar en el que viva. Para que la atención paliativa sea realmente efectiva, necesitamos que los equipos estén bien estructurados, estables y con recursos suficientes. Solo así podremos garantizar una atención equitativa y de calidad.

¿Qué perfiles profesionales componen un equipo de paliativos?

Un equipo de cuidados paliativos es, por definición, interdisciplinar. Lo integran médicos, enfermeras, TCAES (auxiliares de enfermería), psicólogos, trabajadores sociales, voluntarios... Cada uno aporta una mirada diferente y necesaria para atender al paciente y a su entorno desde todas las dimensiones posibles.

¿Esa composición es la adecuada o habría que plantearse enriquecerla?

Siempre se puede mejorar. Quizás más que la composición sería el número de profesionales, pues ante la composición y la cantidad lo primordial es cuidar a los profesionales. La calidad asistencial solo se logra si quienes acompañamos también estamos cuidados, formados y sostenidos emocionalmente. Cuidar al profesional no es un lujo, es una condición imprescindible para cuidar bien.

¿Qué necesidades se detectan para la mejora del servicio a los pacientes?

Fundamentalmente, más recursos humanos y más tiempo para atender. La atención paliativa requiere escucha, coordinación y presencia, y eso no siempre es posible con plantillas ajustadas. También necesitamos fortalecer los espacios de atención psicosocial y de acompañamiento a las familias. Y hay que visibilizar la importancia de la red familiar, porque la calidad de la atención no depende solo del sistema sanitario, sino también del apoyo comunitario. La sociedad en su conjunto tiene un papel: debemos cuidarnos entre todos.

¿Cómo se logra una coordinación adecuada?

Es una necesidad importante el mejorar la coordinación entre los distintos recursos, tanto sanitarios como sociales, para que los pacientes y sus familias no se sientan perdidos en el sistema. Y junto a eso, reforzar los apoyos sociales: ayudas a los cuidadores, acompañamiento emocional, espacios de respiro y servicios comunitarios que permitan que la persona esté donde quiere estar, con dignidad.

¿Cómo puede saber una familia que ha llegado el momento de que el paciente al que cuidan empieza a requerir cuidados paliativos?

Normalmente, se percibe cuando la enfermedad avanza y los tratamientos curativos dejan de ser efectivos. Es el momento en que el objetivo pasa a ser aliviar el sufrimiento, priorizar el confort y acompañar. Si una familia nota que su ser querido sufre síntomas difíciles de manejar o que las hospitalizaciones se hacen más frecuentes, es importante hablarlo con el equipo sanitario. La atención paliativa no significa rendirse, sino cuidar mejor.

¿A quién deben dirigirse en esos casos?

Pueden dirigirse a su médico de familia o al hospital de referencia, que derivará al equipo de apoyo de cuidados paliativos cuando sea necesario. En Asturias, además, contamos con equipos de soporte domiciliario y hospitalario que coordinan la atención para que la persona esté donde prefiera y se sienta mejor: en su casa o en una unidad hospitalaria.

¿Cuáles son los perfiles de pacientes más frecuentes?

La mayoría de los pacientes presentan enfermedades oncológicas, pero cada vez atendemos más patologías no oncológicas, como insuficiencias cardíacas, respiratorias, neurológicas o demencias. El criterio no debería ser la enfermedad, sino la necesidad de aliviar el sufrimiento y de acompañar integralmente a la persona.

¿Cuáles son las principales necesidades y demandas de los pacientes y sus familias?

Las más frecuentes son el control de síntomas, el apoyo emocional y la necesidad de sentirse acompañados. Las familias, además, suelen necesitar información clara, orientación práctica y apoyo en la toma de decisiones. Es fundamental fortalecer la red de recursos sociales, porque el final de la vida también implica cuidar los aspectos prácticos, económicos y de organización del entorno.

¿Cuáles de estas necesidades suelen ser mejor satisfechas y cuáles son más difíciles de darles una cobertura idónea?

Considero que el control físico cada vez está mejor atendido gracias al compromiso de los equipos. Sin embargo, quizás las más difíciles de cubrir están relacionadas con lo emocional, lo social y lo espiritual.

¿Cuál es el nivel de demanda de eutanasia entre los pacientes que reciben cuidados paliativos?

La experiencia nos dice que, cuando los cuidados paliativos se ofrecen de forma adecuada, a veces el deseo de muerte anticipada se reduce. Esto no quiere decir que no haya personas que lo tengan muy claro y que, por supuesto, accedan a esta prestación como su derecho. En muchas ocasiones, las personas no quieren morir antes, quieren dejar de sufrir. Cuando se controla el dolor y se acompaña desde la empatía y el respeto, el deseo de adelantar la muerte suele transformarse en deseo de vivir con dignidad hasta el final. Por eso decimos que los cuidados paliativos y la eutanasia no se oponen, sino que conviven dentro de una misma mirada de respeto a la dignidad y a la autonomía de cada persona. El objetivo siempre es el mismo, que cada persona pueda vivir y morir de la forma más libre, consciente y en paz posible.

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