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Así son los muros arancelarios de Europa: el acero se suma a lácteos, carne y azúcar

La UE, que elevará al 50% el gravamen a la importación siderúrgica, también protege con altas tarifas la agricultura, el textil y la fabricación de vehículos

Así son los muros arancelarios de Europa: el acero se suma a lácteos, carne y azúcar

Así son los muros arancelarios de Europa: el acero se suma a lácteos, carne y azúcar / LNE

Yago González

Yago González

Oviedo

En los últimos meses, cada vez que se hablaba de proteccionismo comercial y de aranceles todas las miradas se dirigían a una persona: el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Y estaba justificado, dada la retórica con el que el neoyorquino regresó a la Casa Blanca y, sobre todo, después del llamado "Día de la Liberación", el pasado 2 de abril, cuando Trump compareció con una tabla donde figuraban las aranceles recíprocos de los principales países del mundo con Estados Unidos.

No obstante, ya hay más actores de envergadura en esta carrera proteccionista. El último que se ha sumado es la Unión Europea. El pasado martes,el vicepresidente de Estrategia Industrial de la Comisión, Stéphane Séjourné, anunció una potente medida para proteger el sector del acero, con gran importancia en Asturias gracias a la actividad de la siderúrgica ArcelorMittal, que tiene 5.000 empleos en la región. El plan, que entrará en vigor el 30 de junio de 2026 –una vez superada la tramitación en la Eurocámara–, reducirá en un 47%, hasta los 18,3 millones de toneladas, la cuota de importaciones libre de aranceles, y elevará del 25% actual hasta el 50% el gravamen aplicado a partir de ese umbral.

Asturias ha acogido el anuncio con ambivalencia. Por un lado, tanto el Gobierno del Principado como los sindicatos confían en que la protección de la siderurgia europea, castigada por la competencia desleal del acero barato importado desde Asia, facilite que Arcelor desbloquee la suspendida inversión en la descarbonización de los altos hornos de Gijón. Por otro, el sector transformador del acero, también con amplia presencia en la economía asturiana, teme que la subida arancelaria le genere sobrecostes que desgasten su competitividad.

En cualquier caso, la medida comunicada por Séjourné significa la incorporación del acero a la lista de productos que Bruselas protege mediante unas altas tarifas a su importación. Si bien el arancel medio de la Unión Europea es del 5,1%, existen determinados sectores más blindados a la competencia internacional, como la agroalimentación, las manufacturas industriales o los automóviles. Esa lista está integrada por categorías que soportan una determinada horquilla de aranceles, ya que cada categoría incluye múltiples subproductos que varían en características, usos o grado de transformación. Estas diferencias justifican aranceles distintos.

Las mayores barreras

Entre las categorías más gravadas destacan los lácteos y productos lácteos procesados como queso o mantequilla (con aranceles máximos de hasta el 50-60%); las carnes (hasta 40-50%); los azúcares o productos dulces (hasta 40%); el tabaco y sustitutos (35-74%); la ropa y el calzado (12-20%); frutas y vegetales preparados (20-30%) y el pescado (20-25%).

Con todo, del mismo modo que sucede con el acero, cada uno de estos productos ofrece una cuota de importaciones libres de aranceles, las cuales son consensuadas bien el ámbito de la Organización Mundial de Comercio (OMC) o en acuerdos bilaterales (por ejemplo, entre la UE y el Mercosur).

Asimismo, existe una serie de artículos que están exentos de aranceles o bien los que soportan son muy bajos. La razón es que esos productos son escasos en Europa, que tienen una función clave para determinadas actividades económicas, que promueven la innovación científica y tecnológica, que apenas cuentan con producción local (por lo que no hay empleos amenazados) o que difunden la cultura y la educación.

Así sucede, por ejemplo, con las materias primas minerales (petróleo, carbón, minerales raros...); productos químicos básicos (gases nobles, elementos químicos puros...); maquinaria y equipos industriales (turbinas, motores eléctricos...); productos electrónicos y de alta tecnología (semiconductores, circuitos integrados...); instrumentos científicos y ópticos (microscopios, láseres...); productos farmacéuticos (medicamentos, vacunas...); y los libros y folletos educativos, entre otros.

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