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La patronal del automóvil rechaza los aranceles de la UE al acero por "excesivos"

El "lobby" europeo de los fabricantes de coches considera que Bruselas va "demasiado lejos" en la restricción de las importaciones extracomunitarias

Acero.

Acero. / LNE

Luis Gancedo

Luis Gancedo

Oviedo

El nuevo escudo proteccionista ideado por la Comisión Europea para defender la producción doméstica de acero en la UE –reducción enérgica del cupo de importaciones libre aranceles y subida de estos últimos hasta el 50%– ha tenido una gran acogida entre las corporaciones siderúrgicas y ha alentado la esperanza de que se desbloqueen grandes inversiones de las que depende el futuro de una industria vital para regiones como Asturias. Pero a la propuesta que patrocinan el comisario de Industria, el francés Stéphane Séjorné, y el de Comercio, el eslovaco Maroš Šefčovič, le quedan por delante meses de tramitación y negociaciones políticas –en el Europarlamento y, en último término, en el Consejo– en los que no faltarán dificultades. Lo anticipan las primeras reacciones de los principales consumidores de acero, en particular la del influyente sector de los fabricantes de automóviles: en su opinión, el "plan Séjorné-Šefčovič" para blindar el acero europeo "va demasiado lejos".

La Asociación Europea de Constructores de Automóviles (ACEA, por sus siglas en inglés), organización que reúne a los dieciséis mayores productores de la UE, ha dejado ver que está determinada a combatir el proyecto de la Comisión en sus términos actuales. "No cuestionamos la necesidad de cierto nivel de protección para una industria básica como la del acero, pero consideramos que los parámetros propuestos van demasiado lejos al restringir el mercado", ha señalado Sigrid de Vries, directora general de ACEA.

Las tres medidas

El "lobby" del automóvil, del que dependen casi 14 millones de empleos y el 8% del PIB comunitario, apunta contra la ambición de las tres medidas planteadas la pasada semana por la Comisión Europea: reducir el 47% (hasta un máximo de 18,3 millones de toneladas) el volumen anual de importaciones por las que no se pagarían aranceles; elevar del 25% al 50% la tarifa aplicable a las compras de acero extracomunitario que excedan ese contingente libre de tasas, y establecer un control denominado "melt and pure" (fusión y vertido, en español), para fijar el país de procedencia del acero con arreglo al lugar donde se haya realiza etapa inicial de la fabricación. Este último es un mecanismo pensado para evitar practicas elusivas frecuentadas por los productores chinos: colocar su acero en la UE como si procediera de terceros países donde se realizan pequeñas transformaciones para camuflarlo.

La industria automotriz parte de asegurar que realiza dentro de la UE "aproximadamente el 90%" de sus compras directas de acero. A continuación subraya que los fabricantes agrupados en ACEA "están muy preocupados por el impacto inflacionario" que podría tener sobre los precios de los productos siderúrgicos el endurecimiento de las medidas de salvaguarda ahora vigentes frente a las importaciones. Su análisis es el siguiente: "La modificación de los parámetros clave de salvaguarda, en particular la drástica reducción de los contingentes y la duplicación del arancel fuera de contingente al 50%, reducirá significativamente la posibilidad de aliviar la presión en el mercado europeo mediante las importaciones". Y añade la patronal: "Además, una nueva norma de origen basada en el principio de ‘melt and pure’ restringirá aún más las importaciones y creará una enorme carga administrativa para los usuarios europeos de productos siderúrgicos importados".

Las multinacionales del auto indican en qué dirección presionarán para cambiar el paso de Bruselas: "La Comisión debe analizar individualmente sectores como el automotriz, donde, a pesar de una fuerte dependencia del suministro nacional de acero, nuestros fabricantes aún necesitan importar ciertas cantidades y calidades". En palabras de Sigrid de Vries, "necesitamos encontrar un mejor equilibrio entre las necesidades de los productores y usuarios europeos de acero".

La posición de ACEA emparenta en cierta medida con la preocupación expresada en Asturias por los fabricantes de productos transformados de acero debido al impacto presumible de la barrera arancelaria en sus costes y con ello en su competitividad exterior. La patronal Femetal ha sugerido que Europa extienda las medidas de protección a ese tipo de productos.

Los electrodomésticos

No obstante, el tono de esa reacción asturiana es más contenido que el de la patronal automovilística. Como lo es asimismo el utilizado por APPLiA, la organización que agrupa a los fabricantes europeos de electrodomésticos, también grandes consumidores de acero. "Para sectores como el nuestro, incluso un aumento de un euro en el coste de los materiales por producto no es despreciable, afecta directamente a la competitividad en mercados donde los márgenes ya son ajustados", sostiene el director general de APPLiA, Paolo Falcioni. No llega a decir, como su homóloga en ACEA, que Bruselas va "demasiado lejos" con la protección del acero, pero hace esta otra reflexión: "Apoyar la resiliencia industrial de Europa implica considerar toda la cadena de valor. Las medidas para proteger la producción en las fases iniciales deben ir acompañadas de políticas que preserven la competitividad de las industrias transformadoras, garantizando el acceso al acero descarbonizado a precios asequibles, fomentando la inversión y la innovación, y manteniendo la producción y el empleo en la UE".

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