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Alba Riesgo ingresa en la Real Academia de Medicina: "El trabajo en Urgencias es anónimo, pero sin él no funcionaría el sistema sanitario"

"Pasar por la gestión me enseñó la importancia de planificar, priorizar y repartir de forma justa unos recursos limitados", subraya la especialista ovetense

Alba Riesgo García, ayer, en la zona de Urgencias del HUCA. | MIKI LÓPEZ

Alba Riesgo García, ayer, en la zona de Urgencias del HUCA. | MIKI LÓPEZ

Pablo Álvarez

Pablo Álvarez

Oviedo

Alba Riesgo García (Oviedo, 1972) es licenciada en Medicina por la Universidad de Oviedo y doctora en Medicina por la Universidad de Barcelona. Tiene la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria y es especialista universitaria en Medicina de Urgencias y Emergencias. Ha trabajado en los servicios de urgencias de tres hospitales: Cangas del Narcea, Valle del Nalón y Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA). Fue durante seis años y medio (2016-2022) directora del Hospital Valle del Nalón (Langreo).

En la actualidad, trabaja en el área de Urgencias del HUCA y es profesora asociada en la Facultad de Medicina. Hoy, miércoles, ingresa como miembro correspondiente en la Real Academia de Medicina de Asturias con el discurso titulado "Del sufrimiento a la belleza". El acto tendrá lugar, a las 19.00 horas, en el salón de actos de la Cámara de Comercio de Oviedo (calle Quintana 32).

¿Qué supone para usted ingresar en la Real Academia?

Es un gran honor y una enorme satisfacción recibir este reconocimiento en casa. Pero también lo vivo como una responsabilidad, porque la Real Academia está formada por profesionales de una trayectoria admirable, a quienes respeto profundamente. Me gusta pensar, aunque quizá sea un poco pretencioso por mi parte, que representa también un reconocimiento a las mujeres médicas. Somos mayoría en los hospitales, en los centros de salud y, de forma abrumadora, en las aulas de Medicina, y tengo compañeras excepcionales. Me gustaría creer que este nombramiento también les pertenece, al menos un poco, a ellas.

¿A qué maestros guarda un agradecimiento particular?

En primer lugar, a mis padres, ambos médicos, de los que aprendí desde muy pequeña el compromiso con la profesión. Guardo un profundo agradecimiento al doctor Tranche, mi tutor y mentor durante la residencia, y también de las doctoras Alonso y Montes, de quienes aprendí muchísimo. En el HUCA, en el servicio de Urgencias, he tenido la suerte de trabajar con profesionales como el doctor Trigo, el doctor Herrero, la doctora Gómez Moro o el doctor Escotet entre otros. Y, fuera del servicio, con los doctores Marín, Fernández-Vega y Mateos, que casi me convence para cambiar de especialidad. Y, por supuesto, a mis directores de tesis, los doctores Miró y Bragulat, del Hospital Clínic de Barcelona, a quienes debo una enorme gratitud.

No es habitual que la medicina de urgencias reciba grandes honores…

Pues no. Sólo salimos en los periódicos cada vez que batimos récords de asistencia de pacientes, y no nos gusta. La medicina de urgencias, creo yo, no siempre recibe el reconocimiento que merece, a pesar de su enorme importancia. Es un trabajo muy exigente, que requiere capacidad de decisión rápida, trabajo en equipo y manejo de la incertidumbre, y que además sostiene el sistema las 24 horas del día. Creo que parte de esa falta de reconocimiento se debe a que el trabajo en urgencias es anónimo y colectivo: no siempre se ve el resultado a largo plazo, pero sin este nivel asistencial el sistema sanitario no podría funcionar. Aun así, quienes trabajamos en Urgencias encontramos sentido en lo que hacemos cada día: en poder ayudar a quien llega en su peor momento, en aliviar el dolor o en estabilizar una situación crítica. La verdadera recompensa es poder ser útiles cuando más se nos necesita.

¿De qué modo influyó en su carrera el paso por la gestión?

Influyó muy positivamente. Me permitió conocer el otro lado de la asistencia sanitaria, una dimensión que suele ser poco visible tanto para los profesionales como para la población, pero que resulta esencial para que el sistema funcione. Desde la práctica clínica diaria, a veces cuesta entender por qué ciertas decisiones no se toman con rapidez o por qué los recursos no están disponibles de inmediato. Pasar por la gestión me ayudó a comprender la complejidad de esas decisiones y a tener una visión más global del sistema sanitario. También me enseñó la importancia de planificar, priorizar y repartir de forma justa unos recursos limitados, porque trabajamos en un sistema público con cobertura universal, en el que cada decisión debe equilibrar la eficiencia con la equidad.

¿Le gustaría volver a la gestión?

Nunca digas nunca jamás... En el momento actual no me lo planteo, pero quién sabe...

¿Cómo lleva la faceta docente?

Pues con mucho orgullo y con enorme ilusión. Me gusta enseñar y mi objetivo no es sólo que los alumnos aprendan medicina, sino que también adquieran el oficio, los valores y el entusiasmo por una profesión tan bonita y exigente como la nuestra. Me haría muy feliz que, con el paso de los años, mis alumnos me recordaran con una sonrisa, como alguien que les ayudó a crecer profesional y personalmente.

¿Le gusta el examen MIR como mecanismo de selección de médicos?

No es un método perfecto. El examen MIR valora sobre todo la capacidad memorística y el rendimiento académico, pero deja fuera otras competencias esenciales para el ejercicio de la medicina, como la empatía, la comunicación o la capacidad de trabajo en equipo. Si’n embargo, es comprensible que, en un proceso tan masivo y complejo, resulte muy difícil evaluar esos aspectos personales. Esas cualidades se van observando y desarrollando después, ya durante la residencia, cuando la elección está hecha… y a veces quizá no del todo bien. Tal vez sería interesante replantear alguna forma de evaluación o revisión tras el primer año de residencia, que permitiera ajustar mejor la formación al perfil real del futuro especialista.

Usted trabaja en un servicio de Urgencias hospitalarias. ¿Por qué aumenta tanto la demanda?

Es una pregunta compleja. La demanda en los servicios de urgencias hospitalarias ha aumentado, creo yo, por varios motivos. Uno importante es el envejecimiento de la población y el aumento de pacientes con enfermedades crónicas que se descompensan con frecuencia. También influyen las dificultades de acceso a la Atención Primaria y a las consultas externas de los diferentes servicios del hospital, con agendas saturadas y esperas prolongadas, lo que lleva a que muchos pacientes acudan directamente a Urgencias buscando una atención más rápida o la posibilidad de realizar pruebas en el momento. A esto se suma una percepción social muy extendida de que Urgencias siempre está disponible y puede resolver cualquier problema, además de factores sociales y estacionales, como la soledad de las personas mayores, las epidemias invernales o situaciones de vulnerabilidad social. El servicio de Urgencias tiene como misión atender de forma inmediata los problemas de salud agudos o potencialmente graves, pero también actúa como puerta de entrada al hospital y como reflejo del estado del sistema sanitario: cuando otros niveles se saturan, el servicio de Urgencias es el primero en notarlo.

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