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Mario Díaz, miembro de número del Ridea: "El desarrollo industrial configuró el urbanismo de Asturias"

El catedrático de Ingeniería Química analiza en su disertación de presentación la evolución que ciencia y tecnología tuvieron hasta el siglo XX

Mario Díaz durante su discurso.

Mario Díaz durante su discurso. / Irma Collín / LNE

Oviedo

El catedrático de Ingeniería Química, Mario Díaz, entró este miércoles a formar parte como miembro de número del Real Instituto de Estudios Asturianos (Ridea) con un discurso titulado «Ciencia y tecnología en el auge energético hasta el siglo XX: evolución en Asturias», que fue contestado por José Mario Díaz Fernández. En su disertación analizó cómo las aplicaciones tecnológicas han estado siempre intrínsecamente ligadas a los avances científicos y repasó algunas de las figuras más importantes que tuvo el Principado.

Díaz recordó que en el siglo XVIII la población asturiana era prácticamente agrícola y que existían grandes problemas de comunicación, así que «el mundo de la ciencia se movía en un entorno muy diferente, muy limitado».

No obstante, aparecen las primeras menciones a la minería en Castellón y se llevan a cabo estudios relevantes en Botánica, de la mano de Benito Pérez Valdés, o en matemáticas. Destaca la figura de Austín de Pedrayes, que participó en París en reuniones para definir el sistema métrico decimal.

Empuje en el siglo XIX

En el siglo XIX, el empuje de la revolución industrial promueve un cambio en muchas direcciones. «Hay un paso desde las palabras, la fantasía y el romanticismo a la realidad, que necesita reconocimientos y hechos prácticos», explicó Díaz.

Este paso a la acción se vio reflejado especialmente en la minería. «El carbón generó un cambio social», afirmó el catedrático, principalmente, en la comunicación, que aumentó junto con la necesidad de transportar este producto, cambiando «las perspectivas y la forma de vida».

En esta época, se crean, además, la escuela de capataces de Mieres, las escuelas de oficio y se desarrollan numerosas empresas. Se instalan los hornos en la fábrica de armas de Trubia o la fábrica de Manjoya.

«Las tecnologías en esa época, e incluso actualmente, se crean con contribuciones de empresas, que después se organizan para preparar personas en el entorno como ingenieros. Puede servir la frase de Steve Jobs para señalar la importancia de las empresas en los nuevos conocimientos», destacó.

El desarrollo industrial continuó en la segunda parte del siglo XIX, pero ya «con un importante papel financiero regional y apoyo tecnológico exterior, aprovechando el empuje del carbón y la siderurgia», lo que configuró el urbanismo de la región.

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