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En corto y por derecho

Defensa de la unidad

Por la izquierda Ángel Escribano, Alfredo Canteli, José Manuel Ferreira, David González, Carlos Paniceres y Carmén Moriyón.

Por la izquierda Ángel Escribano, Alfredo Canteli, José Manuel Ferreira, David González, Carlos Paniceres y Carmén Moriyón.

La Asturias que se echa los trastos a la cabeza está "demodé". Ahora se lleva la unidad. Detrás de la pancarta del "Fin al peaje del Huerna" o delante de los tanques de Ángel Escribano, el presidente de la creciente Indra, para que reactiven, de una vez, a la rendida industria asturiana.

La unidad está de moda. Ahí están las fotos. La de la pancarta contra el atraco del Huerna que sujetaron el Gobierno regional, la oposición, los empresarios y los sindicatos en la calle Uría de Oviedo, y otra que se tomó días antes no muy lejos de allí, en la esquina de las calles Santa Susana y Quintana, donde tiene su sede la Cámara Oficial de Comercio, Industria y Navegación de Oviedo.

En esa segunda foto, hasta ahora no publicada, se palpa ese nuevo aire de unidad. Los localismos y las rivalidades políticas se difuminan ante el interés de rearmar a la industria asturiana.

En la imagen aparecen tanto el alcalde de Oviedo, Alfredo Canteli, como la alcaldesa de Gijón, Carmen Moriyón, que escuchan con la misma atención al presidente ejecutivo de la multinacional española Indra, Ángel Escribano, que quiere convertir el viejo Tallerón de Duro Felguera en Gijón en la gran fábrica de los vehículos blindados españoles y que, además, estudia localizar nuevas actividades en las naves de la antigua Fábrica de Armas de La Vega, un paso adelante para la regeneración económica y urbanística de ese espacio clave de Oviedo.

Los personajes que completan la escena son el director de la agencia regional Sekuens, David González, y los anfitriones, el presidente de la Cámara de Oviedo, Carlos Paniceres, y el vicepresidente de esta entidad, José Manuel Ferreira. Los tres han tenido un papel destacado en el desembarco de los proyectos de Indra en Asturias, muy necesarios para que la industria asturiana deje de pagar los peajes de la eterna reconversión.

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