Saltar al contenido principalSaltar al pie de página

La desazón de los familiares de Maritrini, la asturiana que desapareció con su bebé en 1987, cuyos restos buscan en una balsa: "No creemos que puedan encontrarlos..."

"El la mató, no puede estar viva, hubiese regresado", dice Trinidad Vecino, su madrina, que la rescató, con su marido José María Sainz, en 1986, cuando fue agredida por Antonio "El Portugués"

Senén Sainz y su mujer, Mercedes Nosti, se acuerdan que en 1985 ya hubo un accidente extraño, en el que la abuela de la desaparecida sufrió graves quemaduras

Senén Sainz sistiene una foto de Trinidad Suardíaz, mientra su mujer, Mercedes Nosti, muestra una foto de los padres de la mujer desaparecida.

Senén Sainz sistiene una foto de Trinidad Suardíaz, mientra su mujer, Mercedes Nosti, muestra una foto de los padres de la mujer desaparecida. / Luisma Murias

Luis Ángel Vega

Luis Ángel Vega

Oviedo

“Nos dábamos por conformes si encontrasen algún resto de Maritrini, por decir que se sabe dónde la tiró y poder presentarle nuestros respetos”, aseguran Senén Sainz Rivero y su esposa, Mercedes Nosti, de 76 y 72 años, dos de los familiares aún vivos de María de la Trinidad Suardíaz Suero, la maliayesa que desapareció junto a su hija Beatriz, de 13 meses, en el año 1987. Una jueza de Gijón ha ordenado drenar una balsa minera en la localidad de Berbes (Ribadesella), la última donde vivieron madre e hija, y donde, según los vecinos, Antonio da Silva, el marido de Maritrini, arrojó dos coches. Senén y Mercedes, sin embargo, no son muy optimistas: "No creemos que puedan encontrarla, ha pasado demasiado tiempo".

Han pasado casi 40 años desde que se perdió la pista de Maritrini (el próximo 7 de noviembre cumpliría 63 años), pero este matrimonio tiene un recuerdo aún muy vivo de aquella joven de pelo rizoso, con una ligera discapacidad intelectual. Después de que muriese su madre, el padre dejó "a Maritrini con la abuela, para que la ayudase. A pesar de la discapacidad, si le decías las cosas, las hacía bien, podía hacer recados y echar una mano a su abuela. Entonces fue cuando conoció a ese hombre", relata este matrimonio, residente en el barrio de La Pría, en Priesca (Villaviciosa). Maritrini vivió con su abuela en Castiellu de la Golondrina, en Priesca.

Senén Sáinz, con un recorte de LA NUEVA ESPAÑA sobre la desaparición de su prima segunda.

Senén Sáinz, con un recorte de LA NUEVA ESPAÑA sobre la desaparición de su prima segunda. / Luisma Murias

No se sabe muy bien cómo Maritrini se encontró con Antonio da Silva. A la abuela de la joven, dicen, aquel portugués 18 años mayor que su nieta "le cayó bien", quizá ignorando que se trataba de un hombre peligroso, de la noche. "Lo único que pensaba era en dejarla recogida cuando ella muriese, y por eso permitió que se casase con él", añade el matrimonio de La Pría.

Sin embargo, poco después se produjo un hecho que ya presagiaba lo que podría ocurrir más tarde. "Un día venían con el coche desde Colunga y cayeron por un precipicio. Él pudo tirarse fuera del coche, pero no Maritrini y su abuela. La tía Felicidad estuvo en el hospital mucho tiempo con quemaduras y poco después murió", rememoran Senén Sainz y Mercedes Nosti.

Mala vida en León

Trinidad Suardíaz y Antonio da Silva acabaron en Matadeón de los Oteros, en León. Pero era tal la mala vida que el hombre le daba a su mujer con sus celos patológicos que ella acabó lanzando un mensaje de auxilio por la ventana, de forma que la Guardia Civil terminó liberándola.

A Santas Martas fueron a buscarla sus padrinos, José María Sainz y su esposa, Trinidad Vecino, que hoy residen en Villaviciosa. Les llamaron de cuartel. "Cuando llegamos, allí estaba, toda apocadina. Antonio la maltrataba. Estaba embarazada en aquel momento, y la trajimos a Asturias, donde dio a luz a la pequeña", cuenta Trinidad Vecino.

"Desde el principio nos dio mala espina ese tipo, era mucho mayor que ella, pero la abuela quería dejarla recogida. No fuimos a la boda", añade Trinidad Vecino. Fue el 6 de enero de 1985, en la iglesia de La Oliva, en Villaviciosa. El cura de la parroquia natal de Maritrini, en Seloriu (Villaviciosa), se negó a casarla porque sospechaba que "El Portugués" estaba casado. La abuela terminó falleciendo mientras vivía en una residencia de Villaviciosa.

Trinidad Vecino se acuerda de aquella vuelta desde León. "Paramos para que comiera algo, porque estaba muerta de hambre. Mi marido le dijo: 'Si vuelves con él, no nos vuelvas a llamar'. Pero volvió con el", añade Trinidad.

Durante ese tiempo estuvo en viviendo con su madre en Bárzana. Fue acogida por las Madres Adoratrices de Gijón y dio a luz a su hija Beatriz en junio de 1986, en la Casa Cuna de La Gota de Leche. Ya con la niña, volvió con Antonio da Silva y un año después desapareció. "Él la mató. Ella viva no puede estar, tendría que haber vuelto, porque ella tiene aquí propiedades que le dejó su abuela", dice Trinidad Vecino.

Y añade: "Solo si supiéramos dónde están sus restos, para tener un lugar donde dejarle un ramo de flores...".

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents