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Día de la Mujer: "Las Rompetechos"

Yolanda Calero, historia de una directiva erigida desde los cimientos

“En una entrevista me dijeron que no pensaban cogerme por ser mujer, fueron brutalmente sinceros”, asegura

Yolanda Calero. Irma Collín

Yolanda Calero nació en una familia humilde del Madrid de 1958. Su padre era electricista; su madre, ama de casa entregada que le elegía hasta la ropa. Y ella, con clara vocación de brillar por cuenta propia. Estudió Medicina en la Universidad Autónoma, pero la falta de dinero le impidió costearse la especialidad. Por eso, comenzó a trabajar en las por entonces conocidas como “lecheras”, ahora el servicio 112, donde encontró su verdadera vocación: la prevención. “Hay mucho cirujanos reputados que salvan la vida a montones de personas, pero ¿y si pudiéramos adelantarnos a esas situaciones de riesgo?”, ilustra Calero sobre su filosofía. Ese mismo pensamiento la llevó a especializarse en medicina de trabajo en la Jiménez Díaz. Se mudó a Asturias por amor y fue contratada por la empresa Dupont. 

Sus comienzos fueron de doctora a pie de obra en construcciones de alto riesgo. Después lo compatibilizó con las charlas de seguridad y autocuidado para los empleados. Así fue adquiriendo cargos de mayor responsabilidad a nivel regional y nacional, hasta cruzar las fronteras del mapa. En el año 2016, le hicieron directora médica en el área europea de la compañía, un puesto que mantuvo hasta el año pasado. “No soy la primera mujer en llegar hasta ahí, pero sí en hacerlo desde abajo”, explica Calero. 

No recuerda un ambiente patriarcal a lo largo de su trayecto, exceptuando el ser la única mujer en muchas reuniones directivas -aunque siempre rodeada de respeto-, y un episodio en el año 1985, recién terminada su especialidad, en el que el equipo técnico le reconoció, durante una entrevista de trabajo, que no pensaban cogerla por ser mujer. “Era para una plataforma petrolífera de Repsol. Fueron brutalmente sinceros. Me dijeron que era un ambiente masculino y que no iba a hacer nada allí”, explica la que es actual directora de la Asociación Española Contra el Cáncer en Asturias. 

Ahora, su prioridad es finalizar los estudios de Psicología que comenzó en 2011 con el pensamiento de que invertir en prevención es apostar por la mente sana. “Con el Plan Bolonia se me hizo incompatible tanta práctica con el cargo que ejecutaba. Solo me queda el TFG”, asegura entre risas respecto a su nuevo y futuro reto. También desde abajo.

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