La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Las Rompetechos

Rosa Menéndez: la química y madre de dos hijos que llegó a la cumbre del CSIC

La asturiana hizo historia en 2017 al convertirse en la primera mujer en presidir el mayor organismo de investigación de España, con casi 14.000 trabajadores: “Peleando se consigue todo”

Rosa Menéndez, esta semana, en su despacho de la sede central del CSIC, en Madrid. | | CSIC

Rosa Menéndez López (Cudillero, 1956) no dudó, hace ya cuatro años largos, en aceptar el gran reto de su carrera: presidir el CSIC, el mayor organismo público de investigación en España, con casi 14.000 trabajadores y 127 institutos. “Era consciente de que asumía una responsabilidad enorme, pero tomé la decisión sin titubear”, confiesa. Fue así cómo la química asturiana, experta en materiales de carbono, hizo historia en noviembre de 2017, convirtiéndose en la primera mujer en dirigir el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) desde su creación, hace más de 80 años. Antes que ella hubo diecinueve hombres en el cargo.

“Era consciente de que asumía una responsabilidad enorme, pero tomé la decisión sin titubear”, confiesa. Fue así cómo la química asturiana, experta en materiales de carbono, hizo historia en noviembre de 2017

decoration

A Menéndez le ha tocado gestionar una de las épocas más difíciles con el azote de la pandemia y la incansable búsqueda –todavía hoy– de vacunas españolas contra el covid. Echando la vista atrás, la investigadora asturiana confiesa que los primeros días llevando el timón del mayor buque de la ciencia fueron “difíciles” pero dice estar “contenta” con los pasos dados desde entonces. “En cuestión de semanas formé un gran equipo de científicos extraordinarios que dejaron los laboratorios para trabajar por y para la institución. Nuestro principal desafío era facilitar la vida de los investigadores del CSIC y de nuestro personal técnico y administrativo. Y, en este tiempo, hemos conseguido muchos retos: a nivel estratégico, de toma de decisiones, de colaboración entre centros y grupos de investigación de diferentes áreas y empresas... Con gran esfuerzo, hemos solventado muchos obstáculos de los que también hemos aprendido”, cuenta telefónicamente, entre reunión y reunión, desde su despacho en la céntrica calle madrileña Serrano.

“En cuestión de semanas formé un gran equipo de científicos extraordinarios que dejaron los laboratorios para trabajar por y para la institución. Nuestro principal desafío era facilitar la vida de los investigadores del CSIC"

decoration

Si hay dos palabras que definen la presidencia de Rosa Menéndez esas son “apertura” y “cercanía”. Y así, dice, se lo reconoce la plantilla. “Siempre pretendí que la administración central no se viese como algo lejano y mostrar una mayor cercanía con el personal”, señala. Pero también quedan flecos aún por cortar; entre ellos, agilizar el día a día en el CSIC. “La Administración adolece de cierta lentitud a la hora de licitar obras y comprar equipamiento, por ejemplo, pero la nueva Ley de la Ciencia lo mejorará sin duda y la aprobación del contrato de gestión, que tenemos pendiente, consolidará nuestra figura de Agencia y nos permitirá disponer de un presupuesto plurianual que para nosotros es muy importante”, manifiesta.

Rosa Menéndez es el mejor ejemplo de mujer trabajadora. De brillante científica en un alto cargo y de madre de dos hijos. “Cuesta, pero peleando se consigue todo”, asegura. La química asturiana, que el año pasado fue reconocida por el Ayuntamiento de Madrid en el acto institucional del 8M con el premio Ana Campoamor por ser un referente nacional, manda un mensaje claro a las mujeres: “Nos tenemos que reconocer entre todas. Necesitamos más apoyo para conciliar, pero también tenemos que convencernos de que podemos llegar tan lejos como los hombres, que no tenemos que exigirnos más por el hecho de ser mujeres, y que hay que perder el miedo a no hacerlo bien, ya que las capacidades están ahí”.

Desde su puesto en lo más alto del CSIC, Menéndez aboga por acercar la ciencia a la sociedad, creando referentes con el objetivo de cultivar nuevas vocaciones científicas entre las jóvenes y fomentar las carreras STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) en el sistema educativo. La química es especialmente sensible con la caída del interés de las chicas por los laboratorios. Por ello, este año la institución que lidera promovió más de 60 actividades en torno al Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia.

Aboga por acercar la ciencia a la sociedad, creando referentes con el objetivo de cultivar nuevas vocaciones científicas entre las jóvenes y fomentar las carreras STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) en el sistema educativo

decoration

Menéndez, que constituye el mejor de los referentes para las niñas de hoy, asegura que nunca imaginó llegar tan lejos ni tampoco lo buscó. “Tú haces el trabajo lo mejor posible y pones todo el empeño. Las cosas luego surgen de forma natural”, afirma. Sus primeros pasos los dio en su Asturias natal, en la Universidad de Oviedo, donde se licenció y se doctoró. En 1988 inició su carrera profesional en el CSIC como científica titular y en el 2000 fue nombrada investigadora científica. Después de una experiencia postdoctoral en Inglaterra y Estados Unidos, volvió a Instituto de Ciencia y Tecnología del Carbono (Incar), con sede en Oviedo, en donde desarrolló su trabajo como científica. Su labor investigadora está relacionada con materiales y energía, y tiene una línea abierta sobre grafeno con aplicaciones variadas, desde la biomedicina al almacenamiento de energía.

En su largo currículum figura su participación en más de 30 proyectos de investigación, la publicación de más de 200 artículos en revistas internacionales y la creación de 10 patentes. Rosa Menéndez siempre se sintió “útil” en la gestión y, a lo largo de su carrera, desempeñó varios cargos: directora del Incar, delegada institucional del CSIC en Asturias, y vicepresidenta de Investigación Científica y Técnica del CSIC. En este último puesto estuvo de mayo de 2008 a febrero de 2009. Y se quedó con ganas de más, hasta que le llegó la oportunidad de sentarse en el sillón de mando del CSIC. Desde la presidencia del mayor organismo dedicado a la ciencia en España continúa su labor consciente, dice, “de la importancia de la investigación científica y el fomento de la igualdad como reconocimiento a la gran labor de las mujeres en la ciencia”.

Compartir el artículo

stats