Barbón apela al "voto personal", por encima de siglas, y da por cumplido el 80 por ciento de sus compromisos para la legislatura

El presidente trata de explotar su condición de candidato más conocido y llama a concentrar el voto sobre sí para evitar "que Asturias acabe en manos de Santiago Abascal"

Barbón apela al "voto personal", por encima de siglas, y da por cumplido el 80 por ciento de sus compromisos para la legislatura

VÍDEO: Amor Domínguez/ FOTO: Miki López

Adrián Barbón confía mucho en su gestión, pero para echar el resto a cuatro días de las urnas también ve un activo en el poder de su magnetismo personal. Este miércoles, el presidente del Principado y candidato a la reelección cerró su encuentro electoral en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA con una apelación al “voto personal” y a saltarse las siglas de los partidos, con una llamada a la puerta del elector “de la izquierda y del centro que puede no identificarse con nuestros planteamientos ideológicos, pero sí con la persona”. Él es él y sus circunstancias, él y sus cuatro años de combate contra la pandemia, él es el más conocido de los aspirantes que enfilan la recta final de la carrera hacia las urnas y ha visto ahí un punto de apoyo. “Hace cuatro años era una gran incógnita para la mayoría de los asturianos. Era muy poco conocido”, dijo en el parlamento final de un acto en el que respondió las preguntas de los lectores de este periódico. “A estas alturas, la gente me conoce. Sabe que intento aprender de los errores que he cometido y que cuando tengo que tomar decisiones las tomo, cueste lo que cueste…”

A sala llena, ante un auditorio de doscientas personas en el que descollaban consejeros y diputados, alcaldes y alcaldesas, directores generales y cargos públicos varios, Barbón terminó comparando estas elecciones autonómicas con “unas municipales” en el sentido de la importancia que cuando se presentaba a alcalde de Laviana siempre le dio él, dice, “a las personas”. Apartándose así de la batalla de siglas que plantea sobre todo el PP, o de la pulsión de hacer de la cita del domingo un ensayo con todo de las generales de diciembre, el jefe del Ejecutivo regional esquivó con esa finta la pregunta sobre los pactos del 29 de mayo y los tirones desde su izquierda recibe día sí, día también, de IU y Podemos. Ellos le indican recurrentemente el camino de un acuerdo progresista, le enseñan un parlamento del que previsiblemente desaparecerá esa opción de apoyo en Ciudadanos que el PSOE utilizó con recurrencia en la pasada legislatura… Él se les escapa, de momento, pidiendo votos y asegurando que “si la gente quiere estabilidad política, hay que concentrar el voto en el proyecto que represento”.

Venía Barbón de dar por “cumplidas más del ochenta por ciento de las cuatrocientas medidas” con las que se presentó a las elecciones de 2019 y de invitar a valorar lo que pesa eso en una legislatura en la que “dos años estuvieron volcados en hacer frente a la pandemia”. Venía también de repetir que ya le dan la enhorabuena por la victoria, de advertir de que “el menor camino para perder unas elecciones es darlas por ganadas” y de volver a agitar la señal de peligro por el acercamiento de la extrema derecha. Frente a la estrategia nacional de su partido, que ya no levanta tanto la bandera del riesgo de Vox por las malas experiencias de las autonómicas de Andalucía y Madrid –donde eso fortaleció al PP–, Barbón sigue llamando a movilizar y concentrar el voto sobre sí, especialmente “en las alas” y llamando también a todos los electores “moderados” para evitar “que Asturias acabe en manos de Santiago Abascal”. La región, proclama, “se ha convertido en objetivo electoral para la extrema derecha, porque somos una pieza a batir simbólica. Nada les daría mayor placer que presentarse el 28M y decir que están en el Gobierno de Asturias”.

Su impresión de lo que está pasando aquí le dice que, “más que con el PP, el PSOE se está jugando un escaño en el occidente con Foro Asturias y otro “en el oriente con la extrema derecha”. A sus ojos, el PP “está haciendo un repliegue en las alas porque sabe que ya no tira más y ha entregado la cuchara” con la seguridad que le da ese pacto “oculto de la vergüenza” con Vox que ya está, según Barbón, poco menos que sellado en piedra.

El guion del encuentro, dirigido por las preguntas de los lectores de LA NUEVA ESPAÑA, llevó al presidente a proclamar, hablando del voto de las alas, que “puedo entender el malestar de la sociedad del mundo rural”, o que “conozco bien la sensación de frustración con la gestión del lobo”. Aprovechando para volver a levantar la bandera de su libertad, recordó el recurso que su Gobierno socialista interpuso contra el estatal para tratar de revertir el modelo de protección del cánido salvaje y repitió que “soy socialista desde los diecisiete años, pero asturiano desde que nací. Y si en algún momento hay diferencias entre lo que propone el Gobierno de España y lo que creo que es mejor para Asturias, siempre voy a optar por Asturias”.

Volviendo a mirar de reojo a Diego Canga, y a su designación como candidato del PP directamente “desde Madrid”, Barbón se autoproclamó por enésima vez libre. “Puedo alzar la voz y oponerme a las posiciones del Gobierno central con la autonomía que me da que me hayan elegido los militantes”, señaló. Y se lanzó a la defensa de su cuatrienio empezando por la comparación recurrente entre el empleo de 2019 y el de 2023, “12.000 parados menos y 11.400 personas trabajando más”, porque “hemos avanzado mucho en el empleo en empresas de base tecnológica, en la ciencia y la innovación”. También han prestado atención al paro por encima de los 45 años, respondió a la pregunta de un lector, y “vamos a emplear fondos europeos para la recualificación de los desempleados con más de 45 años y facilitar que puedan acceder nuevamente al mercado laboral”.

Al día siguiente del respiro que le dio el INE con la cifra más actualizada de población, el presidente ejerciente llevó el debate demográfico hacia sus medidas de impulso fiscal y hacia su muy publicitada batería de deducciones en el IRPF por tener hijos o vivir en el medio rural. Aprovechó el momento para volver a denostar la deflactación que proponía el centro derecha –“a mí me habría bajado 315 euros; a alguien que cobre entre 15.000 y 20.000 euros, 90”– y a la consulta recurrente sobre el impuesto de sucesiones respondió en fase defensiva que “sólo lo paga el uno por ciento de los herederos”, pero que a menudo este tributo “se confunde con algo que sí pagamos todos, la plusvalía municipal por la revalorización de los inmuebles que se heredan”.

Puesto ante su promesa repetida de convertir en autonómica la red de escuelas infantiles que ahora gestionan los ayuntamientos –punto 80 de los 400 de su programa electoral–, reavivó el presidente ese compromiso y el añadido de esta campaña sobre la gratuidad de estos centros a partir de septiembre de 2024. Se felicitó por haber abrazado el diálogo contra las protestas sanitarias, por el plan de choque ante las listas de espera y los conciertos y derivaciones a la privada y prometió que su oferta de 15.000 euros de ayuda anual para los enfermos de ELA se activará, si gobierna él, de inmediato y sin esperar a que se apruebe el presupuesto de 2024.

La fecha de apertura de la Variante “la han fijado ellos” –el gobierno central–, pero él se previene contra la acusación de electoralismo recordando que si es en noviembre no podrá haber inauguración oficial por la proximidad de las generales. Dejó además Barbón “un compromiso total y absoluto” de oposición a que al peaje del Huerna se añadan otros “internos” y la asunción como un “fracaso” de la tentativa irrealizada de reforma del Estatuto de Autonomía. “Fracasamos porque en la Junta no había 27 votos”, pero si a partir del lunes los hay “hay que abordar” ese asunto, se reafirmó, “por la mayoría de edad de nuestra sociedad”, más concretamente para poder dictar decretos ley, tener más competencias y autonomía para fijar las fechas de las elecciones. Sí, también para incorporar “el reconocimiento” que prevé la Constitución para “nuestras lenguas".

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