La gestión medioambiental, clave en la negociación entre IU y Barbón

Zapico ha insistido en la necesidad de derogar o reformar en profundidad la ley de Calidad Ambiental, una de las banderas de los socialistas

Ovidio Zapico recibe el aplauso de sus compañeros de candidatura tras conocerse el resultado de las elecciones.

Ovidio Zapico recibe el aplauso de sus compañeros de candidatura tras conocerse el resultado de las elecciones. / Marcos Palicio

Ni los discursos previos ni la noche electoral dejaron espacio para la duda. Con las cartas boca arriba, Izquierda Unida quiere volver a estar en el Gobierno del Principado y se lo ha dicho al PSOE, desde la distancia de la campaña y la cercanía de la Junta, antes y después de que las urnas certificasen el triunfo socialista y ratificasen la situación de la coalición como apoyo indispensable para estabilizar el próximo Ejecutivo autonómico. Le han hecho saber también lo que quieren. Incluso han identificado la gestión del medio ambiente como un lugar del próximo Ejecutivo en el que se encontrarían cómodos. Está, obviamente, todo por hacer. Hay muchas posturas que afinar, pero así se escriben los prolegómenos de una negociación que no ha empezado y puede no ser del todo pacífica. Porque IU viene de una recta final de legislatura de mucho enfrentamiento y de sonora oposición concentrada en algunas de las políticas que el PSOE ha situado en el eje de su gestión. Porque son en algún caso estas mismas las que la coalición pone ahora en el punto de mira de esta pretensión suya de retornar a un Gobierno de coalición.

A la pregunta por sus condiciones, el cabeza de lista de la coalición electoral que IU formó con Más País e Izquierda Asturiana, Ovidio Zapico, siempre ha empezado respondiendo por la ley de calidad ambiental. Ha sido uno de sus caballos de batalla, ha dado pie a enconados enfrentamientos en la Junta con el vicepresidente del Principado, Juan Cofiño, y ahora es una de las primeras armas que el coordinador general de IU promete llevarse a la conversación que tiene pendiente con Adrián Barbón. Es una de esas leyes que el PSOE salvó gracias a la "geometría variable" y al sustento de Ciudadanos. La intención de "derogarla", o de darle al menos una vuelta "integral", está subrayada en rojo en la agenda de negociación de IU.

Les desagrada, lo han repetido, el uso que la norma hace de la declaración responsable para resolver trámites ambientales para instalación de empresas. Les incomoda la inspiración que perciben en el texto de las Cámaras de Comercio y el empresariado. Van a intentar, eso ha dicho Zapico, reformar esa regulación mediante el diálogo "con la empresa, los agentes sociales, los grupos parlamentarios o el movimiento ecologista", pero también hay otras claves. Está la atención que piden para el empleo de la industria como principal estrategia de fijación de población y antídoto contra la crisis demográfica asturiana y también el impulso a algunos servicios públicos entre los que mencionan la atención primaria y no desprecian los problemas de la atención social. Es eso y la vivienda, porque también durante esta campaña se ha acordado Zapico que desde que IU no gestiona este departamento en el Principado, y "va a hacer doce años, hay una ausencia total de política de vivienda en Asturias".

El menú y la mesa están puestas. Ayer, de momento, la conversación del día después de las urnas entre Zapico y Barbón dejó la conversación aplazada hasta que el recuento del voto emigrante eleve a definitivo el resultado del domingo. Eso sí, en la coalición hablan ya de su interés por acceder a "los núcleos económicos del Gobierno", un lugar en el que no harían ascos a esa consejería con competencias en medio ambiente de la que se ocupaba hasta ahora el vicepresidente Cofiño. Lo primero, eso dijo Zapico en la misma noche electoral, es escuchar al presidente, que sea Barbón el que mueva la primera ficha y aclare "qué modelo quiere para Asturias". Es otra forma de pedirle liderazgo, y de recordar que salieron escamados de aquella negociación sobre la reforma del Estatuto de Autonomía y la oficialidad del asturiano en la que echaron de menos ver al PSOE a los mandos del timón. Entienden que los socialistas y Barbón se pusieron entonces en algún momento de perfil, que el presidente del Principado delegó responsabilidades que le correspondían y esperan que ahora asuma con plenitud la iniciativa que le otorga el resultado electoral.

Así quedan planteadas las vísperas de unos encuentros de los que IU espera obtener unas condiciones razonables para volver a formar parte de un Gobierno de coalición que no conocen desde hace doce años. La idea es la reedición por otros medios de aquellas dos experiencias del Ejecutivo compartido con las que PSOE e IU recorrieron buena parte de la primera década de este siglo. En el segundo y el tercer gobierno de Vicente Álvarez Areces, las necesidades parlamentarias de los socialistas configuraron dos gobiernos con dos consejerías cada uno en manos de IU. En el primero de ellos, de 2003 a 2007 Laura González fue consejera de Vivienda y Bienestar Social y Francisco Javier García Valledor, de Justicia, Seguridad Pública y Relaciones Exteriores. Con el cambio de legislatura, entre 2007 y 2011 Noemí Martín heredó el departamento de Vivienda y Bienestar y Aurelio Martín se hizo cargo de Medio Rural y Pesca.

Doce años después, la coalición ha visto llegada la oportunidad de reeditar aquellas experiencias con la fuerza que le da ser desde el domingo "la única izquierda que crece". Ovidio Zapico hizo hincapié en el aval que las urnas han dado a su reclamación de un sitio en el Gobierno. Los tres diputados de Convocatoria por Asturias, eso sí, pueden llegar a ser necesarios, pero no son suficientes para apuntalar sin sobresaltos la continuidad de Adrián Barbón al frente del Ejecutivo autonómico. La victoria socialista sin mayoría absoluta marca un camino hacia la estabilidad que reordena las aritméticas parlamentarias e invita a los socialistas a buscar apoyos, bien sea desde dentro o desde fuera del Gobierno, para alcanzar los 23 escaños sumando a sus diecinueve diputados también el de Podemos, que pese al batacazo electoral que supone su descenso de cuatro representantes a uno puede llegar a ser decisivo para la configuración de la mayoría de la izquierda.

Suscríbete para seguir leyendo