Cuarenta años de Estatuto de Autonomía de Asturias dan para mucho, para lo bueno y para lo malo. Con la aprobación del texto definitivo en el mes de diciembre de 1981 se inició un viaje incierto y apasionante, un recorrido con luces y sombras, por supuesto, que ha llevado a que la actual comunidad, por múltiples motivos, tenga muy poco que ver con la de finales de la década de los setenta y principios de los ochenta del pasado siglo. Pasar de ser una de las regiones más ricas de España gracias a la pujanza de su sector público a ir perdiendo relevancia económica a medida que éste fue desintegrándose no ha sido fácil de llevar por las instituciones autonómicas, o quizás habría que hablar de la ciudadanía en su conjunto.

Los presidentes del Principado de Asturias: el primero, Rafael Fernández.

Asturias, como el resto de las comunidades autónomas (incluidas, incluso, las consideradas históricas) se tuvo que ir inventando día a día desde los complicados y vacilantes tiempos de la Transición. En España más que autonomías propiamente dichas había habido a lo largo de la historia reivindicaciones autonomistas, pero sin tiempo suficiente para poder considerar que se hubiese llegado a un proceso autonómico histórico consolidado. En ningún lugar. Ahora sí, ahora son cuatro décadas o más en algún territorio, de descentralización real, administrativa y política de España.

Con números quizás sea la mejor manera de demostrar lo sucedido en Asturias en los últimos cuarenta años. Si bien es cierto que la autonomía se aprobó por las Cortes en diciembre de 1981 no fue hasta mayo de 1983 cuando se celebraron las primeras elecciones regionales, que dieron origen al primer ejecutivo de la comunidad autónoma. Antes hubo un proceso preautonómico en el que se fue dejando de lado paulatinamente a la Diputación Provincial, principal institución con la que se podría hacer algún tipo de comparación sobre gastos o inversiones, aunque sólo relativos a los municipios, por lo que no tendría prácticamente ningún valor.

El segundo presidente, Pedro de Silva.

De 83 millones de euros a 5.237

El primer Presupuesto realmente autonómico fue el de ese año 1983, que llegó a los 13.760 millones de pesetas, es decir, a algo menos de 83 millones de euros. El actual Gobierno autonómico ha presupuestado 5.237 millones de euros (alrededor de 869.000 millones de pesetas) para el próximo ejercicio económico de 2022, el de mayor montante de la comunidad en toda su historia.

Asturias fue la primera región española en acceder a la autonomía a través del artículo 143 de la Constitución, el de la vía lenta. El artículo 151, el de la vía rápida, era el previsto para las comunidades históricas, Cataluña, País Vasco y Galicia, aunque finalmente también se aplicó en el caso de Andalucía. A partir de 1992 se produjo una relativa equiparación de competencias entre las comunidades de la vía rápida y las de la vía lenta mediante los pactos autonómicos firmados ese año entre PSOE y PP.

El gran salto presupuestario del Principado se inició en el 2000, con la asunción de las competencias de Educación, tras cuatros años de negociaciones. Asturias fue la última comunidad en llegar a un acuerdo con la Administración central sobre este asunto debido a la crisis derivada del enfrentamiento entre el por entonces todopoderoso líder del PP Francisco Álvarez-Cascos y el presidente regional Sergio Marqués. Al final, las competencias se valoraron en 68.987 millones de pesetas.

El tercer presidente regional, Juan Luis Rodríguez-Vigil.

Sanidad

Pero fueron las transferencias del Insalud las que, con mucha diferencia, más engordaron las cuentas de la Comunidad Autónoma. El acuerdo se alcanzó en 2002 y la Sanidad asturiana se valoró en 939 millones de euros (unos 156.000 millones de pesetas). El Principado se hizo cargo de 12.636 trabajadores del sector. A diferencia de lo sucedido por ejemplo en Cantabria, el Gobierno de José María Aznar y Álvarez-Cascos excluyó la partida correspondiente a la construcción de un nuevo hospital en Oviedo, dinero que fue asumido de forma exclusiva por el Principado. En diez años el gasto sanitario en Asturias se duplicó.

En el proyecto de Presupuestos para el próximo ejercicio económico el Gobierno de Adrián Barbón ha previsto casi 2.000 millones de euros para Sanidad, mientras que la Educación se lleva 780 millones, con diferencia las dos grandes partidas de las cuentas regionales desde que ambas competencias fueron transferidas al Principado a comienzos de siglo actual.

Cuarto presidente regional, Antonio Trevín.

El PSOE, preponderante

Si en el proceso de elaboración y aprobación del Estatuto de Autonomía las fuerzas entre los dos grandes partidos de la región en aquellos momentos, PSOE y UCD, estaban bastante igualadas, posteriormente, ya en plena vigencia del texto estatutario, y tras la desaparición en la región del partido centrista fundado por Adolfo Suárez, fueron los socialistas los que ostentaron el poder de forma continuada, salvo cinco años.

El Principado de Asturias ha tenido gobiernos autonómicos socialistas 33 años, a los que hay que sumar los casi 5 que estuvo Rafael Fernández (un histórico del PSOE) al frente del Consejo Regional y como presidente de la comunidad en funciones. Los otros cinco se los reparten la derecha, así en términos generales. Porque no es fácil de explicar lo sucedido en estos años sin ejecutivos socialistas. El candidato del PP Sergio Marqués fue elegido presidente el 14 de julio de 1995 pero avanzado el mandato su partido hasta entonces le acabó retirando el apoyo a instancias de Francisco Álvarez-Cascos, quien dijo aquello de que “prefiero un partido sin Gobierno que un Gobierno sin partido”. Al final Marqués acabó la legislatura en 1999 en otro partido, por él creado, URAS. Paradójicamente, lo mismo hizo once años después el propio Álvarez-Cascos cuando Mariano Rajoy le vetó para encabezar la lista de los populares al Principado de Asturias en las elecciones de 2011. Fundó Foro Asturias, con el que ganó los comicios y fue elegido presidente, pero sólo durante un año, ya que crecido como estaba convocó nuevas elecciones que, en contra de lo que él pensaba que iba a suceder, perdió claramente, facilitando el regreso del PSOE al poder.

Quinto presidente regioanl: Sergio Marqués.

De Silva, Rodríguez-Vigil y Trevín

Los primeros comicios autonómicos los ganó la candidatura socialista encabezada por Pedro de Silva. Él y su mano derecha, el consejero de la Presidencia, Bernardo Fernández, fueron los encargados de montar todo el entramado administrativo autonómico y, en parte, también el político. Fueron ocho años muy difíciles con reconversiones en marcha en todos los grandes sectores industriales tradicionales de la región y con la urgente necesidad de diseñar el futuro de una comunidad autónoma en pañales. También fue el inicio de las relaciones del Principado con la entonces Comunidad Europea, que financió importantes obras de saneamiento en la región a finales de los años ochenta del pasado siglo.

Pedro de Silva se fue de la política por iniciativa propia, algo muy poco habitual ni entonces ni ahora. Eso sí, lo hizo cansado de las presiones recibidas por parte del, durante muchos años, sector preponderante en la Federación Socialista Asturiana, el de la minería que encabezaba José Ángel Fernández Villa. De forma sorprendente Silva anunció prácticamente en el minuto uno tras su reelección como presidente que no volvería a concurrir a unas elecciones. El objetivo, verse libre de condicionamientos y actuar, más o menos, al margen de las posibles coacciones del secretario general del SOMA-UGT, al que no le gustó nada esta decisión de Silva. No dejó en ningún momento de intentar intimidar al jefe del ejecutivo autonómico.

Quinto presidente de Asturias: Vicente Álvarez Areces.

En 1991 accedió a la Presidencia del Principado Juan Luis Rodríguez-Vigil (con anterioridad consejero de Sanidad), a instancias, como no, de Fernández Villa, que para nada tuvo en cuenta la opción de Bernardo Fernández, barajada por el sector de la FSA enfrentado al SOMA. Rodríguez-Vigil estuvo en el cargo poco menos de dos años. El “Petromocho”, el timo de una inversión fantasma, puso fin a su carrera política. Dimitió. Para los dos años que restaban de mandato el PSOE se decantó por el exalcalde de Llanes Antonio Trevín. Lógicamente, no fue esta legislatura muy fructífera políticamente para el Principado.

Marqués y Álvarez Areces

Como no lo fue tampoco la siguiente, la que se inició en 1995 con la elección del candidato del PP, Sergio Marqués, como presidente. Al escándalo del “Petromocho” le siguió el del primer gran cisma de la derecha asturiana, que acabó con un jefe del ejecutivo expulsado de su partido y gobernando con el respaldo de sólo 6 de los 45 diputados de la Junta General. Realmente esperpéntico. No obstante, Marqués (que llegó al poder porque así lo quiso IU) pudo gestionar los primeros dineros procedentes de los fondos mineros y fruto de ellos fue la primera autovía de titularidad autonómica, la Minera, entre Mieres y Gijón.

Séptimo presidente de Asturias: Francisco Álvarez-Cascos.

Con estos antecedentes era lógico pensar en un batacazo del PP en los siguientes comicios, como así fue, incluso con el viento a favor de un gobierno central popular en Madrid. Vicente Álvarez Areces, exalcalde de Gijón, logró mayoría absoluta en las autonómicas de 1999. Fue su primera victoria, que repitió en las elecciones de 2003 y 2007, ya con mayoría simple, por lo que necesitó para gobernar el apoyo de IU. Fue el dirigente político que más años ocupó la sede de la presidencia del Principado en la ovetense calle de Suárez de la Riva: doce.

A Álvarez Areces le tocó lidiar con las últimas negociaciones y la asunción de las cuantiosas competencias de Educación y Sanidad. Sobre estas últimas hubo un tenso tira y afloja sobre la posible ampliación del HUCA de El Cristo en Oviedo (opción que defendía desde el Gobierno central el entonces vicepresidente Francisco Álvarez-Cascos) o la construcción de un nuevo centro sanitario en los terrenos del antiguo Psiquiátrico en La Cadellada, la alternativa puesta sobre la mesa por Areces y que finalmente fue la que salió adelante, aunque para ello el Principado tuviese que renunciar a los más de 20.000 millones de pesetas que, presuntamente, estaba dispuesta a comprometer la Administración central para El Cristo. La otra gran obra impulsada por Álvarez Areces durante su periplo presidencial fue el superpuerto de Gijón y todo lo que ello conlleva, como la regasificadora. Tuvo Areces su escándalo político, el “caso Marea”, que acabó con un antiguo consejero de Educación, Iglesias Riopedre, y algunos otros ex altos cargos en la cárcel.

Octavo presidente regional: Javier Fernández.

Álvarez-Cascos y Javier Fernández

Seguro que este caso de corrupción tuvo algo que ver en la derrota del PSOE en 2011. El segundo gran cisma en la derecha, también protagonizado por Álvarez-Cascos, llevó al que fuera uno de los hombres con más poder en el PP nacional a la Presidencia del Principado, pero a través de otro partido, Foro, creado por Cascos solo cinco meses antes de las elecciones. Sus desavenencias con Mariano Rajoy acabaron en ruptura. Estuvo menos de un año en el cargo. Fue elegido como presidente con los votos de 16 de los 45 diputados de la Junta General. Con múltiples enfrentamientos y polémicas de todo tipo fue incapaz de llegar a ningún tipo de acuerdo con el resto de los grupos parlamentarios. Convencido de que iba a mejorar sus resultados disolvió la Cámara y convocó nuevas elecciones, que perdió, obteniendo 4 escaños menos que un año antes. Con el tiempo Cascos fue expulsado del partido por él fundado y en estos momentos se encuentra en espera de juicio tras una denuncia de la actual dirección de Foro acusado de apropiación indebida por valor de unos 300.000 euros.

A Álvarez-Cascos le sustituyó en mayo de 2012 el socialista Javier Fernández, que permaneció en el cargo hasta el mes de julio de 2019, tras repetir victoria en los comicios autonómicos de 2015. Tras el parón gubernamental del casquismo Fernández se propuso como primer objetivo lograr que la comunidad autónoma tuviera un Presupuesto. Y lo consiguió: el Principado contó de nuevo con unas cuentas en 2013, con el respaldo de IU y el único diputado de UPyD. Presupuestariamente Javier Fernández buscó en los siete años que permaneció en el puesto el apoyo tanto a la derecha como a la izquierda de la Junta General. Y así, en 2015 y 2017 lo encontró en el PP, mientras que el último año de su mandato, en 2019, consiguió además de la ayuda de IU la de Podemos, un partido al que siempre tuvo en contra de sus políticas a lo largo de toda la legislatura.

Noveno presidente regional, Adrián Barbón.

Javier Fernández, que se fue bastante decepcionado de la política tras sus enfrentamientos con Pedro Sánchez, quizás pasó por su peor momento desde el punto de vista personal en 2014 cuando se vio obligado a expulsar del PSOE por corrupción a quien fuera su principal valedor en el partido durante años, el líder del SOMA, José Ángel Fernández Villa, por, entre otras graves irregularidades, ocultar al fisco 1,4 millones de euros.

La media legislatura de Barbón

En julio de 2019 accede a la Presidencia del Principado Adrián Barbón, un dirigente socialista muy cercano a Pedro Sánchez, pero sobre todo a su hasta ahora mano derecha, la asturiana Adriana Lastra. Su labor en la poco más de media legislatura que lleva el frente del ejecutivo se circunscribe prácticamente a la pandemia, a la lucha contra la covid-19, su gran obsesión política y también personal.