El pasado 8 de marzo, acudí con mi marido al servicio de urgencias del HUCA. Estaba aquejado de una dolencia abdominal y de malestar general. Le ponen un enema y solicitan una cita para que le vean en Digestivo, por si acaso -dicen- le vuelve a repetir.

Pasan días y mi marido se encuentra mal, cada vez peor. El día 22 del mismo mes decidimos volver a urgencias y nada, más de lo mismo, otro enema y para casa. Yo les rogué encarecidamente que le hicieran una ecografía o que lo ingresaran para hacerle más pruebas, porque lo veía muy mal, y mi marido no era quejica. Bueno, pues ni caso. Nos estaba atendiendo una doctora joven, demasiado joven para estos menesteres. Y con poco interés, a mi modo de ver. Y me dice: "Su marido ya tiene una cita para que le vean en Digestivo". Yo le respondo que sí, pero puntualizo: "Es para septiembre" (estábamos en marzo). Ella me contesta con bastante desdén: "Si usted viene por urgencias para adelantar la cita, éste no es el procedimiento...". ¿Cómo pueden tratarnos así? Si no nos atienden cuando es necesario, ¿para qué están?

Tuvimos que ir a un centro privado a pedir consulta y un escáner. El diagnóstico fue un cáncer de páncreas con metástasis en el hígado.

Quiero quejarme, y quejarme muy fuerte. Teníamos una buena sanidad y estamos perdiéndola. Me refiero al servicio de urgencias del HUCA. No digo que les falten conocimientos, pero sí veo demasiada gente joven que da la impresión de que les importamos un carajo. Mi caso no es el único: son muchos y muchos fallos, porque faltan tablas, dedicación, vocación y humanidad. ¿Y los dirigentes? ¿Qué hacen? ¿No se enteran? Y Javier Fernández, al que yo admiraba, ¿por qué no se preocupa de algo tan importante como la sanidad y pone al frente quien responda? ¿Es que no merecemos los asturianos mejor trato?

Debo puntualizar que en el servicio de Oncología y en el equipo de Cuidados Paliativos sí nos encontramos con espléndidos profesionales. Desgraciadamente, no pudieron hacer nada: mi marido falleció el 8 de mayo.