Escribo desde el aparcamiento del HUCA. Estoy aquí porque en el Hospital hay una sala de espera donde habrá 50 personas y dos tomas de corriente para móvil, por supuesto ocupadas. Ahora sí, hay tres pedazos de pantalla de plasma que quitan el sentido y no se usan para nada.

Voy a contar mi relato. Llegada: 3.15 horas. Triaje, un equipo; pacientes en espera, siete: celadores para atender a los pacientes que vayan llegando, cinco.

El familiar acude con un cólico. A las dos horas y cuarto no lo había atendido todavía ningún médico. Les pregunto que si no lo van a hacer y me dicen que el médico todavía no llegó. A todo esto con un cólico, no le dieron ni un solo calmante para quitar el dolor.

A las 5.30 horas le dan un calmante, se le quita el dolor y le hacen una radiografía. Estamos esperando los resultados, son las 8.30 horas.

La radiografía, supongo que con el Millennium, será casi instantánea. Si la hubiese traído el Alsa de Madrid igual hubiese llegado primero.

Conclusión: llevo seis horas casi de espera. Y después me pregunto si no hay ningún responsable que vea que a Urgencias se viene precisamente con urgencias y con el móvil descargado, o con tantas horas de espera que se descarga y probablemente se necesite cargar.

Analizando esta situación veo que no, porque un responsable que tiene urgencias con su madre o con su padre pasa por la puerta trasera y no está esperando seis horas en la sala de espera.

La carta supongo que tendrá fallos de redacción, porque la estoy escribiendo desde el móvil con voz, aprovechando la tecnología que el Millennium nos deja a todos. Gracias por la sanidad que tenemos.

P. D.- Sigo esperando