La columna del lector

Libertad, confinamiento y responsabilidad

Soy consciente de que no es el problema número uno, pero llevo dos meses y pico confinado y no recupero mi libertad, ya que las autoridades la han secuestrado. Una de mis actividades favoritas es la pesca submarina, deporte que se practica en solitario. Pero, por la razón que sea, alguien está limitando mi libertad para realizar determinadas actividades que, en contacto con la naturaleza y aislado, "ni contagian ni provocan riesgo".

Llegados a este punto, personajes sin cabeza y, desde luego, no asesorados por técnicos imparciales, están limitando un derecho que no debe suspenderse al no incurrir en ningún riesgo. Dicha actividad la desarrollo, lo poco o mucho que deja el Cantábrico, con mi licencia expedida y abonada al Principado, certificado médico y seguro que se exige; todo ello con un respeto absoluto a mi entorno natural, en el que me integro.

Comprendo muy bien el significado de lo que estamos pasando y acepto un confinamiento, pero no alcanzo a entender que alguien en su sano juicio y asesorado por "técnicos" pueda dejar que se reúnan grupos de diez personas y, además, consumir en establecimientos públicos que por, sentido común, se van a llenar, y en cambio, no se fomente la dispersión de la unidad familiar conviviente hacia espacios naturales, el distanciamiento físico, así como actividades que no se desarrollen en grupo.

Nos ponen un horario para las actividades físicas y, además, se da la paradoja de que cierran espacios públicos aglutinando a corredores, ciclistas, caminante a las mismas horas y en lugares reducidos y abarrotados; "es ridículo".

¿Cuál es el problema para que un ciclista, corredor, caminante o pescador salga en solitario a cualquier hora y sea feliz en su actividad de aislamiento físico? Esto nunca se debió prohibir ¡Nunca! Se llama daños gratuitos y una extralimitación de poderes.

No me gustan los chiringuitos ni las concentraciones: "Más claro no lo puedo decir". Tampoco entiendo esas llamadas al consumo en los bares por parte de determinados líderes políticos que, más bien, parece que desconocen nuestra idiosincrasia. ¿Son ustedes responsables?

Están ustedes sobrepasando con creces determinadas líneas en lo que a la libertad en su sentido amplio significa. Entendiendo lo que el covid-19 representa -y muchísimo más que ustedes- creo que están incurriendo en un delito al obrar con irresponsabilidad en sus decisiones, en su gestión; sobre todo, al sobrepasar determinados límites en un derecho tan fundamental como es la libertad, premiando, incomprensiblemente, lo colectivo y castigando lo individual.

Me temo que, de seguir así, volveremos a confinarnos por una gestión nefasta; cuidado, pues puede reventar todo por decisiones irreflexivas y/o arbitrarias; también pueden aceptar la muerte como compañera por fines estrictamente económicos.

Son ustedes torpes, al igual que una parte pequeña de la población pero extensa; la diferencia estriba en quién ostenta la responsabilidad. Las decisiones mal tomadas tienen un coste en vidas y trabajo. Al final, la pérdida de la libertad va a parecer que es gratis ante tanta inoperancia.

El confinamiento sí es necesario. El daño gratuito, no.

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