Saúl FERNÁNDEZ

La cultura, así, en general, ha sido desde mediados del siglo XIX una seña de identidad de la ciudad de Avilés y de muchos de sus habitantes. Sobre este presupuesto el historiador Juan Carlos de la Madrid ofreció ayer en Ámbito Cultural, en El Corte Inglés, la charla titulada «De Atenas a Copacabana», que sirvió como inauguración oficial de una sala que lleva ya unas semanas en funcionamiento.

De la Madrid partió en su viaje histórico de la situación social que se vivía en el Avilés decimonónico, cuando la cultura era monopolio de burgueses que podían dedicar su ocio a estas cuestiones, que, en principio, estaban lejos de lo que se podía considerar eminentemente productivo. Aquéllos eran los años de la Sociedad Artística, los primeros tiempos de la prensa en Avilés, cuando «El Eco de Avilés», de Antonio María Pruneda. Juan Carlos de la Madrid recordó en este punto «La novela de un novelista», de Armando Palacio Valdés, sus memorias de infancia y juventud. Al parecer del longevo autor realista el movimiento cultural de aquellos primeros años suyos -los de la mitad del siglo XIX- eran tan vividos culturalmente que llega a asemejar Avilés con Atenas. Palacio Valdés, por ello, es uno de los responsables del lema «Avilés, la Atenas del Norte».

Juan Carlos de la Madrid se detuvo en su recorrido en el tránsito del siglo XIX al XX, «cuando por ley se reguló el descanso dominical», recordó. Los domingos de ocio fueron los años de esplendor de la educación de adultos, de la Escuela de Artes y Oficios, que funcionaba ya desde la década de los setenta del siglo XIX; de la Extensión Universitaria, «con el grupo de profesores más brillante de los 400 años de historia de la Universidad».

Hizo un repaso posteriormente de la llegada del cine a Avilés: de las barracas de feria al Somines y, de ahí, al famoso cine Iris. Recordó la construcción del teatro Palacio Valdés. Después llegó a los años de la cultura dirigida en el tiempo de la posguerra. Terminó su intervención recordando la construcción de las infraestructuras culturales actuales: la Casa de Cultura, la reconstrucción del teatro Palacio Valdés, tras veinte años de abandono, cuando se cumplen dos décadas del comienzo de su restauración. Cerró su intervención en Copacabana, la playa que contempla cada día el arquitecto Oscar Niemeyer, llamado a cambiar Avilés, ahora que la cultura ha pasado del ocio a toda una estrategia ciudadana.