M. MANCISIDOR

El Hospital San Agustín quiere erradicar del área sanitaria avilesina la tuberculosis, una enfermedad temible en siglos pasados que aún hoy persiste: de hecho, cada año se diagnostican en la comarca unos treinta nuevos casos. La incidencia en España es mayor que en el resto de Europa. El plan, que será pionero en Asturias, será una ofensiva en toda regla contra el «Mycobacterium»: se incrementarán los protocolos de detección precoz y se hará un seguimiento de al menos un año no sólo al paciente, sino también a sus familiares. El plan se activará desde el primer indicio, ya en los centros de salud.

El jefe de la sección de neumología del Hospital San Agustín, José María García, presentó ayer el programa que quiere estudiar la prevalencia de la tuberculosis, una enfermedad contagiosa que si bien ha descendido en los últimos años, aún ocasiona que decenas de pacientes tengan que ingresar en el centro avilesino. García dio a conocer el estudio durante la primera jornada de formación, a la que asistieron representantes de salud pública, atención especializada (neumología, medicina interna y pediatría), microbiología y atención primaria, que participarán en programa de estudio de contactos de tuberculosis.

El trabajo consistirá en controlar el número de casos reales de esta patología y la previsión es analizar durante, aproximadamente un año, a más de 300 pacientes y a otras tantas personas (contactos) que viven en el entorno de los infectados de tuberculosis, tal y como adelantó el pasado mes de enero LA NUEVA ESPAÑA. El trabajo comenzará en atención primaria. Los médicos de familia que detecten un nuevo caso de tuberculosis deberán ponerlo en conocimiento de los especialistas del San Agustín que, sin demoras, iniciarán un protocolo de actuación con ese paciente que incluirá diferentes pruebas médicas como la de la tuberculina o radiografías de tórax.

Más aún, para prevenir la propagación de la enfermedad la investigación prevé la realización de pruebas a los «contactos íntimos» de los pacientes que variarán dependiendo del enfermo y de su ámbito (escuela, familia, hospital, empresas...). El riesgo de infección en contacto con un enfermo de tuberculosis depende de la intensidad (duración, frecuencia y regularidad), las características del espacio compartido y la susceptibilidad del contacto.

El siguiente paso que recoge el estudio es que cada paciente siga a rajatabla el tratamiento que le prescriba el médico, a veces de varios meses de duración. Por este motivo, la directora de Salud Pública, Amelia González, explicó ayer que la Consejería de Bienestar Social y organizaciones no lucrativas participarán también en el proyecto «aportando recursos de tipo social».

«Estamos ante un ensayo que se pone en práctica en el área sanitaria avilesina y nuestra intención es extender esta experiencia a todas las áreas de la región», explicó González durante la inauguración del curso formativo que tuvo lugar ayer en el Hospital San Agustín. Consciente de que lo más complicado del proyecto es coordinar a las diferentes administraciones, González afirmó que: «Si fuéramos capaces de detectar a tiempo a los enfermos, analizar su entorno y lograr que no se abandonen los tratamientos estaríamos prácticamente ante la erradicación de la tuberculosis».

Los gerentes de primaria y especializada, Milagros Moreno y Alfonso Flórez, respectivamente, ofrecieron su apoyo a Salud y al coordinador del proyecto.