T. CEMBRANOS

Reencuentros, recuerdos y anécdotas fue la nostálgica combinación que ayer se vivió en el Colegio Palacio Valdés, primera sede del Instituto Carreño Miranda, durante la inauguración de una exposición de fotos antiguas y recientes que engloban los 75 años del centro. Al acto acudieron más de medio centenar de antiguos alumnos, además del director de Carreño Miranda, José Castro; la concejala de Educación, Aida Rodríguez, y el secretario del Palacio Valdés, Víctor Coto.

Los presentes pudieron ver los paneles en los que a través de imágenes y textos, recopilados por Miguel Solís, se repasa parte de la historia del centro y se buscaban entre las fotografías en compañía de sus compañeros de promoción. El 16 de abril de 1933 se colocaba la primera piedra del edificio histórico, ahora Palacio Valdés, que se recuerda con una imagen inédita de las autoridades académicas y municipales que acudieron a tan importante evento. Apenas un año más tarde, la primera promoción comenzó sus estudios en el Carreño Miranda, siendo el primer expediente el del alumno Gobaín García García, del que se conserva su examen de ingreso. También hay reproducciones de un examen de literatura contemporánea, fotografías de los uniformes que llevaron los alumnos hasta principios de los años setenta, una imagen del escritor Dámaso Alonso junto a algunos de los profesores del centro tras una conferencia que impartió en el curso 1967-68 y documentos sellados en los diferentes regímenes políticos.

Los diferentes paneles también exhiben las actividades llevadas a cabo por el centro, las revistas publicadas y los equipos deportivos, además de recordar a los centros delegados que se conformaron tras la apertura del Carreño Miranda, como los institutos de Salinas, La Luz, Candás y Pravia. La exposición se podrá ver a partir del lunes en el centro comercial El Atrio.

El acto también incluyó una visita por las instalaciones del Palacio Valdés, donde se conserva la antigua mesa de madera donde se colocaba el tribunal que examinaba a los alumnos. «El examen de acceso consistía en una redacción y en una división. Si no lo hacías bien, no pasabas», explicó José Castro. Los asistentes pudieron recorrer sus antiguas aulas y recordaron viejos recuerdos mientras se reencontraban con antiguos compañeros. «Esto no ha cambiado nada», aseguraba una mujer. El centro también esconde en una pequeña sala bajo el aula de profesores una gran pintura realizada por José María Pérez-Lozau y Martínez que recrea al claustro de profesores del curso 1962-63.