Luanco, Saúl FERNÁNDEZ

Alberto Cortez (Rancul, Argentina, 1940) prefiere que le digan cantor a cantautor. Y si sólo le llaman cantante, contesta con desgana, porque dice que los cantantes son aquellos que sólo interpretan los temas que otros escriben. Los cantores, sostiene Cortez, cantan y componen, un trabajo completo de devoción al escenario. Cortez se subirá mañana, a las nueve de la noche, al escenario del Museo Marítimo, el teatro de la Mar de Luanco, e interpretará sus canciones de siempre y sus temas de ahora, un repaso a más de cuarenta años de escena, de versos y canciones. Es el penúltimo acto del programa de invierno y primavera: el próximo 7 de junio se homenajeará al cantante luanquín Toño Carreño, una noche de recuerdo en la que grabará su primer disco, después de décadas.

-Mañana está en Luanco.

-Será un concierto totalmente acústico porque lo que yo hago no necesita de gran parafernalia. Ya sabe, la parafernalia sólo se necesita cuando lo que se pretende es un gran espectáculo con un orquestón y unas mujeres que bailan. Pero lo que prefiero es la voz. Soy un cantor.

-¿Las canciones de siempre?

-Las canciones de siempre, las canciones que el público quiere escuchar de Alberto CortezÉ Pero, también, iré desgranando cosas nuevas que he escrito últimamente. ¿Sabe? Voy con un pianista muy joven, de apenas 20 años, que me acompaña como una delicia.

-¿Cómo se llama?

-Patricio Peña. Es espléndido.

-No lo dudo. Por cierto, usted es muy conocido en Asturias.

-Hace tantos años que actúo en Asturias que se me pierden los escenarios en la memoria. He estado en Oviedo, en Gijón y, si mal no recuerdo, la última vez fue en Avilés.

-Viene de Miami.

-El concierto que presentaré en Luanco, de hecho, va a ser el mismo de allá, que fue muy grande.

-Porque hacía dos décadas que faltaba, ¿no es eso?

-Sí, veinte años de exilio por culpa de los cubanos de La Florida, que me hicieron el vacío porque un día fui a Cuba y ellos me acusaron de haber querido tocar para Fidel.

-Y, de eso, nada, ¿no?

-Claro, de eso, nada. Lo primero, porque Castro es sordo.

-Vaya.

-Ya le digo, querían quemar los teatros en los que actuaba. Por eso, cuando me invitaban a regresar a Miami, decía que no, que el empresario no tenía la culpa del malestar que podía producir a los del exilio. Fue un regreso triunfal del cantor aquel que había llenado el Marine Stadium, el músico cuyas canciones salían por la radioÉ Pero esto que le cuento no me pasaba sólo a mí, también a SerratÉ

-¡Qué público!

-Incomprensiblemente bravoÉ

-¿Y eso?

-Dígame, ¿qué puede hacer un cantante por una revolución?

-Ya me dirá.

-En Cuba me he encontrado uno de los mejores públicos y, ya le digo, nunca un político se ha acercado al camerino, nunca me han venido a saludar después de un conciertoÉ

-¿Qué tal sienta un «Grammy» en la mano?

-Me emocionó, nunca he creído en los premios, porque, por lo general, celebran intereses comerciales y no artísticos. Resulta que yo era miembro de la Academia esta de los «Grammy», que me mandaban listas enormes y me pedían el voto. Por esta prevención de la que hablo nunca votaba. Cuando fui a Las Vegas me dijeron que el premio que me concedían era a la excelencia musical, a una larga carrera. Por eso, me sentí muy orgulloso.

-Se define como cantor.

-El cantor no sólo canta, también escribe.

-Eso es un cantautor.

-Pero es una palabra espantosa, por eso prefiero lo de cantor.

-¿Cómo va su literatura?

-La gente me pregunta dónde pueden encontrar mis libros y es que muchos de mis editores han desaparecido.

-¿Y eso?

-Mire. «Equipaje» salió en un editorial chilena que terminó siendo absorbida por Planeta. Y nunca más sacó el libro. Pasó lo mismo con «Almacén de almas», que saqué en Emecé, la misma que Borges. Yo decía eso, que publiqué donde BorgesÉ Pero, claro, la editorial terminó absorbida por Planeta. Todo lo absorbe Planeta. Ahora he preparado «Alberto Cortez por los cuatro costados», que es una compilación de todos mis libros, pero son 536 páginas.

-Lleva cuarenta años en la escena.

-Y los años se notan, aunque no la vozÉTambién es verdad que las condiciones físicas ya dejan marcas. Me canso mucho, me siento en el escenario. ¿Pero qué le vamos a hacer? Ya vamos teniendo una edad que reclaman su presencia.

-¿América o España?

-América, América. España es muy cruel con sus artistas. Vivimos un momento de «exitismo» de la música. Todos los días aparecen nuevos cantantes y yo desde hace quince años no canto en televisión. Hoy todo es el «Chiki-chiki».