M. MANCISIDOR

La Casa Larrañaga de Avilés es más que un moderno heredero de los antiguos asilos. El centro que dirige José Gutiérrez atiende a ochenta y cinco ancianos, a los que ofrece asistencia integral (sanitaria y social), un trabajo que los profesionales del centro compaginan con labores de investigación geriátrica, una rama científica apenas explorada en España. Entre 1999 y 2001, el equipo de Gutiérrez recibió una beca «Mapfre Medicina» por su primer ensayo. Desde entonces, la investigación epidemiológica y los ensayos clínicos han sido una prioridad para este colectivo. Tanto es así que, a día de hoy, el centro es uno de los cinco españoles -públicos y privados- elegidos para participar en un estudio europeo sobre el tratamiento de la enfermedad de alzheimer en un estadio grave.

«Para nosotros es un orgullo que nos hayan incluido en este estudio junto al Hospital Gregorio Marañón u otros centros del País Vasco o Cataluña. Se trata de un proyecto interesante que está en fase avanzada y que consiste en el tratamiento de la enfermedad de alzheimer grave en el marco de una residencia para la tercera edad. Se aprovecha, además, para evaluar la eficacia de un medicamento llamado Galantamina», explicó José Gutiérrez, quien avanzó que una de las principales conclusiones fue que de los 407 enfermos que participaron, los que tomaban Galantamina presentaron menos deterioro cognitivo que los que tomaban placebo.

La Casa Larrañaga está diseñando, coordinando y ejecutando un segundo estudio sobre las demencias en los centros residenciales para la tercera edad del Principado de Asturias en colaboración con la asociación de centros geriátricos del Principado de Asturias y el ente autonómico ERA. «Tratamos de conocer las causas de ingreso de nuestros mayores en los geriátricos y hemos detectado que antes llegaban por problemas sociales y, ahora, por males sanitarios. La mayoría sufre enfermedades incapacitantes como fracturas de cadera, trombosis cerebral y demencia en fases evolucionadas», explicó Gutiérrez.

En esta investigación -precisa el director de Casa Larrañaga- participan siete centros de la región y alrededor de novecientas personas. Además de analizar por qué ingresan en los geriátricos, los profesionales avilesinos han detectado, a falta de resultados definitivos, que los ancianos que ingresan en centros privados son más viejos y padecen más enfermedades, mientras que los que ingresan en centros públicos son más jóvenes, sufren más alteraciones y consumen psicofármacos. «Un paciente incapacitado físicamente requiere mucha atención por parte de personal auxiliar y uno con alteraciones de conducta requiere más cuidados sanitarios; este estudio, del que tendremos datos a finales de año, nos permitirá saber qué tipo de pacientes tenemos», añadió José Gutiérrez, quien, una vez que finalice esta investigación, tiene en mente iniciar un nuevo estudio sobre cómo tratar en una residencia aspectos legales como el testamento vital o las últimas voluntades.

Hasta entonces, el centro, que próximamente ampliará sus instalaciones en José Cueto, seguirá adelante combinando la asistencia con la investigación geriátrica. A día de hoy, el centro atiende a 85 ancianos y cuenta con 38 profesionales. «Nuestra intención es seguir en esta línea y avanzar en la investigación ya que los avances científicos son también prácticos», concluyó el gerente del Grupo Larrañaga.