E. CAMPO

Fueron a trabajar como cada día a la Fábrica de Ácidos de San Juan de Nieva y nunca regresaron a casa. El turno de mañana, formado por 17 trabajadores, fue víctima de la represión posbélica y sus familiares esperaron en vano verlos entrar por la puerta de su domicilio. Este episodio, uno de tantos que regaron de sangre la comarca avilesina, sale ahora a la luz, gracias al libro «El Castrillón de la II República y de la guerra civil», que se presentará en los próximos días. Se trata de un trabajo realizado por Pablo Martínez y Rubén Chimeno, que recibieron en 2004 la beca de investigación de Castrillón y que concluyeron el estudio el año pasado.

El dramático suceso comenzó el 4 de febrero de 1937, día en que un destacado falangista de la comarca avilesina descubrió que en la Fábrica de Ácidos de San Juan de Nieva, que dependía de la Real Compañía Asturiana de Minas, se escondían dos fugados comunistas. Allí parte de la plantilla los mantenía ocultos y les proporcionaba sustento. Se produjo una redada, con la participación de falangistas, autoridades y Guardia Civil, con un resultado funesto, ya que uno de los fugados sacó una pistola y mató a uno de sus perseguidores; otro quedó malherido.

En revancha, todos los trabajadores de la fábrica, sin que se tuviera en cuenta su implicación en los hechos, fueron conducidos a la Quinta de Pedregal. Según cuenta Pablo Martínez, a algunos de los obreros los fueron incluso a buscar a casa. El resto del relato tiene sonido de fusil, ya que después fueron llevados a descampados para acabar con su vida. Verdicio, La Lloba y el Pinar de Salinas son los lugares en los que, con mayor probabilidad, se enterraron sus cuerpos. La cifra de la que hablan los autores en su estudio es de 17 desaparecidos; de 14 de ellos tienen las identidades.

Pudieron, incluso, contactar con el hijo de uno de los protagonistas de aquella jornada trágica. María Ángeles Ovies, nieta de uno de los fusilados, publicó recientemente un libro de poesía rememorando estos hechos. Y Pablo Martínez y Rubén Chimeno entablaron también contacto con la hermana de otro de los fallecidos, residente en Barcelona.

Rastrear este episodio de la Fábrica de Ácidos no resultó fácil para los investigadores, que pasaron muchas horas buscando en los archivos civiles y enriquecieron después los datos con las fuentes orales de familiares de las víctimas. Además, contaron con el apoyo de la asociación Todos los Nombres.

«Estos episodios de represión irregular fueron muy frecuentes entre el 21 de octubre de 1937 y principios de 1939», cuenta Pablo Martínez. El cometido de estas acciones era «atemorizar y asesinar a la población». La represión fue, afirma el investigador, «brutal», y eso explica la reticencia de muchas personas de contar, todavía hoy, lo que vivieron entonces.

El libro «El Castrillón de la II República y de la guerra civil» no se centra únicamente en estas cuestiones, sino que aborda desde la perspectiva histórica los asuntos más importantes del período: economía, sociedad, turismo, educación, relaciones entre la Iglesia y el Ayuntamiento, cómo se vivió la guerra civil y, finalmente, la represión, tanto la republicana (que siega la vida de medio centenar de personas) como la de los vencedores de la contienda, que arroja la cifra de 70 desaparecidos y más de 70 condenados a muerte en un total de 150 juicios sumarísimos. A los 17 trabajadores del turno de mañana de la Fábrica de Ácidos de San Juan se les negó hasta la oportunidad de un juicio.