F. L. J.

La tarifa G4 para grandes consumidores surgió en España hace años, cuando los precios de la electricidad eran todavía muy elevados en comparación con otros países. El Ministerio de Industria estableció entonces una fórmula de bonificaciones que beneficia sobremanera a aquellas empresas que, por el sector al que pertenecen, soportan facturas energéticas muy altas. Dicho sistema no es exclusivo de España, pues todos los países industrializados lo aplicaron en uno u otro momento.

Según datos de la Comisión Nacional de la Energía, este grupo de empresas con facturas eléctricas bonificadas está integrado en la actualidad por cinco suministros a otras tantas compañías fabricantes de aluminio, cinc electrolítico y acero. Estos consumidores obtienen el menor precio de todo el sistema, 2,87 céntimos por kilovatio hora, un 32 por ciento del precio medio (8,96 céntimos de euro por kilovatio hora). En términos unitarios medios su potencia facturada es de 224.336 kilovatios hora, su consumo de 1.917 gigavatios anuales y su factura anual es de 55 millones de euros. En términos globales, este grupo privilegiado de consumidores representa el 0,85 por ciento de la potencia contratada en España y el 5,51 por ciento del total de energía consumida a tarifa.

Los sectores de la siderurgia, del aluminio y del cinc son los que, junto al transporte ferroviario, acaparan el mayor consumo de electricidad en España. Es por eso que el precio del kilovatio es determinante en el coste final de sus productos. En el caso de la siderurgia asturiana, el tren de bandas en caliente (TBC) de Arcelor y las diferentes líneas de laminación en frío son los mayores devoradores de electricidad.