Saúl FERNÁNDEZ

Como una estrella del deporte, Paulo Coelho salió anoche a la escena del teatro Palacio Valdés cual si fuera un delantero centro en la final de fútbol. De forma inmediata se cubrió de los aplausos de todos los que cabían en el odeón local, que está más acostumbrado a la discreción de las estrellas patrias cuando lo que ponen es teatro y no a una entrevista espectacular, que era lo que tenía preparado ayer y que es con lo que cumplió el Centro Niemeyer, de la mano de Jesús Quintero, «El loco de la colina», y del mismo Coelho, en la celebración de sus veinte años dedicados a la alquimia.

Unos ochocientos pares de palmas dieron la bienvenida a la estrella literaria más celebrada y misteriosa del momento. Embutido en luto riguroso, aunque con una gran sonrisa, agradeció el cariño e, incluso, las fotos de las cámaras compactas. Y también las de los móviles -«sin flashes, por favor, sin flashes», pedía la organización a los espectadores un poco hinchas-. Y es que Paulo Coelho es todo él un equipo de fútbol: con sus forofos, con sus fichajes, con todo el dineral que mueve.

Jesús Quintero se encargó, unos minutos antes de dar entrada a Coelho tras unos pocos aplausos -«si me conocieran no me aplaudirían», dijo- y después de la misma música de los «Ratones coloraos», su programa de Canal Sur, de introducir a la superestrella en el meollo. «Queridos semejantes, no soy dado a las alabanzas ni a colgar cruces en la solapa. Voy a cantar una canción y luego me iré. Hoy celebramos los veinte años de "El alquimista", una novela que se publicó en Brasil en 1988 y que ha convertido a Paulo Coelho en el fenómeno literario más importante de la historia». Con ustedes, pues, el novelista de celebración». Aplausos, silbidos, para jalear a la superestrella. «Para mí, tan importante es su obra como su vida». Y, después de una hora larga cortada en pleno apogeo por Coelho sobre todo, los dos protagonistas hablaron de la vida del brasileño.

-Señor Quintero, voy a entrevistarle yo a usted -dijo Coelho, ya acomodado en el escenario-. He leído en un periódico (LA NUEVA ESPAÑA, ayer mismo) que usted dijo de mí que era un perro verde. ¿Qué es un perro verde?

Quintero, entonces, le explicó lo de las rarezas: hippy, en la droga, en el manicomio, en la cárcel. Y de ahí saltó a «una pregunta romántica».

-Con cien millones de ejemplares vendidos, ¿a usted, cuánto le queda?

-Bastante, respondió el interrogado.

Pese al volumen de recaudación, Quintero, más serio, preguntó por los años hambrientos de Coelho, que el novelista negó que hubieran existido.

-¿Por qué estuvo en la cárcel?

-Era el tiempo de la dictadura, cuando ya se había detenido a guerrilleros, terroristas; lo que necesitaba el Gobierno era un enemigo nuevo. Y así fue que me encarcelaron.

-¿Y por qué se volvió usted loco?

-El «Loco de la colina» no soy yo -se evadió.

-Le ha tocado ser el cuerdo, -repuso Quintero,

-Hay que mantener la locura controlada. Hay una locura de vivir que se siente sin tener la necesidad molestar al otro -volvió a evadirse.

Visto el resultado baldío de lo personal, Quintero tiró por lo literario.

-¿Por qué se duda de los autores best seller?

-Me parece natural. Se piensa que la cultura es eso que sólo existe para los elegidos.

-Algunos compran sus libros como autoayuda.

-No es verdad... Si lo fuera estaría con el uhmmmm... -y fingió meditar.

Así que lo siguiente que faltaba era lo evidente:

-¿Le gustaría ganar el premio «Príncipe de Asturias»?

-Claro.

-¿Espera que se lo vayan a dar?

-No sé.

La duda anoche, no sólo en este asunto, resultó un tema muy reiterado.

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«Me parece natural que se dude de los autores de best sellers, se piensa que la cultura sólo existe para los elegidos»

«Claro que me gustaría ganar el "Príncipe de Asturias", pero ni siquiera sé si espero que me lo vayan a dar»

«Hay que mantener la locura controlada, hay una locura de vivir que se siente sin tener la necesidad de molestar al otro»

«Cuando ya se había detenido a guerrilleros, a terroristas, lo que necesitaba el Gobierno era un nuevo enemigo, y así fue que me encarcelaron»