Tina Fernández Prendes y Mina, pioneras de la fotografía en Avilés

Mina, una de las pioneras de la fotografía en Avilés, retratada en una jornada de campo.
Existe una fotografía en la que aparece la pintora Obdulia García trabajando en un taller al lado de una escultura. Dicha fotografía fue realizada por Tina Fernández Prendes y aparece recogida en la magnífica biografía de la pintora que publicó en el año 2000 Ramón Rodríguez, dentro de la colección Arcos, «posando en el aula de modelado en actitud de tal para la fotógrafa Tina Fernández, una de las más consideradas en aquellos momentos en la villa y participante habitual en las muestras de arte avilesino».
Esta fotógrafa comienza a participar en las exposiciones de arte de Avilés en 1926, como única mujer con obra fotográfica expuesta. En 1928 vuelve a participar en otra exposición al lado del fotógrafo avilesino José Espolita. Además de participar en las citadas exposiciones, Tina Fernández Prendes colabora también en los años veinte en la revista local «El Bollo», que se editaba anualmente con motivo de las fiestas. Aparecen fotografías de la artista en los números correspondientes a los años 1925, 1926, 1927, 1928, 1929 y 1930. Se trata de fotografías de una gran creatividad: en ellas aparecen paisajes urbanos de Avilés, vistos desde una perspectiva muy moderna. El especial tratamiento de la luz es un elemento fundamental en sus obras. Tina Fernández Prendes tenía además un estudio fotográfico en Avilés, en el que trabajaba. Es común encontrar en el reverso de las antiguas fotografías familiares de la época el sello del estudio «Tina».
Otra fotógrafa avilesina que vivió su juventud en esta época es Carmina García Varela, más conocida como «Mina, la fotógrafa». Provenía de una familia económicamente acomodada; este dato es relevante, ya que acceder al mundo de la fotografía no estaba al alcance de cualquiera en esta época, debido al elevado coste de los materiales. Comenzó muy joven a ejercer de fotógrafa y desde entonces esa habría de ser para siempre su profesión y su pasión. En aquel momento no eran muchas las mujeres asturianas que elegían esta disciplina como profesión; sin embargo, quienes la elegían hacían de ella una forma de expresar su visión del mundo.
Las fotógrafas que, como Mina, fueron testigos de momentos tan duros como la guerra civil española no pudieron dejar pasar la oportunidad de ofrecernos a través de sus fotografías la impronta de sus miradas, miradas femeninas que suelen atender de manera prioritaria a los sucesos de la vida cotidiana, a aquello que para otros fotógrafos ocupa un segundo plano, miradas femeninas que prefieren a las personas antes que a los grandes personajes. Mientras en Madrid la fotógrafa húngara Kati Horna retrataba a los niños de la guerra para que el mundo no mirara hacia otro lado, en Avilés Mina describía los horrores de la violencia en su lado más cruel. Su trabajo era aprovechado por los medios de prensa locales para dejar constancia de lo que estaba sucediendo. Así lo recuerda ella misma en una entrevista que le fue realizada pocos años antes de morir y que Fernando Allende recoge en la revista «El Bollo» del año 1998:
«Recuerdo que una vez hice una fotografía en la calle de La Cámara con nueve cadáveres que habían quedado tendidos en el suelo después de la explosión de una bomba. Luego el director de "La Voz de Avilés" me pidió el negativo y la sacaron en primera página. Por aquella época yo tenía una cámara mexicana que llevaba incorporado un telémetro y los fotógrafos de Avilés no sabíamos para qué servía aquello».
Durante la contienda fueron numerosos los bombardeos del bando franquista sobre la ciudad y los destrozos alcanzaron edificios tan representativos como el propio Ayuntamiento. Estos días convulsos quedaron grabados de forma indeleble en el recuerdo de la fotógrafa. En esta entrevista recuerda otro duro momento presenciado por ella en los meses que Avilés vivió la guerra civil:
«Recuerdo, cuando tenía veinte años, un domingo que caminaba por el parque del Muelle. Hacía sol. Por aquella época estaba en San Juan un bombardero llamado "El Cervera". Eran aproximadamente las doce; se vio una perdigonada lanzada desde el buque de guerra y una pareja de novios que cayó al suelo. El obús tropezó con una piedra y voló en pedazos matando a los dos jóvenes».
En esa ocasión la fotógrafa no pudo dejar testimonio gráfico de este doloroso hecho; no obstante, su buena memoria le permitió relatar este suceso, que ella misma presenció. «El Cervera» era un bombardero franquista encargado de controlar la salida de embarcaciones hacia la zona republicana o hacia el exilio. Episodios como el narrado por la fotógrafa sucedían a menudo. Compaginar las tareas diarias con las tragedias cotidianas debió de ser una dura experiencia para la población avilesina que vivió la guerra civil. Al llegar el bando franquista el 21 de octubre de 1937 con el propósito de «liberar Avilés», Mina vería reforzado su papel como testigo del horror. El nuevo régimen reclama su colaboración como fotógrafa y de este modo presencia la dura represión ejercida en la ciudad a partir de la citada fecha:
«Recuerdo que pasó un batallón de los nacionales y algunos días más tarde me llamaron para que fuera a hacer unas fotos al cementerio de La Carriona. Tuve que sacar fotografías a una pila de cadáveres a las doce de la noche, utilizando el magnesio como flash. Eran rojos y estaban irreconocibles. Tenían que limpiarles las caras para que los retratara. Hay que reconocer que aquella guerra fue terrible y, a la hora de la verdad, hubo tantas barbaridades por un bando como por el otro».
La fotógrafa se atreve a relatar en esta entrevista los sucesos acaecidos durante la represión franquista en el cementerio de La Carriona, de los que ella misma fue testigo: «Hasta hace pocos años, en la parte más antigua del cementerio se encontraba un árbol rodeado con una pequeña verja circular, en cuya corteza todavía se conservaban los impactos de las balas. La gente mayor solía dejar flores entre las grietas del tronco. Cerca de este árbol se encontraba el muro donde se cree que se realizaban los fusilamientos». El testimonio de la fotógrafa es realmente valioso, pues de lo que allí sucedió sólo nos han llegado comentarios indirectos. Se dice que se fusilaba en la noche a muchas personas de Avilés que habían defendido la República pero, como es comprensible, ni víctimas ni verdugos han podido ofrecer un relato directo.
La prensa local de los años 1936 y 1937 se encuentra desaparecida, a excepción de algunos ejemplares en colecciones particulares. Por lo tanto, es difícil localizar los periódicos donde debieron aparecer las fotografías, realizadas por Mina en los últimos meses de 1937.
Sería muy importante para la historia de las mujeres de Avilés, e incluso para la historia local de manera general, poder completar la memoria gráfica de Avilés en el periodo de preguerra y en la guerra civil recuperando la aportación de fotógrafas como Tina Fernández Prendes o Mina, aunque ello implique realizar una búsqueda casi arqueológica de cada una de las fotografías.
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