Saúl FERNÁNDEZ

De izquierda a derecha, José Manuel Varela Alonso (PSOE), Luis Esteban Alcalde (UCD), Modesto Llaneza (PSOE), Pedro García García (PSOE), Jesús Manuel Rodríguez García (PSOE), Francisco Flaquer Bueso (PSOE), Santos Verduras Alonso (UCD), Manuel Ponga Santamarta (alcalde, PSOE), José Luis Rodríguez Escalada (UCD), Ricardo Fernández Suárez (UCD), César Zardaín González (interventor), Julio Scheilch Fernández (UCD), Laura González Álvarez (PCE), Nelly Fernández Arias (PSOE), Pilar Huerta Fernández (UCD), Ramón Arbesuk Fernández (UCD) y Manuel González Rubio (UCD). Por UCD no asistieron Manuel Antonio Díaz Valdés y María Mercedes Álvarez Saldaña. Fallecieron Antonio Suárez Estrada y Adolfo Díaz Arias. Por el PSOE faltaron Ángeles García Pascual, José Luis Cuartas, José Martínez Pérez y Álvaro Álvarez. Falleció Alberto Arias. Del PCE se echaron en falta a Manuel Quintero, Roberto Sánchez Ramos, «Rivi», Miguel Ángel Iglesias y Alejandro Rodríguez Montes.

Hubo una vez en que los alcaldes sólo rendían cuentas a los gobernadores civiles de la provincia y no a sus vecinos. Hubo un tiempo en que el Alcalde se encerraba en su despacho y montaba su ciudad según las órdenes que recibía de despachos que estaban en otras ciudades. Era el tiempo del dictador Franco. Tras el Caudillo, Adolfo Suárez, Santiago Carrillo, Felipe González y Manuel Fraga -enlace vivo con el antiguo régimen- comenzaron a tejer un encaje de bolillos para devolver a sus propietarios lo que las armas les habían arrebatado, es decir, la democracia. Han pasado treinta años de las primeras elecciones en los municipios. Tres décadas que en Avilés tienen cinco nombres propios: Manuel Ponga, Santiago Rodríguez Vega, Agustín González y, ahora, Pilar Varela. El quinto, el ganador en los comicios de 1979, Ricardo Fernández Suárez, dirigió el navío que se había quedado sin dueño entre 1976 y 1979. La primera Corporación democrática se reunió ayer para comer, para celebrar el inicio del camino y echar la vista atrás.

Ricardo Fernández Suárez fue el último de una época y el que se adentró en la siguiente. Llegó al Ayuntamiento tras haber ganado las elecciones convocadas en el Tercio Sindical, uno de los grupos en los que se dividían, cuando Franco, las corporaciones municipales. Fernández Suárez fue primer teniente de alcalde de Fernando Suárez del Villar. «Me nombraron alcalde en febrero de 1976, cuando Franco había muerto en noviembre del año anterior», recuerda ahora. «No me nombró el gobernador civil, salí del acuerdo de la Corporación», añade. «Me tocaron los años de la transición», explica. Procediendo de donde procedía, Ricardo Fernández encabezó la lista de la UCD (Unión de Centro Democrático, coalición liberal a cuyo frente estaba Adolfo Suárez). Y ganó las primeras elecciones democráticas, las de 1979. Si no fue alcalde electo fue porque Manuel Ponga (PSOE) y Manuel Quintero (PCE) lograron un acuerdo de legislatura, el primer encuentro de la izquierda avilesina en estas tres décadas democráticas.

«Me tocó gestionar cuatrocientos millones de pesetas y, pese a la escasez, comenzaron el pabellón de La Magdalena, los polideportivos de La Luz y de la propia Magdalena, la Biblioteca de La Luz, el Centro de Formación Profesional de Valliniello, el de Adultos de San Cristóbal...», recuerda Fernández, con 80 años a sus espaldas, con un largo currículo que completó siendo diputado provincial, consejero de la preautonomía, diputado regional... «En 1995 el PP me propuso encabezar la candidatura que ganó Agustín González, pero dije que no, que yo ya había cumplido mi etapa», añadió.

Manuel Ponga fue el alcalde de los cinco parques en los cinco barrios, el cinturón verde de Valliniello, el primero que tomó conciencia de lo que suponía el peso sobre Avilés de la etiqueta que señalaba al concejo como «la ciudad más contaminada de Europa», aunque ahí sigue. Y es que la normativa que la impuso está obsoleta. Ponga presidió la Comisión de Medio Ambiente de la Federación de Municipios y Provincias, en una época en la que el medio ambiente era cosa de otros países. «Pasamos de la ciudad más contaminada de Europa a la de más parques de España», asegura. Pero también fue quien inició los trámites para recuperar el teatro Palacio Valdés, consumido por el tiempo. Fue el que fundó la Escuela de Música que devino en Conservatorio, el que inició la obra de la Casa municipal de Cultura, que ya cumple dos décadas. «Pero hay que olvidar eso de buscar quién hizo qué, porque a fin de cuentas todo es obra de un equipo que eligieron los ciudadanos».

Manuel Ponga fue alcalde de 1979 a 1983 con el apoyo del PCE. De 1983 a 1987, con el tirón de Felipe González en Madrid, gobernó con mayoría absoluta. En 1987 volvió a vencer la candidatura de Ponga, pero un año después el ministro del Interior de por entonces, José Luis Corcuera, lo nombró delegado del Gobierno en Asturias. Y Santiago Rodríguez Vega tomó el relevo.

La mitad de estos treinta años democráticos corresponden a Vega. Las primeras elecciones en las que venció fueron las de 1991. Las siguientes, las de 1995, fueron para el PP. En 1999 recuperó el bastón de mando que revalidó en 2003, con el apoyo, de nuevo, de IU. Y Manuel Peña (PP), ganador de las elecciones, se quedó con un palmo de narices. El matrimonio de la izquierda ha sido siempre de conveniencia, siempre ha estado en crisis eterna. Y así sigue en esta legislatura, la primera de Pilar Varela, que aguanta el empuje de la ejecutiva de su partido, partidaria del divorcio.

Cuando Santiago Rodríguez Vega se para a contemplar su estado descubre tres hitos que transformaron la ciudad de arriba abajo: «Se recuperó la ría, se recuperó el casco histórico y se recuperó el futuro», asegura ahora, con el sosiego que da la «jubilación de la política». «El modelo industrial que había guiado a Avilés se cayó con la reconversión de los noventa y era preciso encontrar un nuevo esquema. Primero fue aquel del Avilés 2000 y ahora está el Centro Niemeyer», comenta.

Agustín González ha sido, por el momento, el único candidato presentado por el PP capaz de gobernar Avilés. Manuel Peña, en 2003, ganó, pero el acuerdo de la izquierda se llevó su ímpetu. En la cuenta de resultados de González, según explicó, está la sociedad de gestión de los terrenos excedentes de Ensidesa, el paso siguiente a la reconversión industrial. «Fue un punto de inflexión en la búsqueda de la nueva centralidad que personaliza el Niemeyer», comenta.

Rodríguez Vega no se presentó en 2007. La candidata final fue Pilar Varela, después de que Belén Fernández, la actual viceconsejera de Medio Ambiente, diera calabazas al PSOE. Apenas han transcurrido dos años. Pero Pilar Varela marca un hito en su etapa de gobierno: «El 12 de abril de 2008 comenzaron las obras del Centro Niemeyer, las guías por donde debe crecer la ciudad son distintas a las de la ciudad de la reconversión», apunta.

Quedan cosas por hacer, pero la ciudad de hace tres décadas está irreconocible. El futuro, según los ex alcaldes, puede estar en una auténtica mancomunidad de servicios.