La Callezuela (Illas),

Elisa CAMPO

Aquel lema de «ocalitos non» que se convirtió en grito de guerra de los ecologistas asturianos hace dos décadas ha encontrado arraigo en el concejo verde de la comarca avilesina. Illas, que acaba de aprobar su Plan General de Ordenación Urbana, ha declarado «especie non grata» al eucalipto, que no podrá expandirse más allá de lo que ya está en los montes del municipio. Las fincas que están dedicadas a este cultivo podrán seguir destinadas a él, pero el polémico árbol estará vetado en el resto, según explica el alcalde de Illas, Alberto Tirador (IU).

De la superficie arbolada de Asturias, que se extiende aproximadamente a lo largo de 300.000 hectáreas, más de una cuarta parte está dedicada a los bosques de eucalipto, cuya madera es una de las especies forestales con mayor interés comercial en Asturias, junto al pino y el castaño. Las tres especies suman casi 160.000 hectáreas forestales en la región. Sin embargo en la franja costera asturiana el eucalipto es, prácticamente, monocultivo. Basta echar un vistazo a los montes de Illas para comprobar la verdad de esa afirmación. Las manchas de verde oscuro características de este árbol dominan la práctica totalidad de las masas boscosas.

«Existe una gran preocupación entre los propios vecinos por el monocultivo del eucalipto», asegura Tirador. Los propios escolares del concejo reclamaron, en una visita al Ayuntamiento, que se frenara la difusión de los eucaliptos. Esta inquietud vecinal, sumada a la de sus representantes en la Corporación, dio sus frutos en forma de normativa que restringe los usos forestales. «No permitiremos el cambio de uso de las parcelas. Las fincas que no son de uso forestal sólo pueden pasar a serlo si se destinan a especies autóctonas», explica el Alcalde. Además, se imponen fuertes restricciones respecto a la cercanía a los núcleos y caminos para reforzar el cerco al eucalipto.

«Las masas de eucaliptales son inmensas, mientras que se ven muy poco otros tipos de árboles», señala Tirador con preocupación. La dirección general de Montes ya recibió una comunicación por parte del Ayuntamiento para que tenga en cuenta las normativas de Illas a la hora de conceder permisos de usos forestales. Por el momento el concejo puede felicitarse por haber conseguido una plantación de castaños en una parcela que su propietario quería destinar a eucaliptos. El Ayuntamiento le facilitó los plantones, que ya arraigan en el valle de Illas.

No es la primera vez que Illas es noticia por los planteamientos ecológicos que en otros concejos pasan sin pena ni gloria. Así, fue muy comentado su «blindaje» contra las grandes urbanizaciones y la industria. La filosofía del Ayuntamiento illense es que la crisis actual se debe en gran medida a que el urbanismo fue el motor económico del país y eso estaba condenado a fracasar: su alternativa es la del desarrollo unido a la conservación, al medio ambiente y a la defensa de lo rural.

El eucalipto, una especie procedente de Australia, se extendió por los bosques asturianos en las décadas centrales del siglo pasado. Su éxito vino avalado por su rápido crecimiento, que permite vender la madera en sólo diez o doce años después de plantar los árboles. La cara negativa de la moneda es el desgaste que hace de los suelos, ya que extrae gran cantidad de nutrientes para permitir el rápido crecimiento. Además acidifica los suelos, y el terreno asturiano, sobre todo el de la mitad occidental, ya es ácido de por sí. Las talas ocasionan graves procesos de erosión, ya que se realizan de forma indiscriminada, y habitualmente los montes están en pendiente. Por todas estas razones hay expertos que acusan al eucalipto de «esquilmar» la costa asturiana. Su acción negativa supera estas consideraciones ya que, según sus detractores, empobrece la biodiversidad. Gran parte de la fauna asturiana ha sido incapaz de adaptarse a este nuevo hábitat.