Actor, participa en «La cena de los generales», el viernes en el teatro Palacio Valdés

Saúl FERNÁNDEZ

Luis Muñiz (Santiago del Monte, Castrillón, 1979) vuelve esta semana al teatro Palacio Valdés. El próximo viernes se subirá a las tablas avilesinas para representar «La cena de los generales», lo último del dramaturgo José Luis Alonso de Santos, lo penúltimo del prestigioso director de escena Miguel Narros, que le dio el papel de italiano libidinoso en la tragedia «El beso de Judas», de David Hare.

-Otra vez Narros.

-Me llamó, me dijo que tenía un papel para mí y me mandaron el texto. Pensaba que era para otro personaje, pero al final era el del cura de las dos Españas, un personaje que escucha, una manera de hacer teatro, desde luego, más que interesante.

-...Después de «El beso de Judas», los últimos días de Oscar Wilde.

-Ha sido una suerte poder engarzar las dos obras. Y, sobre todo, trabajar para Faraute. Fueron unos ensayos muy duros, me costó bastante dar forma al personaje, pero desde entonces ha ido creciendo y creciendo... y aquí estoy, aprendiendo cada día más.

-El teatro Español de Madrid le espera con las puertas abiertas.

-Será en septiembre. Quizás también salga Barcelona. Después de Avilés, el domingo, estaremos en La Laboral. Y los próximos días 3 y 4, en el Campoamor. -Y eso que estamos en crisis.

-Aunque dicen que en el teatro se viven buenos tiempos.

-¿Ah, sí?

-Lo dicen, aunque yo no lo sé con seguridad. Viendo las salas de Madrid, que es donde vivo, pues sí, aunque podría ir mejor.

-¿Cómo se metió a actor?

-Fue en el colegio Campiello, en Piedras Blancas. Había un profesor, Francisco Hernández, con el que montábamos a Lorca, a Arrabal, para el fin de curso. Antes del instituto, hicimos un espectáculo sobre Miguel Hernández. Lo llevamos a Secundaria. Mi padre me vio y me animó a seguir en la escena. Y me fui a Madrid.

-¿Cómo se vive del teatro?

-Es una lucha del día a día. Es un mercado. Hay que conocer a mucha gente, pero mi sueño es poder trabajar y vivir en Asturias.