E. CAMPO

La Autoridad Portuaria de Avilés negocia destinar el espacio de la vieja rula a actividades náutico-deportivas, una vez que la actividad pesquera ya se trasladó a la nueva lonja. El presidente del Puerto, Manuel Docampo, explicó que se están buscando alternativas para recuperar las instalaciones inauguradas en 1980 y ahora en desuso, con el objetivo de vincularlas al desarrollo deportivo de la ría. «Sería idóneo un equipamiento deportivo», indicó Docampo. Entre las ideas que se sopesan está la apertura de una escuela de vela, pero también la puesta en marcha de oficinas y restaurantes. «Todas esas alternativas están encima de la mesa», añadió el presidente portuario.

Lo que Docampo espera es que la inversión pública y la privada se sumen para recuperar un nuevo espacio para la ciudad y ampliar así el desarrollo que supuso el paseo de la ría, realizado también por el Puerto de Avilés. La Autoridad Portuaria considera que no se debe demorar mucho en la configuración de los nuevos usos, ya que, cuanto más tiempo se tarde, mayor será el deterioro de las instalaciones. Actualmente, la única inquilina de la antigua rula es la cofradía de pescadores, que sigue ocupando sus oficinas y que recientemente manifestó su deseo de seguir manteniendo allí su sede. Concretamente, tienen la intención de quedarse con el bloque administrativo y con el bar, y restaurar todo el edificio para que esté acorde con el entorno, según indicó el patrón mayor de la cofradía, Gregorio López, el día en que se inauguró la nueva lonja.

El Puerto, por otra parte, adjudicó la construcción del nuevo acceso a los muelles de San Juan y Raíces, una obra por la que competían doce empresas. Finalmente, será Dragados la encargada de ejecutar este proyecto, cuyo presupuesto base de licitación era de 513.890 euros, IVA incluido, y el plazo de ejecución, de cinco meses, que permitirá que la construcción se inaugure antes de fin de año. La estructura tendrá una garantía de 12 meses.

Se trata de una torre inclinada de 24,4 metros de altura máxima, de la que sobresaldrá una marquesina de 22 metros de largo y 8 de ancho. Su diseño está inspirado en las chimeneas de los grandes transatlánticos e incorporará el anagrama de la Autoridad Portuaria de Avilés. La torre no tendrá una función puramente estética, ya que, además de servir para que el personal del puesto de control se resguarde de las inclemencias meteorológicas, en la parte alta de la construcción se instalarán equipos de videovigilancia y protección contra los rayos. Se utilizarán 41.745 kilos de acero y 140 metros cúbicos de hormigón.