gil carlos rodríguez Antiguo presidente del Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas y actual director del Real Instituto Elcano

Juan C. GALÁN

Gil Carlos Rodríguez (Gijón, 1946), es toda una institución de las leyes españolas. Su currículo impone. Ex presidente del Tribunal de Justicia de la Comunidades Europeas, actual director del Real Instituto Elcano y, ha recibido nada menos que cinco doctorados honoris causa, uno de ellos por la Universidad de Oviedo. Co-dirige el curso «La Unión Europea en tiempos de crisis» que ayer se inició en la Granda.

-En 1994 declaró: «Quiero una Europa del ciudadano con una Constitución federal». ¿Se está más lejos de lo que pensaba en aquel entonces?

-Al menos, se está igual de lejos. En el 94 parecía difícil pero uno podía tener más esperanzas. Hoy en día es indudable que el sentimiento generalizado no va en la misma dirección, al menos políticamente. De todas formas, es cierto que en 1994 la Constitución europea tampoco estaba cerca.

-Una situación que puede torcerse aún más con la crisis.

-Con crisis o sin crisis, la Constitución europea, hoy en día, es políticamente inviable. El rechazo al Tratado no tiene que ver con la recesión, porque se produjo antes de que llegara. ¿Cuál será el impacto de la crisis sobre la actitud de los ciudadanos de los países que integran la Unión? Creo que dependerá de si perciben que las medidas que se tomen en la UE son útiles o no para combatir la crisis.

-¿Cree que ha llegado a los ciudadanos la esencia de los tratados constitucionalistas?

-La respuesta es no. A pesar de que el Tratado de Lisboa es fruto de un proceso más abierto que los proyectos anteriores, su esencia no ha calado en el pueblo.

-¿Considera que intentar englobar tanta diversidad como la que ofrece Europa en un sólo espacio convierte a la Unión Europea en una entelequia?

-No, al contrario, la integración de las diversidades de los pueblos europeos puede ser un factor enriquecedor. La Comunidad Económica Europea nació con tan sólo seis miembros porque Gran Bretaña se negó y Europa estaba dividida por el telón de acero. Ahora, en la Unión Europea se integran 27 países. Es un crecimiento significativo. No obstante, la Unión Europea no es un proyecto de integración de un núcleo de países ricos con otros menos ricos. Su vocación es más amplia.

-¿Por qué se piden tantos requisitos económicos para ingresar en la Unión Europea y tan pocos de índole social?

-Los requisitos económicos son exigentes e imprescindibles, pero para ingresar en la Unión Europea no son tan férreos como pudiera parecer. El mejor ejemplo es la última ampliación, donde las exigencias económicas no fueron severas. Por el contrario, si se exigiese también un nivel de desarrollo del estado social muy riguroso, eso acabaría convirtiéndose sería un criterio de exclusión para los países que necesitan del apoyo de la Unión Europea para poder llevar a cabo su desarrollo.