-Desde el inicio de su composición, al Tratado de Lisboa se le ha tachado de tener pocos contenidos sociales, ¿puede ser ese su problema?

-No estoy de acuerdo. El Tratado lleva consigo la Carta de derechos fundamentales y, es más, la amplía en algunos casos. Un ejemplo: he oído expresar a gente cualificada pero con ideología económica liberal, muy liberal, una gran preocupación por los derechos sociales recogidos en la Carta que se incluye en el Tratado. Considero que es un dato significativo. El Tratado podría ser más social, pero decir que lo es poco es una opinión que no está bien fundada.

-La Unión Europea tiene convicción de convertirse en un referente mundial de la libertad pero, ¿es la Unión Europea una sociedad libre?

-No hay sociedad perfecta, pero difícilmente se encuentra en el mundo un lugar donde los derechos fundamentales se respeten tanto como en la Unión Europea.

-¿Detecta violaciones de los derechos fundamentales en algún país de los que integran la Unión Europea?

-No, bien al contrario. Si en algún país se dieran violaciones de los derechos fundamentales de las personas se encontraría con las puertas de la Unión Europea cerradas a cal y a canto. Para ingresar en la Unión se exigen unos requisitos de respeto al estado de derecho que, sin ser extremos, sí son bastante exigentes. Todos los países que ingresan en la Unión Europea tienen, aunque quizá con defectos en algunos casos, regímenes democráticos. En el caso contrario, sería imposible su ingreso.